Hoy publicamos la historia de Gauquelin y su inmenso trabajo que debería ser conocido por cualquier profesional de la Astrología.
El artículo (que es la primera de tres partes) fue elaborado por Geoffrey Dean, científico muy crítico con la Astrología que ha dedicado gran parte de su vida, igual que el propio Gauquelin, a comprobar cuánta realidad hay detrás de las afirmaciones de los astrólogos. A este científico le debemos multitud de artículos y dos grandes obras recopiladoras de todo tipo de investigaciones: ‘Recent Advances in Natal Astrology’ y la reciente publicación de ‘Test of Astrology‘. A aquellos que les interese adquirir este último libro absolutamente recomendable facilitamos cómo proceder: pulsar aquí
A continuación, el artículo:
…………………………………
El trabajo de Gauquelin
1. Una historia breve con fotografías
Geoffrey Dean
«El universo es fantástico, ¿no te das cuenta?»
Michel Gauquelin Planetary Heredity (Herencia Planetaria) 1988:51
Resumen – Hasta su muerte prematura en mayo de 1991, Michel Gauquelin (nacido en 1928) fue el investigador científico sobre astrología más extraordinario del mundo, y sus estudios figuran entre los que mejor se han llevado a cabo nunca. Gran parte de su éxito se debió a Françoise (1929=2007), su mujer, suiza de nacimiento, y colaboradora hasta 1985. Su temprana fascinación por la astrología le llevó a 45 años de investigación que tuvieron como resultado una docena de libros populares (muchos de ellos traducidos a varios idiomas), 30 libros de datos, y aproximadamente 150 artículos científicos. Empleó métodos rigurosos y numerosos ejemplos de cientos o miles de casos. Las pruebas de signos, aspectos, tránsitos y astrólogos fueron negativas. Las pruebas de las posiciones planetarias con respecto al horizonte fueron positivas, pero sólo para profesionales de prestigio, y sólo para la Luna, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Los tamaños del efecto fueron pequeños (habitualmente alrededor de 0,04 expresados como correlación) y de ningún uso práctico. Las pruebas de conexiones planetarias entre padres e hijos parecían positivas, pero el tamaño del efecto fue incluso menor (apenas 0,02) y posteriormente parecía desaparecer, dejando dudas sobre su existencia. El efecto planetario se llamó posteriormente efecto Marte, porque Marte (el planeta vinculado con campeones deportivos) fue entonces el foco de atención. Pero, dependiendo de la posición (había otros nueve), podría haberse llamado el efecto Luna, Venus, Júpiter o Saturno. No había efecto para el Sol, Mercurio, Urano, Neptuno o Plutón, o para gente corriente, como los que visitan a astrólogos. Los efectos planetarios entre profesionales de prestigio se han repetido hasta ahora en un total de 34 estudios de 35, de los cuales 8 son de investigadores independientes. Los resultados negativos de Gauquelin molestaban a los astrólogos, ya que les resultaba difícil explicarlos, y sus resultados positivos molestaban a los escépticos, ya que les resultaba igualmente difícil explicarlos. El resultado fue 45 años de ataques por ambas partes y un legado de rompecabezas incomprensibles tanto para la astrología como para la ciencia. Incluye la propia explicación de los Gauquelin de cómo empezó todo, una explicación no técnica de su enfoque y resultados, incluyendo los resultados negativos, nueve tributos después de su muerte, una bibliografía de los trabajos principales, y nueve fotografías históricas. La parte 2 (un artículo aparte) se ocupa de los temas fundamentales de los artefactos y de cómo se podrían explicar los misterios incomprensibles.
La siguiente relación histórica del trabajo y descubrimientos de los Gauquelin está basada en sus muchos libros y artículos, y en 15 años de correspondencia personal y reuniones. Incluso si está familiarizado con su trabajo, puede interesarle mucho. Aquí “Gauquelin” significa Michel Gauquelin (1928-1991) y “los Gauquelin” significa Michel y Françoise, su mujer suiza de nacimiento (1929-2007) y colaboradora hasta 1985. Los apéndices informan de cómo empezó todo, su enfoque experimental, sus primeros resultados negativos, y extractos de tributos posteriores a la muerte de Gauquelin. La parte 2 (un artículo aparte) se ocupa de los temas fundamentales de los artefactos y de cómo se podrían explicar los misterios incomprensibles puestos de manifiesto por el trabajo de Gauquelin.
Primeros tiempos
Hasta su muerte prematura en mayo de 1991, Michel Gauquelin fue el investigador científico sobre astrología más extraordinario del mundo. Nacido en París el 13 de noviembre de 1928 a las 22:15h, el interés de Gauquelin por la astrología empezó temprano. Cuando tenía siete años se sabía las fechas de cada signo solar. Tres años más tarde, sus padres huyeron al sur de Francia escapando de la ocupación alemana, y allí su padre dentista, Roland Gauquelin, le enseñó cómo calcular una carta natal. A los quince años, de vuelta en París, se saltaba las clases para hojear en la librería de astrología de Chacornac, enfrente de la catedral de Notre Dame. Durante dos años leyó más de cien libros de esta forma, y se mantuvo ocupado escribiendo los suyos propios. Las lecturas de cartas de Michel Gauquelin tenían tanto éxito que sus compañeros de clase le llamaban Nostradamus, el nombre latinizado del profeta del siglo XVI Michel de Notredame.
Pero, ¿eran verdad las afirmaciones de la astrología? No le convencían el éxito de sus lecturas y las opiniones de los astrólogos. Sin embargo, durante 1919-1946, los astrólogos europeos Paul Choisnard, Karl Krafft y Leon Lasson habían publicado por separado encuestas estadísticas con aparentemente resultados positivos. ¿Podía creérselas? Para descubrirlo, Gauquelin empezó a coleccionar y analizar información sobre nacimientos, una actividad que continuaría durante el resto de su vida y que cambiaría el rostro de la investigación astrológica.
En 1946 se matriculó en la Sorbona (famosa sede de las facultades de ciencias y letras de la Universidad de París) para estudiar psicología y estadística, graduándose tres años más tarde, tiempo durante el que continuó analizando las afirmaciones de Choisnard-Krafft-Lasson. En 1952 conoció a Marie-Françoise Schneider, una estudiante suiza de psicología con la que posteriormente se casó en 1954, y con su apoyo escribió su primer libro. Fue una colaboración altamente productiva que duró más de treinta años, hasta su separación en 1982 y divorcio en 1985; ella continuó con su propia investigación después de su muerte, y murió en 2007, después de una década de deterioro de la salud. Gauquelin describe estos primeros tiempos (era 1948-49) como sigue:
“A los 20 años estaba tremendamente entusiasmado con todo lo que tenía que ver con astrología, aunque estaba casi igualmente loco por la pintura y el tenis. Quería investigar sobre astrología, pero no tenía ni el dinero, ni el tiempo (estaba acabando mis estudios), ni la aplicación necesarios. Sin embargo, sí que tenía una idea vaga de lo que implicaba. Bajaba a la biblioteca, entre una sesión de dibujo en un ático de Montparnasse y un partido de tenis, y copiaba los nombres y fechas de nacimiento de gente … Era un proyecto muy a largo plazo, caro y sembrado de obstáculos” (La verdad sobre la astrología páginas 19-20).
Después de un año o dos trabajando así, tuvo unos pocos miles de casos sin horas de nacimiento, y unos pocos cientos de casos con horas de nacimiento obtenidas en oficinas de registro. Ver el Apéndice 1 y 2 para las descripciones de Michel y Françoise de cómo empezó todo.

Situación de la astrología en los años 40
Gauquelin describe cómo la astrología en los años 40 estaba marcada por “Un doble vacío. En primer lugar, un vacío experimental: excepto por unos breves intentos, nadie se había aventurado a reunir un número suficientemente grande de nacimientos, o a llevar a cabo investigaciones sistemáticas para probar las grandes leyes astrológicas. Pero la otra ausencia [el segundo vacío] era quizás incluso más cruel, la de un verdadero método científico capaz de guiar al investigador a través de los obstáculos que este tipo de investigación esparce en su camino. En los 50 me apegué a la idea de llenar este doble vacío (experimental y metodológico)” (Escrito en las estrellas 1988:11).
En otras palabras, la astrología en aquellos días carecía de información adecuada sobre nacimientos y métodos de análisis. La idea de Gauquelin era de proporcionar ambos, lo que hizo (con la posterior ayuda de Françoise) hasta un punto nunca antes o desde entonces igualado. La Sorbona le había enseñado las habilidades necesarias para lograr unos niveles claramente superiores a los de los investigadores anteriores como Choisnard, Lasson (Francia); Krafft, Schwab, Von Klockler (Alemania); Carter, Sunley (Reino Unido); Bradley, Church of Light, Tobey (EEUU). Con el tiempo, su información (muchas decenas de miles de casos, todos con certificados de nacimiento), métodos, y resultados, llenaron treinta grandes libros de datos, una docena de libros populares, muchos traducidos a varios idiomas, y aproximadamente 150 artículos científicos y monografías.
Hoy en día los estudios de Gauquelin figuran entre los que mejor se han realizado nunca en astrología. No obstante, sus libros populares tienden a ignorar la investigación astrológica de otros (por ejemplo, la mayoría de los citados anteriormente) y por lo tanto dan una visión incompleta de la materia. Pero éste era un defecto habitual entre los primeros investigadores, debido en gran medida a una literatura dispersa y la ausencia de revisiones, una ausencia no corregida hasta la llegada de Recent Advances en 1977. Ver el Apéndice 3 para más detalles sobre el enfoque de Gauquelin para llenar el doble vacío antes mencionado.
Resultados iniciales
Gauquelin empezó analizando los mismos factores de la carta que habían analizado Choisnard-Krafft-Lasson, pero más rigurosamente y con más ejemplos. Le llevó casi diez años de minuciosos esfuerzos, compaginados al principio con sus estudios universitarios (1946-1949), luego interrumpidos por quince meses de servicio militar francés (1952-53). Pero para 1954 había completado sus estudios. En julio-agosto de ese año, mientras Françoise estaba de vacaciones en Islandia, acabó el texto mecanografiado de su primer libro La influencia de los astros. Fue publicado por Le Dauphin, París, a finales de 1955. Tenía 347 páginas, de las cuales casi un tercio enumeraban la información de nacimiento de 576 y 508 médicos, 570 campeones deportivos, 676 militares, 906 pintores importantes, 361 pintores menores, 500 actores, 494 políticos, 349 científicos y 884 sacerdotes, un total de 5824 profesionales reconocidos (realmente 5726, ya que 68 médicos eran comunes en ambos grupos), todos con horas y lugar de nacimiento. Era la primera vez en la historia de la astrología que se publicaba un número tan grande de datos de horas de nacimientos.

