Hoy publicamos la traducción de uno de los artículos más críticos y completos contra la Astrología. Quienes nos leéis desde hace tiempo sabéis que nos interesa conocer nuestros puntos flacos, para asumirlos y reflexionarlos con humildad intelectual. Creemos que es imperativo revisar la forma de usar la herramienta, reflexionar sobre el alcance y tipo de información que manejamos.
Artículo escrito por los ya conocidos Geoffrey Dean e Ivan W. Kelly. En él se plantea si los astrólogos tenemos aptitudes psíquicas no convencionales y, al margen, si hay evidencia experimental para apoyar nuestra disciplina. Se presentan algunas investigaciones de gran valor, como varios estudios con gemelos astrales o el intento de diferenciación de sujetos con un claro perfil de extraversión o neuroticismo (en base al enfoque psicométrico de Eysenck).
Aunque el concepto de semejanza usado en Psicometría debería ser revisado para ser aplicado en Astrología, así como la pretensión de que la carta «nos hable» de cosas que de hecho no nos habla, el artículo ofrece muchas pistas de cómo podría encararse la investigación rigurosamente. Es de admirar la gran cantidad de estudios y datos que hay detrás de un artículo de esta magnitud. Durante las próximas semanas publicaremos una réplica al artículo así como una contra-réplica, para motivar el debate.
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¿Resulta relevante la astrología para la consciencia y el factor psi(quico)?
Geoffrey Dean y Ivan W. Kelly
Revista de Estudios sobre la Consciencia, 10, Nº 6-7, 2003, pp. 175-198
Resumen: Muchos astrólogos atribuyen una lectura competente de la carta astral a lo que ellos llaman intuición o capacidad psíquica, donde la carta astral actúa como una bola de cristal. Al igual que ocurre en el chamanismo, relacionan la consciencia con una realidad transcendente que, si es verdad, podría suponer una reevaluación de las actuales teorías biológicas del conocimiento. En los países occidentales aproximadamente 1 persona de cada 10.000 practica o estudia seriamente la astrología, así que el número total es sustancial. Se han hecho muchas pruebas de astrólogos desde los años 50, pero sólo recientemente ha sido posible un estudio coherente. Una prueba a gran escala de personas nacidas con una diferencia de menos de cinco minutos no encontró ningún indicio de las semejanzas predichas por la astrología. El metaanálisis de más de cuarenta estudios controlados sugiere que los astrólogos son incapaces de obtener resultados significativamente mejores que la casualidad, incluso con tareas más básicas como predecir la extroversión. Más concretamente, los astrólogos que afirman usar la capacidad psíquica no obtienen mejores resultados que los que no lo hacen. No se niega la posibilidad de que la astrología pueda ser relevante para la consciencia y el factor psi, pero dichas influencias, si existen en astrología, parecerían ser muy débiles o muy excepcionales.
Prólogo
La astrología tiene una cosa segura en común con la parapsicología: una efusión sumamente visible de disparates impulsados por el mercado que amenazan con enterrar el trabajo de investigadores serios. Así como para una persona corriente la parapsicología significa cazar fantasmas y lo psíquico líneas telefónicas, la astrología significa signos solares y columnas periodísticas. Aquí ignoramos la última opinión a favor de la astrología seria, el estudio de supuestas relaciones entre los asuntos celestiales y terrenales. Charles Carter (1925), el principal astrólogo británico de su época, expuso con claridad el caso de la astrología del modo siguiente:
Los experimentos prácticos pronto convencerán a los más escépticos de que los cuerpos del sistema solar indican, si es que, de hecho, no producen, cambios en: 1. Nuestras mentes. 2. Nuestros sentimientos y emociones. 3. Nuestros cuerpos físicos. 4. Nuestros asuntos externos. Correspondencia: Profesor I.W. Kelly, Departamento de Psicología Educativa, 28 Campus Drive, Universidad de Saskatchewan, Saskatoon, Canadá S7N 0X1. Email: ivan.kelly@usask.ca
Sin embargo, la apelación a “experimento práctico”, o experiencia, no es tan simple como podría parecer. La astrología se puede aplicar a cualquier cosa que nace o comienza una existencia independiente, como una persona, compañía, barco, nación, animal o idea; y el astrólogo empieza calculando la carta astral u horóscopo, un mapa estilizado de los cielos en el momento del nacimiento (pensad en una rueda cubierta de símbolos extraños) según se ve desde el lugar de nacimiento. Luego viene la interpretación. Pero después de veinte siglos de práctica, los astrólogos todavía no pueden ponerse de acuerdo sobre qué debería contener una carta astral, cómo debería interpretarse, o qué debería revelar. Tampoco están de acuerdo sobre cómo debería probarse la astrología, o incluso (a pesar de lo que dice Charles Carter) sobre si puede probarse en primer lugar. Como resultado, incluso para los astrólogos la “astrología es casi tan confusa como el caos terrenal que se supone que tiene que aclarar” (Dobyns y Roof, 1973, p. 4). Para nuestro actual propósito este desacuerdo y confusión tienen poca importancia. Como veremos, lo que importa es que algunos astrólogos afirman que la astrología implica un estado alterado de consciencia, y muchos más afirman que la astrología implica cierto grado de factor psi. Así que si los astrólogos pueden obtener resultados como afirman, podríamos estar en el buen camino. Primero, miraremos las afirmaciones (éstas ocupan aproximadamente la mitad de lo que sigue) y luego los estudios empíricos.