El libro recibió una buena cobertura en la prensa francesa. Por ejemplo, tenía casi una página entera en el popular semanario France Dimanche (30 de diciembre de 1955:20), titulado “Trois planetes décident de votre profession” (Tres planetas deciden su profesión), que incluía una pequeña foto de un joven Gauquelin sujetando una hoja de datos con el pie de foto (en francés). “Durante diez años, el joven estadista francés Michel Gauquelin ha elaborado millones de datos para demostrar que la astrología es falsa. Pero hoy concluye que ciertos planetas ejercen una influencia.” Hubo un artículo igual de amplio en el único diario deportivo L’Équipe (El Equipo, 21 de diciembre de 1955:5,9) titulado “Faut-il croire à l’influence des astres?” (¿Hay que creer en la influencia de los astros?). Después hubo un largo artículo en la popular revista científica mensual Science & Vie (Ciencia y Vida) (enero de 1959:87-91), titulado “Astres, Destinée, et Mathématiques” (Astros, Destino y Matemáticas), encima de una gran imagen de una regla de cálculo apoyada sobre la famosa mujer del zodiaco de Les Très Riches Heures du Duc de Berry (Las muy ricas horas del Duque de Berry), con una posterior imagen más pequeña de “M. Gauquelin, mathématicien du destin” (El Sr. Gauquelin, matemático del destino) en su escritorio. Así que el libro de Gauquelin tuvo una bastante buena publicidad, al menos en Francia.
Las conclusiones de Gauquelin fueron en general una mala noticia para la astrología y fueron las siguientes:
- Choisnard (1867-1930) era desconocedor de la estadística y normalmente utilizaba ejemplos bastante pequeños (cien o doscientos casos). Los resultados dados en su La loi d’hérédité astrale (La ley de la herencia astral) (1919) y Preuves et bases de l’astrologie scientifique (Pruebas y bases de la astrología científica) (1921) no superaron las fluctuaciones fortuitas y no se reprodujeron con muchos ejemplos. Choisnard también era desconocedor de los efectos astronómicos, por ejemplo, atribuye un gran significado a gente superior que tiene más signos ascendentes cerca de Virgo-Libra que cerca de Piscis-Aries, pero esto es simplemente porque (en el hemisferio norte) los primeros ascienden más lentamente que los últimos debido al ángulo variable entre el horizonte y la eclíptica.
- A pesar de estas decepciones, Gauquelin reconoce que Choisnard inspiró su aplicación de las estadísticas a la astrología, para lo cual las tablas de posiciones planetarias de Choisnard eran “fáciles de usar y fueron durante mucho tiempo indispensables para mi trabajo”. Choisnard también había inspirado su uso de información sobre nacimientos obtenida en las oficinas de registro. “Choisnard fue, sin duda, el primero en tener la idea de usar esta valiosa fuente de información que nos ha legado el Comité de Bienestar Social” (Neo-Astrology [Neo-Astrología] 1991:158).
- Krafft (1900-1945) creía que conocía las respuestas antes de cualquier investigación. Su Traité d’astro-biologie (Tratado de astrobiología) (1939) “constituye la masa más indescifrable que uno se pueda imaginar … Nunca da los datos en bruto sobre los que se basan sus argumentos. Los sustituye por un libertinaje de gráficos “sugerentes” [que] tienen el don malicioso de hacer que las estadísticas muestren lo que no muestran en absoluto” (L’influence des astres [La influencia de los astros] 1955:39). Al igual que en el caso de Choisnard, los resultados de Krafft no superaron las fluctuaciones fortuitas y no se reprodujeron con muchos ejemplos. Su don para el error era extraordinario, por ejemplo, en una muestra de 115 músicos, atribuyó gran significado a la ausencia de la Luna conjunción Urano en algunos signos, aunque Urano, de movimiento lento, no podría haber estado en dichos signos en primer lugar, ver Figura 1.
Las afirmaciones refutadas por Gauquelin iban desde las simples, como los signos del zodiaco vs. personalidad, hasta las más complejas, como los aspectos planetarios entre miembros de la familia y tránsitos en la muerte. Para más detalles, ver Apéndice 4. Gauquelin comenta que sus conclusiones reflejan “una importante investigación de las pruebas de reglas astrológicas con grandes y variados ejemplos. Es necesario destacar que los resultados echan por tierra a la astrología más de lo que podría parecer … porque no atacan las afirmaciones de determinados autores, sino la base elemental de la propia doctrina” (La influencia de los astros 1955:62).
Resultados sorprendentes
La situación cambió cuando Gauquelin puso a prueba los resultados del astrólogo francés Léon Lasson. En 1938 Lasson había publicado Astrologie Mondiale, la Loi des Grands Événements Historiques, Quinze ans de paix sur l’Europe (Astrología mundial, La ley de los grandes acontecimientos históricos, Quince años de paz en Europa), que predecía 15 años de paz en Europa, claramente un comienzo no prometedor. Pero en un trabajo posterior, Ceux qui nous guident [Los que nos guían] (1946) observó las distribuciones de las casas de 807 nacimientos repartidas en seis profesiones y sostuvo que los resultados eran significativos. En general Choisnard o Krafft no habían estudiado la posición de la casa, simplemente porque en aquel entonces era difícil obtener grandes conjuntos de datos con las horas de nacimiento necesarias. Así que aquí había un desafío importante.
También era un desafío metodológico. Con fines estadísticos Gauquelin dividió el ciclo diurno en 36 sectores por orden de movimiento diurno, empezando por el ascendente, es decir, en dirección opuesta a las casas, ver siguiente sección. Sin embargo, es difícil calcular la frecuencia esperada en cada sector, ya que depende de la estación (los días más largos de verano suponen más nacimientos sobre el horizonte), de la demografía (la tasa de natalidad varía durante el día y el año), de la astronomía (el movimiento planetario puede ser altamente no uniforme, por ejemplo, debido a la retrogradación), y de un ejemplo determinado (por todas las razones anteriores). Gauquelin consiguió resolver este problema de varias maneras que se publicaron posteriormente como Méthodes pour étudier la Répartition des Astres dans le Mouvement Diurne [Métodos para estudiar la distribución de los astros en el movimiento diurno] (París 1957, 112 páginas), que incluían una sección de Françoise sobre tres modos de calcular las posiciones de los sectores (salida-puesta, Placidus, gráfico).
Gauquelin observó que las medidas de los ejemplos de Lasson eran inadecuadas (normalmente menos de un centenar de casos), y que no había tenido en cuenta factores astronómicos y demográficos. Por ejemplo, Lasson comprobó que los escritores tenían tendencia a nacer con Mercurio ascendente, que, de hecho, se debe al mayor número de nacimientos cerca del amanecer y a que Mercurio nunca está lejos de la conjunción con el Sol, así que la astrología no tiene nada que ver con ello. Finalmente, Gauquelin no fue capaz de reproducir los resultados de Lasson.
No obstante, para sorpresa de Gauquelin, observó en sus propios extensos ejemplos resultados similares (pero no idénticos) que se reprodujeron. Y son estos resultados, no los resultados fallidos de Choisnard, Krafft y Lasson, los que ocupan la mayor parte del primer libro de Gauquelin. En su introducción señala que estaba “sinceramente convencido de que [su libro] no tendría nada que ofrecer, excepto una crítica de doctrina astrológica … Pero en el curso de nuestro trabajo nos hemos confrontado con resultados tan notables que el rigor científico nos ha obligado a seguirlos y ampliarlos” (L’Influence des Astres [La influencia de los astros] 1955:12). Es más, “a priori ninguna razón parece lo suficientemente válida como para rechazar las conclusiones a las que hemos llegado” (p.15). Había experimentado observaciones astrológicas que, en las famosas palabras de Johannes Kepler (1571-1630), “habían instruido y me habían obligado a creer en contra de mi voluntad.”
Téngase en cuenta que el anterior “nos(otros)” y “nuestro” se refieren (en el estilo de escritura francés) a Michel solamente y no a los dos Gauquelin. Durante los primeros años después de conocerse en 1952, Françoise simplemente le dio ayuda moral y no tomó parte en la escritura de sus dos primeros libros, incluso rechazó la invitación para participar en el segundo, porque estaba estudiando para exámenes. Michel descubrió los efectos planetarios él solo, una cuestión que muchos comentaristas han pasado por alto, por ejemplo, Suzel Fuzeau-Braesch en L’Astrologie [La Astrología] (1989), de la extensa colección “Que sais-je?” (¿Qué sé?), de Presses Universitaires de France, cuyo error se corrigió en la edición de 1992.
La réplica lleva a dos hipótesis generales
Esta obsesión de Gauquelin de ser reacio a creer tuvo lugar en 1955, al final de la primera investigación científica sobre los secretos de la astrología, llevada a cabo a gran escala. Las observaciones de Gauquelin fueron suficientemente simples – los profesionales reconocidos, como por ejemplo científicos ilustres, tenían tendencia a nacer con un excedente o un déficit de ciertos planetas en las áreas justo después de la salida o culminación, ver Figura 2.

Cada profesión estaba ligada a uno o más de tres planetas, como Marte, al que debe su nombre el efecto, Júpiter, y Saturno (posteriormente se añadió la Luna y todavía más adelante Venus), pero a ningún otro planeta o al Sol. Por ejemplo, el planeta que mostraba un excedente era Marte para los médicos, jefes militares y campeones deportivos, Júpiter para los actores, y Saturno para los científicos. Marte y Saturno también mostraban un déficit para los pintores. Estos resultados fueron consistentes con Marte = actividad, Júpiter = aspecto externo, Saturno = pensamiento interior, que más o menos encajaban con la astrología. Por otra parte, había destacados conflictos que Gauquelin había señalado paralelamente en L’Influence des Astres [La influencia de los astros] (p.212) y que pueden resumirse como sigue:
Gauquelin comenta: “La reacción principal de los que examinaron el trabajo fue aconsejarme que intentase hacer una réplica de los experimentos en el extranjero, para ver si aparecían los mismos resultados entre los nacimientos, además de los franceses. Accedí. Tenía que ampliar el alcance del experimento si quería confirmar los hechos. Comenzando en 1956, mi mujer y yo visitábamos un país diferente cada año. Durante las vacaciones, y aprovechando los treinta días de libertad a nuestra disposición, acumulábamos nuevos registros; durante el resto del año trabajábamos en los cálculos estadísticos. De este modo se unieron personas famosas alemanas, italianas, belgas y holandesas. En total se recogieron 15.000 nacimientos para su análisis, todos completos, indexados, y obtenidos en las oficinas de registro gracias a una correspondencia dinámica con numerosos ayuntamientos” (Astrología y Ciencia 1970:152-153). Durante esta recopilación de datos las habilidades lingüísticas de Françoise fueron cruciales.
Estos 15.000 nuevos casos, junto con 2.000 casos más de Francia, llevaron a los resultados publicados en su segundo libro Les Hommes et les Astres (Los hombres y los astros). Denoël, París 1960, 268 páginas. Escribirlo le había supuesto a Gauquelin seis meses de trabajo sin paga. Pero los resultados fueron casi en general positivos. De un total de 13 observaciones planetarias francesas para profesionales de prestigio (Marte, Júpiter, Saturno para médicos y científicos; la Luna, Marte para campeones; la Luna, Marte, Júpiter para militares; la Luna, Júpiter para políticos; Júpiter para actores; Marte, Saturno para pintores), al menos 11 se reprodujeron con relevancia estadística. Las pruebas similares con gente no destacada en las mismas profesiones dieron resultados cercanos a las expectativas de probabilidad. Fue un logro impresionante. A continuación se muestra el resumen de Gauquelin de la página 161:
Cabe notar la marcada diferencia entre la probabilidad y los resultados de los no eminentes, por una parte, y los resultados de los eminentes por otra. Cuando se combinan los datos franceses y los extranjeros (última columna), 11 de los 13 resultados están significativamente en o por debajo de p=0,01, frente a los resultados de 0,13 esperados por probabilidad. Para Gauquelin los resultados parecieron concluyentes: “Nuestra investigación ha dado los mismos resultados fundamentales en cinco países diferentes, para nacimientos durante 1800-1930, en latitudes de 37 a 55º, que abarcan más de 20º de longitud, a pesar de las fronteras, diferencias de lenguaje, instituciones, mentalidad, o historia. Esto es más convincente que las réplicas en el mismo país” (p.165).
En síntesis, los resultados utilizando datos extranjeros mostraron que los excedentes y déficits previamente observados para Marte, Júpiter y Saturno en el nacimiento de profesionales eminentes eran reales. La Luna (anteriormente incierto) ahora estaba relacionada con los escritores creativos. Venus no tenía efecto aparente, pero más tarde se descubrió que alcanzaba significación cuando se combinaban grupos similares, por ejemplo, para escritores más periodistas, y para actores más músicos más pintores. Como antes, los resultados más o menos encajaban con la astrología, pero seguían los conflictos, especialmente la falta de un efecto para la gente corriente, que, según los posteriores cálculos de Gauquelin, representaba el 99,994% de la población. Resultaba todo muy desconcertante.
No obstante, los resultados llevaron a dos hipótesis generales, basadas en una muestra total de 20.396 casos, lo que guió su trabajo desde entonces: (1) Las diferentes profesiones están relacionadas con diferentes planetas. (2) La relación aumenta con el prestigio y desaparece en el caso de personas no eminentes. El efecto no tenía nada que ver con signos o aspectos. Lo que importaba era la posición diurna del planeta respecto al horizonte – si era ascendente o había culminado por encima. (También parecían estar involucradas las posiciones opuestas por debajo del horizonte, pero de forma demasiado débil e imprevisible como para justificar una inclusión rutinaria, un punto de vista que corroboró 30 años más tarde Ertel, quien no encontró una clara relación con la profesión.)

Generalmente el excedente o déficit estaba entre el 10% y el 25% del total del sector clave esperado. Podría parecer mucho, pero aproximadamente cuatro quintas partes de nacimientos recaen fuera de los sectores clave, y por lo que respecta a la muestra completa (que es lo que importa) el efecto es mucho más pequeño y de ninguna utilidad práctica, ver sección posterior sobre el tamaño del efecto. Es difícil detectar efectos tan pequeños en medio de las interferencias en el muestreo y es una razón por la que los descubrimientos de Gauquelin se convertirían en polémicos. No obstante, para los Gauquelin los efectos planetarios se habían replicado y ahora eran una realidad.
Explicación de los efectos planetarios a través de la herencia
Aún confundido por sus resultados, Gauquelin empezó a buscar una explicación. Observó que la predisposición hereditaria y un entorno favorable parecían suficientes para explicar el éxito profesional, lo que significaba que, de alguna forma, se tenía que relacionar una explicación con la herencia y el entorno. De los dos, la herencia era la más fácil de investigar. Sobre todo, porque Françoise, como parte de sus estudios oficiales de psicología (publicados como “L’heure de naissance” [La hora de nacimiento] en el diario francés Population 14, 683-702, 1959), había conseguido 6.372 datos de nacimientos de un gran hospital parisino y 10.878 datos de nacimientos de las oficinas de registro cercanas al hospital, cuyos datos podían utilizarse como punto de partida.
“Así que, una vez más, estaba a la caza de fechas de nacimiento, pero esta vez estaba interesado en la población general de hombres y mujeres, y no miembros de una élite seleccionada para una finalidad específica. De hecho, la herencia planetaria tenía que ser una ley general de naturaleza humana, y dejar de ser un beneficio adicional de alguna gente cuya vocación estaba claramente marcada. Durante cinco años trabajé en los registros de nacimiento de varios ayuntamientos en la región de París. En total se recogieron más de 15.000 combinaciones de padres e hijos [24.948 datos individuales de nacimientos], que me permitieron calcular casi 300.000 posiciones planetaria” (Astrología y Ciencia 1970:157).
Los resultados le recompensaron por el enorme esfuerzo y se publicaron en L’Hérédité Planetaire [La herencia planetaria] (Planète, París 1966, 226 páginas), como si anunciase la propia contribución personal de los Gauquelin a la herencia, concretamente su hijo Daniel nació el 22 de abril de 1967. Los padres con la Luna, Venus, Marte, Júpiter o Saturno en un sector clave tenían tendencia a pasar el mismo planeta a sus hijos, aunque no necesariamente en el mismo sector clave. Posteriormente Gauquelin explicó cómo funciona en relación con su propia familia:
“Poniendo un ejemplo práctico, mi madre nació en Ruan, Normandía, el 15 de julio de 1900 a las 16 horas, justo en el ascenso de Júpiter. Yo nací el 13 de noviembre de 1928 a las 22:15 horas en París, en la culminación de Júpiter. En ambos casos, Júpiter se encontraba en una de las zonas claves del cielo, y se podría decir que hay herencia planetaria, por lo que respecta a Júpiter, entre mi madre y yo. Mi hermana nació en París el 9 de octubre de 1934 a las 17 horas. En ese momento Júpiter no estaba ni en ascenso ni en culminación, y no se ha confirmado la hipótesis de la herencia de Júpiter entre mi hermana y mi madre” (La verdad sobre la astrología 1983:41).
El efecto hereditario aumentaba si ambos padres tenían el mismo planeta en un sector clave. No había tendencia a pasar un planeta diferente, y no había efecto para los signos del zodiaco, o para los aspectos, o para los otros planetas incluyendo el Sol. El efecto más fuerte era para Venus, que respaldaba los (débiles) efectos de Venus recientemente descubiertos en profesionales ilustres. El efecto hereditario, al igual que el efecto planetario, sólo era un efecto diurno e involucraba a los mismos cinco planetas. Aunque sólo era la mitad de fuerte, todavía era un importante paso adelante.

De hecho, posteriormente Gauquelin consideró que la herencia planetaria fue su descubrimiento más importante, porque ofrecía una clave para la integración de los planetas con la disposición y el entorno. También demostró que los efectos planetarios existían tanto para la gente corriente como para la destacada. Los efectos hereditarios tenían la ventaja práctica de no precisar expectativas para su cálculo, sólo los recuentos de las cuatro combinaciones de padres (planeta en sectores clave sí/no) vs. hijos (ídem sí/no).
No estaba claro cómo funcionaban los planetas. Gauquelin descartó la idea de que los planetas podían, de alguna manera, dejar una marca en la persona, simplemente porque el momento del nacimiento es demasiado tarde — se decide todo en el momento de la concepción. Así que especulaba que el bebé no nacido podría tener una determinada sensibilidad planetaria que desencadenaría el proceso de nacimiento en un momento determinado más que en otro. El planeta no añadía nada a la conformación genética — su posición en el cielo simplemente reflejaba cuál era esa conformación.
Para justificar este punto de vista, Gauquelin subrayó la aparente desaparición de efectos planetarios para los nacimientos posteriores a aproximadamente 1950, que atribuyó a la incidencia creciente de intervenciones como las cesáreas, que alteraban la hora del parto. Por otra parte, observó que los planetas que desencadenaban nacimientos afectaban al comienzo del parto más que a su final, pero el comienzo del parto en varios miles de casos no mostró ningún efecto planetario. Como primer paso para resolver este estancamiento, quiso estudiar a los profesionales eminentes que habían nacido sólo a través de intervenciones. Si desaparecía el efecto planetario, reforzaría su idea del desencadenante. Si seguía, tendría que volver a la idea de la marca. Empezó ese estudio, pero murió antes de acabarlo (Neo-Astrología 1991:173).
Explicación de los efectos planetarios a través de la personalidad
A pesar de la vinculación con la herencia, había un inconveniente — se sabía que la herencia biológica afectaba a la personalidad más que a la profesión. Así que los efectos planetarios tenían que reflejar la personalidad con independencia de la profesión, y de manera más patente, porque era más directo, de lo contrario, no tendrían un fundamento convincente. Se tenían que examinar ambas cuestiones, y para hacerlo Gauquelin eligió cuatro de sus grupos existentes de profesionales donde el éxito estaba más firmemente vinculado a un único planeta, en concreto escritores (Luna), campeones deportivos (Marte), actores (Júpiter), y científicos (Saturno). Durante 1967-1977, con la ayudad de Françoise y una docena de asistentes remunerados, consiguió todas las biografías que pudo para estos cuatro grupos y extrajo todos los rasgos de carácter de cada biografía. De 1980 casos, aproximadamente una tercera parte del total, extrajeron un total de 52.309 rasgos.
Afortunadamente, para el análisis tuvo la ayuda de Tom Shanks y del ordenador de Astro Computing Service, de Neil Michelsen, en San Diego. Y para 1978 obtuvo los resultados. Fueron positivos. Tal como dijo: “Podía observarse la relación entre el planeta y el rasgo de carácter sin ninguna necesidad de tener en cuenta las profesiones. Las personas con una voluntad de hierro frecuentemente tenían tendencia a nacer bajo Marte, las sociables bajo Júpiter, las introspectivas bajo Saturno y las de temperamento poético bajo la Luna” (La verdad sobre la astrología 1983:63). Es más, los tamaños de los efectos planetarios para los rasgos de carácter tenían un promedio de 0,10, más del doble que el de para las profesiones. Parecía ser una impactante reivindicación de las ideas de Gauquelin. Pero había inconvenientes.
Primero, una réplica del efecto hereditario, en 1976, con 18.298 nuevas comparaciones padre-hijo, sólo era débilmente positivo, con efectos sólo la mitad de sólidos que los de la primera prueba en 1966. Una tercera réplica en 1984, con 33.120 comparaciones padre-hijo, no mostró ningún efecto en absoluto. En otras palabras, no estaba claro si el efecto hereditario (y, por lo tanto, el argumento a favor de los efectos en la personalidad) existía realmente.
Segundo, los cálculos de rasgos de Gauquelin se basaban más en el número de rasgos que en el número (mucho más pequeño) de sujetos. En otras palabras, sus resultados estadísticos estaban basados en unos (resultados) N inflados y, por lo tanto, eran excesivamente optimistas. Cuando se repitieron con los Ns correctos, su relevancia tendía a desaparecer. Es más, los rasgos de carácter eran traducciones en inglés del francés original, y Gauquelin los había extraído después de saber dónde estaban los planetas. Así que ambos procedimientos podrían haberse visto afectados por un sesgo accidental.
Gauquelin aceptaba que el sesgo de extracción de Gauquelin “muy probablemente … había jugado un papel en los estudios [de personalidad]”, porque las comprobaciones informáticas de sus resultados manuales habían confirmado la presencia del sesgo de Gauquelin en sus cálculos de sectores. Pero el sesgo del cálculo sólo afectaba ligeramente sus resultados, así que le pareció que “no era probable … que el sesgo [de extracción] en los estudios explicase el 100% de los resultados” (Correlación 10(2), 22, 1990). Pero influir en la traducción de palabras sobre rasgos (donde siempre hay numerosos términos en inglés por cada término francés) es más fácil que influir en el sector correspondiente a una fecha de nacimiento determinada (donde sólo una pequeña proporción será ambigua). Y en este caso sólo necesitaba que 1 de cada 12 rasgos traducidos estuviesen condicionados para producir el tamaño medio del efecto observado de 0,10. Así que Gauquelin podría estar a 11/12 o un 92% sin sesgos, a primera vista un nivel libre de sospecha, pero seguiría quedando un sesgo suficiente para explicar sus resultados.
Tercero, Suitbert Ertel había hecho un estudio en el que cuatro estudiantes especialmente entrenados extrajeron rasgos de las biografías de 110 profesionales destacados. El planteamiento de Ertel evitaba los problemas anteriores y sus resultados no mostraron ninguna tendencia de los planetas a estar vinculados con el rasgo pertinente (Correlación 10(2), 3-19, 1990). Gauquelin también había hecho la extracción con resultados positivos, y dos estudiantes que había contratado Gauquelin, de nuevo con resultados positivos. Gauquelin sostenía que los resultados negativos de Ertel se debían a una extracción mediocre.
Sin embargo, esto parecía improbable, porque el proceso de extracción de Ertel se había perfeccionado cuidadosamente de antemano para minimizar los errores. Además, cuando Ertel comparó las extracciones de los tres estudios, era evidente que Gauquelin, que no trabajaba a ciegas, tenía tendencia a extraer más rasgos acordes y menos rasgos no acordes que los estudiantes de Ertel que trabajaban a ciegas, aunque los estudiantes extrajeron de media el doble de rasgos que Gauquelin a partir de las mismas biografías. Es más, según señaló Ertel en Correlación 12(1), 2-9, 1993, las extracciones de los estudiantes de Ertel se usaron tal cual, mientras que Gauquelin descartaba las extracciones de sus estudiantes si mostraban una concordancia deficiente. El descarte estaba a menudo sujeto a la interpretación, por ejemplo, a la hora de decidir si “activo” estaba en concordancia con “energético”, que, por supuesto, permitía el mismo sesgo de Gauquelin que se supone que el estudio tenía que evitar. Y, una vez más, había más rasgos acordes y menos rasgos no acordes en las extracciones de los estudiantes seleccionadas por Gauquelin que en las extracciones de los estudiantes de Ertel (el tamaño del efecto de la diferencia era de 0,23, p = 0,02, o lo suficiente para explicar los aparentes resultados positivos).

Ertel concluyó “ésta es una sólida evidencia para concluir que Gauquelin, como extractor de rasgos, estuvo enormemente influido por su conocimiento de las posiciones sectoriales de las personas cuyas biografías trabajaba” (p.13), y que esto era suficiente para explicar los resultados de rasgos de carácter de Gauquelin. En otras palabras, Ertel había demostrado que, al contrario de lo que requería la herencia, los planetas estaban relacionados con la profesión, no con los rasgos. Las objeciones de Gauquelin se podrían haber resuelto analizando las extracciones de sus estudiantes antes de la selección, pero murió antes de que esto pudiera realizarse. Para una descripción detallada, ver Correlación 16(2), 10-39, 1997.
La psicología de los planetas
Si el hallazgo de Ertel se sostiene, significa que las relaciones planeta-rasgo descubiertas por Gauquelin son simplemente el resultado del conocimiento de Gauquelin del significado de los planetas de antemano, sin duda un legado de su intensa relación con la astrología de adolescente. El mismo sesgo de Gauquelin afecta también al estudio de Françoise Gauquelin (La psicología de los planetas, ACS 1982), que intentaba evaluar la precisión de las palabras clave de los astrólogos directamente, y que es lo suficientemente interesante como para merecer una descripción.
Primero, para cada uno de los diez planetas, Françoise extrajo sus palabras clave de diez manuales de astrología seleccionados por claridad y renombre. El resultado fue una media de 35 palabras clave por planeta por manual. Con la ayuda del ordenador de Tom Shanks y Neil Michelsen, calculó la distribución sectorial de cada planeta para profesionales cuyos rasgos incluían una palabra clave para dicho planeta, por ejemplo, la palabra clave del Sol, energía (¿fuerza?¿poder?), apareció en las listas de rasgos de 225 profesionales. Luego calculó el nivel de significancia en sectores clave para las palabras clave combinadas vs. la expectativa. El tamaño de la muestra era por lo tanto el número de profesionales (de un total de 1980) x el número de rasgos (de un total de 35) y era generalmente de alrededor de 21.000. Señala que los resultados están sujetos a lazos semánticos entre los rasgos, así que sólo son sugerentes.
Según los descubrimientos de Ertel, los rasgos para cada profesional estaban involuntariamente sesgados por Gauquelin a favor de las palabras claves planetarias para la Luna, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, resultado del conocimiento previo de Gauquelin de las posiciones planetarias en los sectores clave y las palabras claves planetarias. Así que esperamos que los resultados de Françoise para dichos planetas sean positivos — y lo son, aunque para Júpiter están mezclados, ya que son positivos para un Júpiter malo (extravagante, derrochador) y negativos para un Júpiter bueno (generoso, digno). El tamaño medio del efecto calculado de sus resultados es de 0,054, acorde con los resultados previos de personalidad de los Gauquelin y, por lo tanto, concordante con el sesgo de Gauquelin.
Para los otros cinco planetas Gauquelin no había encontrado previamente efectos planetarios (y, por lo tanto, tampoco rasgos), así que no podía haber sesgo correspondiente para ellos en la lista de rasgos, lo que convierte a la prueba de Françoise en una prueba independiente útil. Sin embargo, los resultados fueron negativos, de nuevo en línea con los resultados anteriores de los Gauquelin. El tamaño medio del efecto calculado de sus resultados es de 0,009, cuya mayoría se debe a Plutón, probablemente una fluctuación del muestreo debido a que el tamaño del efecto de Plutón es menos de una quinta parte de los otros.
Cuando Françoise examinó las palabras clave de los astrólogos para los cinco planetas de Gauquelin, observó que una palabra clave “dada por un solo astrólogo se contradice a menudo [con los rasgos de Gaquelin]”, mientras que una dada por “más de un astrólogo … se confirma con más frecuencia” (p.57). Lo que es compatible con el sesgo de Gauquelin derivado de su lectura de muchos libros de astrología en lugar de sólo unos pocos. De media, un 44% de palabras clave estaban en la lista de rasgos de Gauquelin para ese planeta, el 22% estaban en la lista de rasgos para otro planeta, y el restante 34% no estaba en ninguna — de nuevo, un resultado compatible con la lista de rasgos cambiada por el sesgo de Gauquelin en dirección a un acuerdo con las palabras clave planetarias.

Dando ejemplo
Desde la comodidad de su sillón es fácil infravalorar el esfuerzo heroico que hay detrás de los descubrimientos de Gauquelin. Fue un ejemplo para los astrólogos en formas que van más allá del rigor científico. Como la recopilación de datos y el análisis. Como escribí en mi epílogo del libro de Gauquelin, Escrito en las estrellas (1988):
“Para cada caso primero tienes que encontrar una fuente de referencia como una biografía o un diccionario biográfico. Después tienes que copiar los datos sin error, encontrar la dirección de la oficina de registro, y enviar la solicitud de hora de nacimiento en el certificado de nacimiento (que en Francia está a disposición de cualquiera que lo pida) [y pague la tasa]. Cuando todos los datos están completos, tienes que comprobar el horario de verano, convertirlo a GMT, y calcular las posiciones de los planetas, ascendente y medio cielo. Entonces estás listo para empezar a tabular, contar y analizar, quedando sólo la preocupación de redactarlo. El resultado neto de todo esto es que el primero o los dos primeros casos son un evidente placer. Los siguientes diez o veinte no son ningún placer en absoluto. Y a los cien primeros pierdes el juicio. Sólo los que han hecho este tipo de trabajo saben lo que cuesta. Le debemos más a Gauquelin de lo que sabemos” (p.192).
Y ahora asumamos el trabajo de explicar sus procedimientos y resultados.
“Primero, hay un enunciado de los problemas (de datos, de astronomía, de demografía, de análisis estadístico) y su solución. Segundo, están los resultados y las conclusiones. Tercero, y más importante, hay preocupación por las lagunas (¿se replica? ¿los controles son adecuados? ¿qué se debería hacer después? ¿qué pasa si …? seguida de un trabajo para proporcionar las respuestas. Así es cómo procede un buen científico — no creyendo nunca del todo lo que está viendo hasta que se han eliminado las explicaciones alternativas. Un buen científico también explica todo con claridad, da referencias completas, y anticipa nuestras preguntas. Y aquí Gauquelin nunca nos decepciona” (p.193). Pero esto no acaba aquí.
En su libro de 1982, Astrología, ¿ciencia o superstición?, Eysenck y Nias lo expresaron de este modo:
“Desde el principio [Gauquelin] ha tenido que proporcionar sus propios fondos para la investigación, aunque ahora recibe alguna ayuda puntual para su laboratorio privado. [Es más], su trabajo ha conllevado conseguir datos de certificados de nacimientos en oficinas de registro de todo el continente, y por motivos económicos ha tenido que depender del transporte público para gran parte de su trabajo. Como las oficinas de registro normalmente están abiertas al público sólo algunos días de la semana, se desprende que había que superar muchas dificultades. Además, su investigación tenía que encajar con el trabajo a tiempo parcial para ganar dinero. En este sentido, proporciona la respuesta completa a los astrólogos, que señalan a la falta de fondos para explicar la falta de progreso científico de la astrología; evidentemente, lo que los astrólogos necesitan no es tanto los fondos, sino ¡iniciativa y determinación!” (páginas 183-184).
Uso de los tamaños del efecto
Los tamaños del efecto se expresan normalmente como una correlación donde 0 = sin efecto, como entre el lanzamiento de una moneda y otro, y 1 = correlación perfecta. Por lo tanto, si todos los soldados tuviesen el mismo signo solar, o si todos los niños tuviesen el mismo aspecto que sus padres, el tamaño del efecto en cada caso sería 1. Un tamaño del efecto implica a la totalidad de la muestra y por lo tanto da una buena idea de lo que está ocurriendo, mientras que observar simplemente parte de la muestra puede ser engañoso. Por lo tanto, el típico excedente o déficit planetario en los sectores clave del 10% al 25% podría parecer mucho, pero el tamaño del efecto correspondiente (que, durante 40 años, nadie se preocupó de calcular) es sólo de 0,02 a 0,05. Los efectos planetarios son menores de lo que podrían parecer.
El uso de tamaños del efecto tiene muchas ventajas. Simplifican lo que sería de otro modo una estimación complicada de los requerimientos de tamaños del efecto (el tamaño del efecto requerido para detectar de forma fiable el tamaño del efecto r es aproximadamente 10/r2). Son de uso común, lo que permite la comparación con los tamaños del efecto en otros campos. Y se pueden examinar conjuntos de tamaños del efecto con el análisis factorial y el metaanálisis. Por ejemplo, se reconoce que el uso de tamaños del efecto y (desde los años 80) el metaanálisis en parapsicología han resuelto un campo notorio por un gran número de resultados contradictorios. Y en astrología está haciendo lo mismo, ver en otro lugar de este sitio web.
Visión general del trabajo de 45 años en cuanto al tamaño del efecto
En 1991, en su último libro, la opinión de Gauquelin sobre sus descubrimientos de lo que ahora eran 45 años de heroico trabajo básicamente no había cambiado desde la expresada en 1955 en su primer libro: “Habiendo recopilado medio millón de fechas de nacimientos de las más diversas personas, he podido observar que la mayoría de elementos de un horóscopo parecen no poseer ninguna de las influencias que se les ha atribuido” (Neo-Astrología 1991:20). Los tamaños medios del efecto para varios factores de la carta para profesionales y para padres vs. hijos se resumen a continuación.

La tabla anterior muestra cómo los tamaños del efecto ponen en contexto todos los descubrimientos de Gauquelin. Tanto para los profesionales como para las familias los tamaños medios del efecto para signos y aspectos son menores de 0,005, y normalmente están en la dirección equivocada, lo que demuestra que los signos y los aspectos no tienen efecto útil. Es decir, no significan lo que los libros de astrología dicen que significan. En la herencia, el número de niños que tiene el mismo signo o aspecto que un padre no es efectivamente distinto del esperado por probabilidad. Para profesionales los tamaños medios del efecto para las posiciones diurnas van de 0,035 a 0,047, una media de 0,043 para 35 estudios. Son replicables y altamente significativos, normalmente p=0,0001 para tamaños de muestra de alrededor de N=2000. Pero el índice de aciertos de aproximadamente el 52% no tiene utilidad práctica, especialmente porque (según las cifras de Gauquelin) se aplica sólo al 0,006% de la población que destaca. Aplicado proporcionalmente a la población en general, el índice de aciertos es de 50,0001% — utilice la astrología para un millón de clientes y podría dar en el blanco más de lo que lo haría lanzando una moneda.

Pruebas de los astrólogos
En 1966, después de veinte años de incesante trabajo para probar las afirmaciones de la astrología y de los astrólogos, Gauquelin resumió su filosofía y sus descubrimientos como sigue:
“Es inútil afirmar que la astrología representa una mentalidad infantil si unos experimentos bien diseñados demuestran que sus declaraciones son correctas. En ese caso debería asumir de nuevo una importancia extraordinaria. Importa poco si se explica con simbolismos o la física, o si las estrellas son signos o causas. … [Pero ahora] ya es hora de llegar a su fin. Todo intento, sea de los astrólogos o de los científicos, de probar de la validez de las leyes astrológicas ha sido en vano. Ahora está bastante claro que las firmas en el cielo que presidieron nuestros nacimientos no tienen poder alguno para decidir nuestros destinos, para influir sobre nuestras características hereditarias, o para jugar un papel, por humilde que sea, en la totalidad de los efectos, fortuito y de otra manera, que conforme la estructura de nuestras vidas y moldee nuestros impulsos a la acción” (Astrología y ciencia 1970:125,138).
Los astrólogos, como era de esperar, apenas lo tuvieron en cuenta. Gauquelin comenta:
“A los astrólogos sigue sin convencerles la publicación de estas estadísticas que destruyen completamente sus doctrinas. Hubo una época en la que afirmaban, enérgica y frecuentemente, que las estadísticas ofrecían un método ideal para demostrar la verdad de la astrología, pero este punto de vista fue más popular durante el periodo antes de que el trabajo de Choisnard y Krafft hubiese sido desacreditado. Hoy en día los astrólogos han dado marcha atrás y afirman, por el contrario, que las estadísticas son irrelevantes para la astrología” (Astrología y ciencia 1970:136).
La respuesta de Gauquelin al anterior giro de 180º fue para poner a prueba a los astrólogos para ver si podían hacer corresponder cartas natales con personas de carácter opuesto, como, por ejemplo, longevas vs. muertas en la infancia, o persona común vs. tetracampeón de la vuelta ciclista del Tour de Francia. Sus pruebas de comparación fueron anteriores a las pruebas de comparación de 1961 del psicólogo y astrólogo Vernon Clark, cuyo nombre llevan ahora dichas pruebas. Pero “los astrólogos con frecuencia no pasan estas pruebas y a veces están tan desilusionados que me acusan de manipular los casos” (La verdad sobre la astrología 1983:139). Desde entonces otros han confirmado esos fracasos reiteradamente, incluyendo astrólogos, así que los fracasos de Gauquelin no tenían nada que ver con ninguna supuesta manipulación.
Reacciones de los astrólogos actualmente
Hoy en día los astrólogos reaccionan ante el trabajo de Gauquelin en dos sentidos opuestos. El primero es exagerar la relación entre los resultados positivos de Gauquelin y la astrología. Por ejemplo, Mike Harding dice: “Esta demostración [de la astrología] se ha hecho frente a las demandas más severas de la estadística” (Astrological Journal 39(6), 17, 1997). Pero los astrólogos no afirman que la astrología no funciona para la mitad de los planetas, para los signos, para los tránsitos, para el carácter, o para el 99,994 por ciento de la población que no destaca.
El segundo es desestimar los resultados de Gauquelin como irrelevantes. Por ejemplo, James Holden dice: “Su trabajo era de ámbito muy limitado” (History of Horoscopic Astrology, AFA 1996:236), como si Gauquelin nunca hubiese probado lo que los astrólogos hicieron realmente o no entendiese de astrología. ¡No en vano Gauquelin leyó 100 libros de astrología cuando sólo era un adolescente! Su Astrología y ciencia (1970) muestra una formidable comprensión académica de la historia de la astrología, de sus principios y de las influencias cósmicas asociadas, que nunca se ha superado en un solo libro. Su Neo-Astrología (1991) contiene lo que podría ser la descripción más concisa de los principios astrológicos (y su disconformidad) jamás publicados. Es absurdo descartar sus conclusiones por irrelevantes.
De hecho, una cuestión que Arthur Mather citaba con frecuencia en 1979, es tan relevante hoy como lo era entonces: “Tanto los que están a favor o en contra de la astrología (en el más amplio sentido) como un campo serio de estudio, reconocen la importancia del trabajo de Gauquelin. Probablemente no sea exagerado decir que todo depende de ello” (Zetetic Scholar 3/4, 96, 1979). De hecho, aproximadamente el 23% de todas las páginas de Correlación, desde que empezó en 1981, han sido sobre el trabajo de Gauquelin, lo que confirma su importancia a los ojos de los investigadores. (Por otra parte, uno podría preguntarse por qué el 23% de todas las páginas de Correlación deberían dedicarse a un índice de aciertos del 50,0001%).
Misterios planetarios incomprensibles
El trabajo de Gauquelin simultáneamente desacreditaba a la astrología y la reemplazaba con escasos efectos planetarios sin ningún uso práctico. A pesar de sus pequeños tamaños del efecto, los efectos planetarios generaban una enorme controversia sobre si eran reales y (si eran reales) qué los causaba. En efecto, había un total desacuerdo sobre si los planetas podían afectar a la gente. Pero los efectos planetarios causan misterios mucho más intrigantes que este, y estos misterios son los que representan el verdadero desafío del trabajo de Gauquelin y el auténtico legado de su asombroso trabajo. Es más, según se muestra a continuación, los efectos planetarios son igual de misteriosos para la astrología que para la ciencia.
Para la astrología los misterios incluyen: ¿Por qué sólo la posición diurna y no los signos o aspectos?, ¿por qué las posiciones tradicionalmente débiles (casas cadentes) y no las fuertes?, ¿por qué la profesión y no el carácter?, ¿por qué desaparece el efecto de la profesión con poco prestigio y a veces disminuye con el máximo prestigio?, ¿por qué a veces se desvía de la tradición (p. ej. Luna en lugar de Mercurio para los escritores)? y ¿por qué sólo cinco planetas (Lunes, Venus, Marte, Júpiter, Saturno) y no el Sol y otros planetas? De hecho, ¿por qué un efecto, para empezar, si los factores aislados son realmente tan insignificantes como afirman algunos astrólogos? ¿Y por qué un efecto tan pequeño?

Para la ciencia los misterios incluyen: ¿Por qué no la relación con variables físicas como tamaño y distancia (Figura 3)?, ¿por qué no la relación con el sol?, ¿por qué es importante el prestigio?, ¿por qué un efecto sólo en el nacimiento?, ¿por qué, contrariamente a todas las expectativas, es el efecto mayor para horas de nacimiento redondeadas? y ¿por qué desaparece cuando el nacimiento es provocado o con asistencia quirúrgica? ¿Por qué se potencia si la actividad geomagnética es alta en el nacimiento o si ambos padres tienen el mismo planeta enfatizado? Dado que las influencias físicas están presentes todo el tiempo, ¿qué tienen de especial las del nacimiento?, ¿por qué es la relación con el nacimiento y no con la concepción o el inicio del trabajo de parto? De hecho, ¿por qué un efecto, para empezar? ¿Qué ventaja evolutiva podría conferir?
Durante más de cincuenta años estos misterios han desafiado cualquier explicación. Parecen total y absolutamente incomprensibles. Junto con los artefactos, se analizan en la Parte 2.
Apéndice 1. Michael explica cómo empezó todo
Michel Gauquelin explicó muy brevemente cómo empezó todo cuando el parapsicólogo D Scott Rogo le entrevistó en California en 1984, después de la publicación de La verdad sobre la astrología. Rogo, que también era consultor editorial de la revista Fate [Destino], describe la reunión del modo siguiente:
Nos reunimos en la habitación de su hotel [de Gauquelin] en Beverly Hills. Me pareció un hombre encantador, considerado y de pensamiento crítico que, sin duda, disfruta de su trabajo. Me interesaba saber cómo se interesó por la astrología en primer lugar. “Por lo que yo sé”, dijo, “siempre me ha interesado la astrología. No sé por qué. A mi padre le interesaba la astrología, pero sólo por diversión. Era dentista. Aprendí a calcular una carta, pero cuando tenía 16 empecé a preguntarme si tal vez todo el tema era una tontería. Así que, ¿qué podía hacer? Descubrí algunos libros de astrólogos franceses que habían intentado poner a la astrología sobre una base científica y estadística. Lo primero que hice fue intentar repetir su trabajo; fracasé.” (Fate, junio de 1984:80-97, p.82).
Gauquelin da una descripción más detallada titulada “Confesión en forma de prólogo”, en su ‘Influencias cósmicas sobre el comportamiento humano’ (traducido del francés), Stein & Day, Nueva York, 1973:17-20.
Por lo que puedo recordar de mi niñez, no de mis primeros recuerdos, sino de mis primeras experiencias racionales, siempre he sabido que me interesaría la astrología. ¿Por qué? No lo sé. En un principio jugó un papel la casualidad. Nadie de mi familia era astrólogo. Consideraban los horóscopos como un juego de salón, nada más. A los siete años les preguntaba a mis compañeros de clase sus fechas de nacimiento para decirles en tono triunfal el signo del zodiaco bajo el que habían nacido.
A los diez años le suplicaba a mi padre que me enseñase cómo calcular el ascendente de un tema astrológico. Esto sucedió durante el “desastre” de 1940; mi familia, huyendo de los alemanes, se había refugiado en el sur de Francia durante algunos meses, dejando atrás todo lo que poseían. Sin embargo, yo aprendía con entusiasmo las leyes del horóscopo.
A los quince años, junto con un chico que ha seguido siendo mi mejor amigo y en el que más confío, faltaba a clases en el Lycée Charlemagne para cruzar el Sena y husmear en la vieja librería astrológica del Sr. Chacornac, enfrente de Notre Dame de París. No teníamos dinero para comprar libros, así que los leíamos allí en la tienda. A los diecisiete años había devorado más de cien trabajos sobre astrología y hacía el borrador de mi propio “Tratado” durante las aburridas horas de clase de francés-latín. Un día el profesor me pilló. Leyó mi compendio de juventud y le dejó bastante desconcertado. Encogiéndose de hombres, me devolvió mi trabajo y predijo que suspendería el examen de bachillerato, que se acercaba rápidamente. He conservado este cuaderno con su tapa dura gris, mi primer “Tratado”. Incluso este mismo año, mi amigo y yo todavía reíamos sobre la vergüenza que pasó. Aunque, básicamente, yo había absorbido todos los misterios del horóscopo. Un juego de niños, una pérdida de tiempo — ¿quién sabe?
Hasta entonces nunca me había hecho esta pregunta: ¿todo esto es verdad? El éxito limitado que tenían mis predicciones me hizo ganarme a mis compañeros de clase, que me habían apodado Nostradamus, y el pequeño prestigio que mi especialidad me otorgaba por parte de personas muy jóvenes del sexo opuesto fue una gran recompensa. Pero el insaciable apetito intelectual que me impulsaba a leer todo lo publicado sobre astrología fue superado pronto por mi deseo de recopilar tantos horóscopos que cualquier escepticismo se desmoronaría bajo el peso de esta evidencia.
Había descubierto el escepticismo, no sólo en otros, sino también en las profundidades de mi interior. Podría citar el primer principio de Descartes: No aceptes nunca como verdadera una cosa si no lo es para ti de forma evidente. Pero esto sería engañar a mis lectores y a mí mismo. Uno tiende a racionalizar después de lo que ha ocurrido. Yo tenía, a lo sumo, una sensación de que quizá el árbol astrológico escondía un bosque de vacío. Las aserciones de los astrólogos que conocí no tenían relación con la naturaleza compleja del problema. Es verdad que para ellos no había problema, y cada vez me parecía más difícil tolerar su palabrería. ¿Estaba su evidencia sólo en sus imaginaciones?
Decidí buscar evidencias y, si era posible, recopilarlas. Empecé a frecuentar los Archivos del Sena, buscando fechas de nacimiento. Llenaba cuaderno tras cuaderno con números, trabajando tan diligentemente como un monje benedictino. Mi cabeza estaba llena de aforismos astrológicos como: “La muerte se presenta con más frecuencia bajo la influencia de Saturno”; “Los soldados profesionales normalmente nacen bajo el signo de Aries”. Descubriría si eran verdaderos o falsos. El poco dinero de bolsillo que tenía lo gastaba en sellos para poder escribir a muchas oficinas de registro en Francia pidiendo registros de horas de nacimiento.
No fui el primero en tener esta idea. Algunos astrólogos, afirmando ser también matemáticos, habían considerado que sólo había una forma de establecer la validez de la astrología: facilitar estadísticas de un gran número de nacimientos. [Aquí Gauquelin se refiere a Choisnard, Krafft y Lasson, cuyas afirmaciones fueron el centro de su primera investigación]. Sus libros no habían convencido a nadie. ¿Se habían equivocado? De hecho, se habían equivocado, ya que las simples enumeraciones no son suficiente. Uno debe conocer las leyes de la probabilidad. Me matriculé en la Sorbona para aprenderlas.
Una sensación de desesperanza, en un principio difusa, se apoderó de mis pensamientos. Parecía que las leyes astrológicas eran bastante incompatibles con el conocimiento científico moderno. Este entendimiento se reforzaba con los muy desalentadores resultados obtenidos de las columnas de números que había tabulado en mis grandes cuadernos. No, la muerte no se presenta con más frecuencia bajo la influencia de Saturno. No, los soldados profesionales no nacen bajo el signo de Aries con más frecuencia que los poetas.
Aun así, la pasión no me abandonó ni un solo momento. Investigué los aspectos más oscuros de los horóscopos para drenar el absceso astrológico y explotar la burbuja zodiacal, pero también quizá con la secreta esperanza de ser esa “gallina trabajadora” a la que se refirió Kepler, que “podría encontrar un grano de maíz en el fétido montón de estiércol de la astrología, de hecho, una perla o una pepita de oro, si busca y rasca lo suficiente”.
Rasqué durante largo tiempo y al final encontré la pepita de oro. Al menos creía que lo había hecho. Pero, al mismo tiempo, era muy consciente de lo improbable que era que eso fuese verdad. ¿Podría ser mi perla artificial, un desliz de mis pensamientos, o un espejismo evocado por mi subconsciente? Estaba solo con mi problema.
Pero el destino velaba por mí. Conocí a Françoise, mi futura mujer, en los bancos de la universidad [esto fue en 1952]. Fue mi primera oyente, mi primera lectora y, sobre todo, mi primera crítica. Me aconsejó escribir un libro explicando todo el trabajo que había realizado en secreto. Tenía que ser el resumen “antiastrológico” de mis estadísticas y de la pepita de oro. “Y así”, dijo, “la gente te leerá y te criticará. Entonces sabrás si has encontrado algo verdaderamente y si merece la pena continuar”. A los veinticinco años escribí ese libro [La influencia de los astros, acabado en agosto de 1954, y publicado con la ayuda económica de Françoise en 1955] y descubrí que merecía la pena continuar.
Treinta años más tarde, en su La verdad sobre la astrología (Blackwell 1983:181), Gauquelin pregunta “¿Puede haber una conclusión?”, y contesta a su propia pregunta del siguiente modo:
Aunque estoy muy orgulloso de mi materia [neo-astrología], muy decidido a defenderla, muy orgulloso de mis descubrimientos, todavía me atormentan dos demonios enfrentados. El primero es el miedo de haberme equivocado al afirmar que la influencia astral es real; el segundo es el angustioso pensamiento sobre todo lo que no he sido capaz de descubrir o explicar. Después de 30 años de reflexión crítica sobre la astrología, mi pasión por ella no ha disminuido. Pero actualmente no me permitiría extraer conclusiones drásticas como lo hice a veces en el pasado. Me contentaré simplemente con haber arrojado algo de luz sobre este inmenso misterio que ha ocupado tantas grandes mentes a lo largo de los siglos.
Todavía casi diez años después, en su último libro, Neo-Astrología (Penguin Arkana 1991:178), publicado después de su muerte, sus palabras finales son las siguientes:
A finales del siglo XX, dos sueños se tienen que hacer realidad: ir a los planetas [exploración espacial], pero también saber qué “nos hacen” los planetas, para que, como dice La tabla de esmeralda, “se perpetúe el milagro de la unidad” [una referencia a la unidad expresada en “como es arriba, es abajo”].
Apéndice 2. Françoise explica cómo empezó todo
En su libro, Psicología de los planetas (ACS San Diego 1982:1), Françoise Gauquelin ofrece la siguiente descripción breve de cómo empezó todo:
Mi formación en psicología empezó en Ginebra, Suiza, mi país natal. Más adelante, la fama de la Universidad de la Sorbona me atrajo a París. Allí el curioso destino me aguardaba en la persona de Michel Gauquelin, también estudiante de psicología y estadística, y dedicado en secreto a la investigación de la astrología. Después de insistir bastante, finalmente confesó dónde se metía cada jueves por la tarde, recopilaba afanosamente expedientes de datos completos de los nacimientos de los peores criminales en los anales de la policía francesa. Es más, su actividad principal del fin de semana era calcular carta tras carta para probar la verdad de los escritos astrológicos.
Estaba perpleja y llena de admiración a la vez. El tema de esta investigación parecía absurdo, pero sus métodos objetivos me sedujeron. Deseaba un marido que aceptase mi colaboración en la investigación científica y hasta entonces sólo había encontrado pretendientes de una mujer casera “ama de casa”. Michel aceptó mi participación en la investigación de sus temas. Sin dudarlo, me embarqué en esta aventura, segura de que no implicaba ningún riesgo. Con métodos objetivos, no podría surgir nada positivo de una iniciativa tan disparatada. Después de un breve periodo de verificación astrológica, esperaba convencer a Michel de que abandonara sus proyectos por una investigación académica más tranquila, dentro de un plan de estudios normal en la Sorbona. Nuestras reuniones derivaban en conversaciones animadas sobre cosas como cómo dividir correctamente el movimiento diurno de los planetas en treinta y seis sectores, en qué dirección se tenían que numerara los sectores, y así sucesivamente.
Pero mi confianza en el efecto rápido de los métodos objetivos era demasiado optimista: la aventura demostró ser mucho más larga y mucho más difícil de lo que había esperado. Jamás ha acabado.
Lo más destacado de la aventura se recuerda en su homenaje a Michel en APP 8(1), 4-5, 1992, del modo siguiente:
Conocí a Michel por primera vez en la Universidad de París, donde ambos éramos estudiantes de psicología, en aquel entonces una ciencia todavía poco conocida en Francia. Esto nos permitió después hacer una carrera exitosa como editores de series de libros que divulgaban los principales descubrimientos de la psicología. Pero para Michel, lograr saber más sobre esta nueva ciencia no era una finalidad en sí misma. Era más bien una forma de aprender cómo estudiar con métodos científicos correctos las teorías de la astrología que le habían intrigado y fascinado desde muy joven. [Él había] probado la influencia de los signos zodiacales, tránsitos, aspectos, sin ningún tipo de resultados. Además, astrólogos innovadores como Paul Choisnard, Karl Ernst Krafft y Leon Lasson habían publicado libros afirmando energéticamente que obtenían resultados significativos con sus recopilaciones de datos, que Michel no fue capaz de confirmar con nuevos datos. Esto le mostró cuán difícil es evaluar adecuadamente las hipótesis astrológicas y le indujo a buscar una formación adecuada en la universidad.
Pero mientras seguía sus cursos de psicología y estadística, empezó [a escribir] a registros públicos franceses buscando certificados de nacimiento de profesionales destacados. Para su asombro y deleite, un primer grupo de 576 académicos de medicina mostraron picos de frecuencias de Marte y Saturno después del ascenso y la culminación … Sólo después de mucho insistir por mi parte, Michael me reveló lo que le mantenía siempre tan ocupado entre los cursos y a dónde le habían llevado sus investigaciones estadísticas. Aunque bastante escéptica en el fondo, le ofrecí mi colaboración en este tiempo y en este proyecto costoso, siempre y cuando comprobásemos otra vez con un nuevo grupo de doctores franceses famosos sus primeros resultados positivos con los académicos de medicina. En los archivos de París encontramos un diccionario biográfico que listaba las fechas necesarias y lugares de nacimiento de otros doctores franceses que, completados con la hora de nacimiento de cada doctor, demostrasen haber nacido con el ascenso o culminación de Marte o Saturno con la misma frecuencia que lo habían hecho los académicos de medicina. Muy impresionada por esta réplica, me convertí en la compañera de trabajo permanente de Michel y pronto también su mujer. Y empezamos a consultar todos los famosos profesionales disponibles en los Archivos de París.
Los resultados fueron numerosos: 570 campeones deportivos franceses tenían a Marte con mucha frecuencia después del ascenso y la culminación, 857 académicos de ciencias tenían a Saturno con mucha frecuencia en estas áreas, 676 líderes militares tenían a Marte y a Júpiter con mucha frecuencia en las mismas zonas, y así sucesivamente … Los cinco cuerpos más visibles, la Luna, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, resultaron ser repetidamente significativos siempre de la misma manera. Michel publicó estos primeros resultados franceses en 1955. [Aquí Françoise se olvida de que la Luna y Venus no se añadieron hasta más tarde]. Después se siguieron los mismos procedimientos en otros países europeos durante nuestras vacaciones de verano de 1955 a 1959. Todas las nuevas réplicas de los experimentos franceses dieron resultados idénticos a los datos recogidos en Francia. Posteriormente se repitió también el mismo proceso en Estados Unidos, de nuevo con idénticos resultados. … Mientras investigábamos otros factores que interferían con los resultados astrológicos (ciclos astronómicos y demográficos) tuvimos la oportunidad de recoger datos familiares con los que probamos la hipótesis de la herencia de Michel.
Después de la muerte de Michel, Françoise continuó publicando y editando Problemas astro-psicológicos, que había creado en diciembre de 1982 como foro de debate de los temas de Gauquelin. Sus muchos contactos en Europa y su fluidez con el francés, inglés, alemán e italiano permitieron que APP tuviese un importante contenido europeo, aunque todos los artículos estaban en inglés. En 1995 la frágil salud le obligó a suspender la publicación, y con el tiempo se mudó a una residencia de ancianos en Joigny, a 130 Km al sureste de París, donde murió en abril de 2007.
En los años 40 Gauquelin había observado cómo la astrología carecía de (1) datos de nacimientos para unas pruebas adecuadas, y (2) métodos rigurosos de análisis, que juntos sumaban un doble vacío. Gauquelin abordó el primer vacío llenándolo con profesionales eminentes. Eligió la eminencia porque era objetiva: las personas eminentes figuran en los diccionarios biográficos. Eligió profesionales porque sus profesiones tenían las calidades más apropiadas para el estudio astrológico:
“las profesiones que son sobre todo una manifestación objetiva de un interés personal, una fuerte vocación, o que tienen una relación directa con los grandes polos de atracción para la mente – la ciencia, el arte, la política, la guerra, y así sucesivamente. Las profesiones que estudiaba eran bastante diferentes del monótono ejercicio de una actividad pagada. Expresan la necesidad urgente de realizarse en un modo particular de vida o actividad — creando un trabajo de arte, haciendo un descubrimiento, actuando en una obra, y logrando una proeza deportiva. Por todas estas razones, lo que buscaba ante todo eran las personas célebres de cada profesión, ya que manifiestan de manera muy sorprendente las tendencias fundamentales de su actividad profesional” (L’Influence des Astres [La influencia de los astros] 1955:69-71, reafirmado en Escrito en las estrellas 1988:43).
Su preferencia por profesionales destacados tenía un fundamento sólido. Anteriormente, en los años 20, el psicólogo EK Strong y otros habían pasado muchos años estudiando diferentes profesiones. Observaron que las profesiones eran significativamente diferentes entre sí en modos que aparentemente no tenían conexión con el empleo, por ejemplo, en lo que les gustaba y lo que no de la gente, aficiones, distracciones, y libros. Los resultados demostraron que una profesión puede representar una forma de vida, así como una forma de ganarse la vida, y llevaron a lo que hoy es un inventario ampliamente utilizado, el Inventario de Intereses Vocacionales de Strong. Las muchas investigaciones posteriores que han utilizado este inventario han demostrado que los patrones de gustos y no gustos no surgen de la profesión, sino que existen antes de que una persona acceda a ella. Es más, son tan estables y permanentes como cualquier aspecto conocido de la personalidad. Todo lo cual confirma la solidez del enfoque de Gauquelin.
Al haber optado por estudiar a los profesionales destacados, Gauquelin entonces estableció un método para recopilar sus datos, empezando con los diccionarios biográficos. Para cada entrada del diccionario, sin excepción, seleccionaba la fecha y lugar de nacimiento, y escribía a la oficina de registro de cada lugar de nacimiento para que le diesen la hora y le confirmasen la fecha y el lugar. Al principio utilizó sólo nacimientos franceses, y se las arregló para recopilar casi 6.000, todos apoyados por los certificados de nacimiento donde constaba el sello del ayuntamiento y la firma del secretario. Todas las fuentes y los datos reales de nacimiento figuran en un apéndice de su primer libro L’Influence des Astres [La influencia de los astros] (pp.245-343).
Pasamos ahora al segundo vacío: métodos rigurosos de análisis. Una vez que tenía los datos, Gauquelin calculaba la carta natal, contaba las frecuencias de los factores relevantes, comparaba las frecuencias observadas con las frecuencias esperadas (corregidas para los efectos astronómicos y demográficos), y luego probaba las diferencias estadísticamente. Se apoyaría una afirmación sólo si la diferencia era significativa y replicable.
Gauquelin empezó su trabajo mucho antes de la aparición de las calculadoras, fotocopiadoras y ordenadores personales, así que cada carta, cada registro, cada cálculo, cada tabulación y cada análisis se tenía que hacer a mano. El trabajo difícilmente podría ser más laborioso, pero, no obstante, era esencial para la investigación adecuada de un ámbito controvertido. Tenía la enorme ventaja de que la selección de datos era objetiva y se podía comprobar todo el transcurso desde el diccionario biográfico hasta la información del registro. Tan solo en este sentido Gauquelin revolucionó el enfoque a la investigación astrológica.
Apéndice 4. Primeros resultados negativos
El primer libro de Gauquelin, L’Influence des Astres [La influencia de los astros] (1955:58-62) señala las siguientes pruebas de factores que Choisnard o Krafft habían declarado válidas. En todos los casos los resultados de Gauquelin fueron negativos, como sigue:
Posiciones planetarias en la muerte. [1] Aspectos entre el Sol en el nacimiento y Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno en tránsito en la muerte para 1154 doctores destacados, 2390 nobles franceses, 995 generales franceses, 1943 pintores y escultores, 500 sacerdotes, 409 muertes en la guerra documentadas. [2] Aspectos entre la Luna en el nacimiento y Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno en tránsito en la muerte para 635 doctores destacados, 1110 nobles franceses, 500 sacerdotes, 409 muertes en la guerra documentadas. Sólo se probaron los nacimientos posteriores a 1800 porque anteriormente no había tablas lunares disponibles. [3] Aspecto entre el Ascendente en el nacimiento y Marte, Saturno, Urano, Neptuno en tránsito en la muerte para 500 sacerdotes. [4] Aspectos entre el Ascendente y los planetas en el nacimiento, y el Ascendente en tránsito y los planetas en la muerte, para 34 casos de muerte violenta (más de 2000 comparaciones).
Estudios hereditarios. [1] Aspectos entre el Sol natal del padre y el Sol natal de sus hijos para 1873 nobles franceses (1113 hijos, 760 hijas). [2] Aspectos entre el Sol natal de los hijos para nobles franceses (primeras 500 comparaciones). [3] Distribución de las posiciones planetarias en familias para cuatro generaciones (56 miembros) de la familia Aboville, y cuatro generaciones (26 miembros) de la familia Hohenzollern (se compararon las posiciones con las de grupos de control aleatorios, ¡pero estas últimas fueron aún más sorprendentes!).
Personalidad y aptitud. [1] Posiciones del Sol natal (incluyendo los signos) para 1995 generales, 1943 pintores, otros 676 militares, 576 doctores destacados (Cáncer era débil), otros 508 doctores (Cáncer era el más fuerte), 500 actores, 623 criminales, 409 muertes en la guerra documentadas, 494 políticos y 884 sacerdotes. [2] Posiciones natales de los otros planetas (Luna-Neptuno), Ascendente y MC para 1154 doctores destacados, 884 sacerdotes, 676 militares, 500 actores, 570 deportistas, 494 políticos, 1267 pintores, 409 muertes en la guerra y 623 criminales. A primera vista los 623 criminales dieron resultados significativos para la Luna, con una correlación entre mitades partidas de r=0,45, p,005, pero entre tantas pruebas podría haber surgido por casualidad.
Otros estudios. [1] Los aspectos rechazados entre el Sol natal, la Luna y otros natales, especialmente Venus, Marte, Saturno, Urano para 623 criminales. [2] Los aspectos entre la Luna natal y Júpiter en tránsito (el significador astrológico de la buena fortuna) en los días en que 1154 doctores destacados franceses fueron elegidos para la Academia de Medicina.
Gauquelin comenta que “Esta enumeración seca no revela la importancia de las conclusiones extraídas de los resultados. Suponen una importante investigación en las pruebas de las reglas astrológicas con amplios y variados ejemplos. Es necesario hacer hincapié en que los resultados echan por tierra la astrología más de lo que podría parecer … porque no atacan las afirmaciones de determinados autores, sino las bases más elementales de la doctrina en sí” (L’Influence des Astres [La influencia de los astros] 1955:62).
Apéndice 5. Nueve tributos a Michel Gauquelin
Se han escogido extractos en la medida de lo posible para evitar la duplicación. El primero es de una carta a Françoise Schneider-Gauquelin (el nombre que adoptó después de su separación de Michel) en APP 8(2), 37, 1992. El resto son tributos del Astrological Journal 33(5), 281-294, septiembre-octubre 1991. La necrológica más completa que cubre el trabajo de Gauquelin es de Suitbert Ertel (1991), Nachruf auf Michel Gauquelin (Necrológica a Michel Gauquelin), Meridian 4:5-13, e incluye una bibliografía de 3 páginas y una foto de los Gauquelin tomada en torno a 1970.
De una carta de Douglas Coe, Berkeley, CA
Has causado [una profunda impresión] sobre mucha gente como yo, no sólo por el calibre de tu investigación científica, sino por tu ejemplo personal y tu inalterable integridad frente a la oposición irracional de la comunidad científica. … Muchos de nosotros tenemos investigaciones que han languidecido porque nuestros trabajos y familias parecen dejarnos con poco tiempo para ello. Al enterarme de que los dos ocupabais cargos docentes y teníais una vida en familia, y publicasteis series de libros populares de psicología, y al mismo tiempo lograsteis completar la investigación astrológica más importante del siglo XX, empiezo a sentirme totalmente incompetente. Sabes, te admiro muchísimo. Muchos de nosotros lo hacemos. … Cuando os conocí por primera vez en persona en la conferencia ISAR en Dominguez Hills, hace más de una década, estaba tan abrumado que apenas pude deciros dos palabras. … está claro que estoy casado con la astrología, para bien o para mal, [es] un matrimonio muy feliz, y se lo recomendaría a cualquiera con la misma forma de pensar carácter.
De los editores Suzanne Lilley-Harvey y Zach Matthews
Así como con la muerte del fundador de la AA, John Addey, en 1982, ahora parece haber acabado toda una época; y nos quedamos con un vacío y un gran ejemplo al que igualar. El norte de Michel era la dedicación a la verdad imparcial; su método eran la perseverancia y los estándares impecables. Juntos, ideal y método, con los igualmente incansables esfuerzos de su primera mujer, Françoise, generaron un fondo enorme de datos valiosos para la investigación astrológica … [que] ha cambiado irrevocablemente el rostro de la astrología, así como la actitud de la ciencia ortodoxa hacia nuestra antigua ciencia/antiguo arte. … Bajo los auspicios de Urania Trust, ya se ha establecido el Fondo de Investigación de Michel Gauquelin, con el comprometido respaldo tanto de la Asociación Astrológica como de la Facultad de Estudios Astrológicos. El objetivo de este fondo es fomentar la investigación astrológica al más alto nivel; en definitiva, continuar con el trabajo de Michel Gauquelin.
De Françoise Schneider-Gauquelin
Sabiendo que había sido la primera mujer de Michel de 1954 a 1985 y una entusiasta colaboradora de sus proyectos de investigación astrológica … un vecino [llamó para decir] que habían pedido a los bomberos que entrasen en nuestro laboratorio de investigación (LERRCP) para averiguar por qué no habían visto a Michael entrando y saliendo de la casa como de costumbre. Por desgracia le encontraron sin vida en su sofá con un frasco vacío de somníferos y una carta dirigida a su hermana explicándole su decisión de quitarse la vida. Me parece terriblemente triste que un investigador tan dinámico e ingenioso finalmente renunciase a seguir esta difícil carrera por un episodio depresivo. Creo que la astrología necesita el tipo de clasificación seria de lo que tiene un significado científico duradero entre las innumerables ideas y técnicas ofrecidas al escrutinio público en las revistas astrológicas, en las que Michel me inició cuando nos conocimos. No fue sólo uno de los recopiladores de datos más dedicados y escrupulosos del mundo; también tuvo la visión clara de cuántas muestras de datos investigados concienzudamente, réplicas y controles se necesitaban para resultar razonablemente convincente en ámbitos científicos. Obviamente, después de tantas batallas llevadas a cabo con éxito contra rivales que no siempre luchaban tan justa y objetivamente como él, le desbordó el agotamiento. La ruptura de sus dos matrimonios sucesivos podría haber contribuido a este sentimiento, dejándole demasiado aislado afectivamente.
Del profesor Hans Eysenck
Michel Gauquelin era una persona encantadora, ingeniosa, sociable y siempre dispuesta a hablar sobre su última investigación. Fue deportista, clasificándose en su mejor momento entre los 50 mejores jugadores de tenis de Francia. En numerosas conferencias a las que asistimos nos escapábamos y nos íbamos a jugar un partido en las pistas de tierra batida de Francia, Italia, Alemania o Suiza. Michel siempre parecía sumamente estable, un pilar sólido; nunca perdía los papeles, por muy poco razonables que fuesen sus críticos. Es difícil entender qué es lo que le hizo quitarse la vida, aunque el hecho de que su segundo matrimonio se hubiese roto podría haber sido responsable de la depresión atípica que le invadió este año. [Además estaba delicado de salud y su madre había muerto recientemente, una tragedia que compartía con su hermana Martine]. Sólo el futuro dirá si abrió un nuevo capítulo en la investigación científica, o si se dejó engañar por algún error trivial de la metodología. (Lo anterior también formó parte de la necrológica de Eysenck en The Independent, 20 de junio de 1991:31).
De Charles Harvey
Michel Gauquelin, que había escrito tan mordazmente sobre las fantasías y los disparates de los astrólogos, así como el ápice de verdad en la astrología, no era un estadístico deshumanizado, aburrido, sino un ser humano real, cálido, con el que se podía mantener una conversación y un debate auténticos. … De hecho, el primer amor apasionante y ambición romántica de Michel habían sido llegar a ser un gran pintor. Para ello había estudiado durante un año en la famosa Paris École des Beaux Arts. … Michel había sido, por su puesto, un estudiante apasionado de astrología desde que tenía al menos once años, cuando su padre dentista le enseñó los principios básicos y cómo hacer una carta. Los científicos y colaboradores que no han tenido esa experiencia y que siguen la investigación de Michel y sus argumentos intelectuales al pie de la letra, no pueden comprender totalmente la sutileza de la postura de Michel. Era totalmente fiel al canon de la investigación científica. Cultivaba una imparcialidad y una objetividad supremas y siempre estaba dispuesto a seguir los hechos a donde fuera que le llevasen. … Gauquelin forma ahora parte de nuestra herencia y tradición. Su recuerdo nunca desaparecerá.
De Roger Elliot
Michel Gauquelin fue el mejor amigo que la astrología moderna podría tener. Comprensivo con nuestras ideas, pero nunca crédulo, desenterraba una verdad de las capas de conjeturas, anécdotas y reglas heredadas que constituyen la tradición astrológica. … Algunos lo veían como un frío racionalista dispuesto a destruir nuestra creencia; y pocos astrólogos practicantes utilizan todavía los sectores de Gauquelin en su trabajo. Pero para otros, especialmente en Gran Bretaña y, recientemente, América, se convirtió en un investigador infinitamente útil, que nos ha mostrado cómo el método científico podría ayudar, y no dificultar, nuestro trabajo como astrólogos. (Lo anterior también formó parte de una necrológica de Elliot en The Independent, 25 de junio de 1991:14).
De J. Lee Lehman
Fue un placer conocer a Michel y trabajar con él. Además de su intelecto, tenía un excelente sentido del humor, y parecía verdaderamente interesado por la gente. Los escépticos han intentado en ocasiones afirmar, incluso después de resultados positivos, que Michel todavía no aceptaba la astrología. Simplemente recordaría un incidente de la última UAC: se pidió a los ponentes que se disfrazasen y representasen los diferentes signos y planetas. Michel lo hizo de Escorpio. ¡¿Se haría pasar por su propio signo solar un escéptico?!
De Michael Erlewine
Aunque Michel Gauquelin y yo sólo nos vimos en tres ocasiones, … compartimos varias conversaciones prolongadas, bastante complejas y personales que cubrían todos los aspectos de la vida. Algunas de estas conversaciones incluso se grabaron en audio y vídeo. … Gauquelin tenía una enorme disciplina, en particular, por lo que respecta al trabajo simple y duro a la vieja usanza – presenciar las tareas repetitivas de recopilación de datos que se fijaba para sí mismo. Se enorgullecía de su justicia e imparcialidad, y siempre se daba prisa en declarar que independientemente de los hechos que surgiesen — tanto si respaldaban su propia hipótesis o no – serían el lado por el que tomaría partido. Aborrecía todo tipo de parcialidad, y era incansable a la hora de arrancarla de raíz de su propio enfoque. [Al igual que] cómo afrontó la disolución de su primer matrimonio y las posteriores disputas públicas que se generaron. … Al final superó todos los prejuicios personales y sentimientos heridos que tenía e insistió en brindar imparcialidad a su exmujer. Yo mismo lo presencié. … Con Gauquelin las conversaciones siempre eran diálogos. Siempre le interesaba lo que tenías que decir. Este mero hecho le hace casi único, según mi experiencia.
De Geoffrey Dean
Mientras los astrólogos hablaban, y hablaban sobre hablar, Michel Gauquelin lo hacía. Desde su diminuto laboratorio en las callejuelas de París, sus inmensos trabajos creaban misterios fascinantes que han asegurado su lugar en la historia. Si veía más que la mayoría no era porque se apoyase en hombros de gigantes, sino porque se apoyaba en hombros de datos. … A pesar de su abrumadora carga de trabajo era un corresponsal rápido, usaba la máquina de escribir manual, que prefería a cualquier procesador de textos, y fue un modelo de claridad. Para algunos de sus últimos artículos y libros solicitaba ayuda para lo que él llamaba su “inglés vacilante”, lo que era irónico, ya que Michel, en el peor de los casos, normalmente era más claro que la mayoría de escritores nativos ingleses en el mejor de sus casos. … Tal como corresponde a su Júpiter elevado, era filosófico sobre sus resultados, confiando con una sonrisa en que podría o no tener razón, y nunca estaba seguro de que viviría para ver los misterios resueltos, pero siempre esperaba que sí. Pero no iba a ser así. Cuando las tristes noticias llegaron a Australia, era primera hora de la tarde después de un cálido día de invierno. El aire con olor a goma era tranquilo y considerablemente nítido. En el oeste, abandonados por los ecos decrecientes de un atardecer dorado, había un excepcional triángulo de planetas separados por la simple anchura de un dedo, una punta de flecha que señalaba más allá de la luna brillante curvada hacia el este donde, al ponerse, ascendería Saturno. Los cinco planetas de Gauquelin en los sectores clave y ardiendo por este nuevo comienzo. Si los ángeles tienen oficinas de registro, deberían tener cuidado.
Apéndice 6. Principales publicaciones de Gauquelin
Entre los libros de Michel Gauquelin se incluyen:
- L’Influence des Astres [La influencia de los astros]. Le Dauphin, París 1955.
- Méthodes pour étudier la répartition des astres [Métodos para estudiar la distribución de los astros]. LERRCP, París 1957
- (Traducción al inglés, Phenomena Publications, Toronto 1981).
- Les Hommes et les Astres [Los hombres y los astros]. Denoël, París 1960.
- L’Astrologie devant la Science [La astrología ante la ciencia]. Planète, París 1966.
- The Cosmic Clocks [Los relojes cósmicos]. Regenery, Chicago 1967.
- Songes et Mensonges de l’Astrologie [Sueños y mentiras de la astrología]. Hachette, París 1969.
- The Scientific Basis of Astrology [La base científica de la astrología]. Stein and Day, Nueva York 1969.
- Astrology and Science [Astrología y ciencia]. Peter Davies, Londres 1970 (ex Planète 1966).
- Cosmic Influences on Human Behaviour [Influencias cósmicas sobre el comportamiento humano]. Stein and Day, Nueva York 1973.
- Dreams and Illusions of Astrology [Sueños e ilusiones de la astrología]. Prometheus, Buffalo 1979.
- The Spheres of Destiny [Las esferas del destino]. Dent, Londres 1980.
- The Truth about Astrology [La verdad sobre la astrología]. Blackwell, Londres 1983. Igual que:
- Birth times: A Scientific Investigation of the Secrets of Astrology [Horas de nacimiento: Investigación científica de los secretos de la astrología]. Hill & Wang, Nueva York 1983.
- Cosmic Influences on Human Behaviour [Influencias cósmicas sobre el comportamiento humano]. 3ª edición, Aurora, Nueva York 1985.
- Planetary Heredity [Herencia planetaria]. ACS, San Diego 1988.
- Written in the Stars [Escrito en las estrellas]. Aquarian, Wellingborough 1988.
- Neo-Astrology: A Copernican Revolution [Neo-astrología: Una revolución copernicana]. Penguin, Londres 1991.
En 1984 Richard Nolle, reseñador de libros para la revista Horoscope, escribió “Todo estudiante de astrología que esté por encima del nivel principiante necesita saber toda la historia que hay detrás de la investigación de Gauquelin sobre las posiciones natales de los planetas. [Opino que] Birth Times [Truth about Astrology] (Horas de nacimiento [La verdad sobre la astrología]) es la mejor fuente del trabajo de Gauquelin para el lector no especializado o el estudiante de astrología”. (Horoscope, junio 1984:41-42).
Gauquelin fue también el autor o editor de unos treinta libros sobre psicología.
Entre los libros y revistas de Françoise Gauquelin se incluyen:
- Psychology of the Planets [Psicología de los planetas]. ACS, Sn Diego, 1982, 110 páginas.
- Problèmes de l’heure résolus pour le monde entier [Problemas actuales resueltos para el mundo entero]. Éditions de La Grande Conjunction, París 1987, edición revisada 1991, 360 páginas.
- Astro-Psychological Problems [APP] [Problemas astro-psicológicos] 1982-1995. París.
De las treinta publicaciones técnicas de Gauquelin (que totalizan varias estanterías de pie de A4), siete son de Michel, una de Françoise, y el resto es de los dos de forma conjunta. En Correlation 11(1), 12-23, 1991, figura una bibliografía completa de Suitbert Ertel sobre los libros y artículos de Gauquelin. Quizá el resumen más conciso del trabajo de Gauquelin en 1992 es “Update on the Mars Effect” (Actualización sobre el efecto Marte), de Ertel, Skeptical Inquirer 16, 150-160, 1992, que incluye 43 referencias y un estudio sobre posibles explicaciones físicas. Para las últimas novedades, ver “El trabajo de Gauquelin 2. Opiniones, artefactos, misterios” en este sitio web, dentro de Gauquelin.
……………..
De http://www.astrology-and-science.com
Traducción: Cristina Sánchez
Revisión: AE
Pedazo de trabajo de investigación.Enhorabuena.Gracias