Astrología y consciencia
Sabemos que los procesos del cerebro están relacionados con la consciencia, la diferencia entre estar despierto y estar dormido. Pero, ¿es la consciencia un proceso biológico que necesita un cerebro biológico, o es simplemente un subproducto de complejidad que necesita solamente una complejidad suficiente, como en un programa informático futurista? Hasta la fecha nadie lo sabe con seguridad. Pero si los vínculos astrológicos con el comportamiento humano son reales, podrían proporcionar pistas.
Desgraciadamente, los propios astrólogos aportan más confusión que pistas. Por ejemplo, algunos astrólogos ven la astrología como una descripción de “cosas de la mente que forman y determinan todo en la vida y la consciencia” (Harvey y Harvey, 1999, p.31). Otros ven la consciencia como simplemente otra cosa más que muestra la carta natal; por ejemplo, el aspecto quintil “introduce una nueva dimensión de consciencia”, así que “experimentas sutilezas de pensamiento que trascienden lo normal”, mientras que Júpiter lleva a “expansiones de consciencia” (Moore y Douglas, 1971, pp. 586, 707). Precisamente es difícil decir qué significa todo esto, ya que este discurso plantea más preguntas que las que contesta.
Nuestra mejor pista sobre la consciencia procede de la astrología horaria, donde se dice que se contesta a la pregunta de un cliente en la carta astral calculada cuando el astrólogo recibe la pregunta. Un astrólogo corriente ve la carta astral como existente, independientemente del astrólogo, mientras que una carta astral horaria no existe hasta que el astrólogo se involucra al recibir la pregunta. Algunos astrólogos como Jeff Mayo (1964) creen que esto es:
pura tontería que alguien crea que una pregunta … tenga su respuesta correcta envuelta cuidadosamente en las vibraciones cósmicas sintonizadas para cuando se abra la carta el miércoles a las 9:03 am – o, si el tren del destinatario se ha retrasado de camino a su oficina, a las 9:14 am. La astrología horaria se burla de un tema serio. (p. 184)
Pero para el astrólogo británico Geoffrey Cornelius (1994), profesor y practicante de la astrología adivinatoria, la involucración real del astrólogo, en lugar de ser un mero intérprete, sugiere que las “conexiones” astrológicas son menos un regalo de la naturaleza y más un producto de la mente del astrólogo; es decir, de la consciencia. En este punto de vista de la astrología de “todo está en la mente” no hay nada en realidad “ahí afuera” que involucre a los planetas. En su lugar, lo que importa es el estado mental del astrólogo. La técnica utilizada para leer la carta es pues simplemente un ritual que lleva al estado mental adecuado. Al igual que discrepan los astrólogos, también lo hacen las técnicas, pero todas las técnicas funcionarán necesariamente sin importar cuánto pueda parecer que discrepan.
El astrólogo británico Charles Harvey (1994) señala que dicho punto de vista tiene la ventaja de elevar las confusiones internas de la astrología por encima del criticismo, y la desventaja de rechazar cualquier forma de que la astrología mejore con respecto, por ejemplo, a la lectura de hojas de té, o de que se haya descubierto en primer lugar. British astrologer Charles Harvey (1994) points out that such a view has the advantage of elevating the internal confusions of astrology above criticism, and the disadvantage of denying any way for astrology to be improved over, say, tea-leaf reading, or to have been discovered in the first place. Argumenta que puede haber un componente psi en la astrología (un punto con el que estarían de acuerdo la mayoría de astrólogos, ver más adelante), pero no hasta el punto que afirma Cornelius, simplemente porque algunas lecturas de carta generadas por ordenador “pueden demostrar notablemente este punto” (p. 398). No obstante, a pesar del desacuerdo, dicho punto de vista facilita una pista demasiado buena como para ignorarla. Para ver cómo la astrología podría ser nada más que el estado mental adecuado, podemos observar el chamanismo.
Paralelismos con el chamanismo
Para los chamanes o curanderos, que supuestamente obtienen información del mundo espiritual para beneficiar a su comunidad, todo proporciona conocimientos sobre todo lo demás, pero sólo a través de símbolos que tienen que interpretarse para que tengan sentido. En el chamanismo:
Los símbolos … sirven como llaves que abren la puerta hacia … otro orden de la realidad … Los esquemas de imágenes [sistemas de símbolos] de los practicantes chamánicos eran especialmente hábiles cuando se requería una predicción. El juego tenía que encontrarse, los patrones climáticos tenían que pronosticarse, los movimientos del enemigo tenían que anticiparse …los ajustes de precisión chamánicos de los esquemas de imágenes gracias a una percepción agudizada y/o a estados modificados de consciencia podrían haber colaborado en esta función (Krippner, 2000, pp. 102,114).
Los astrólogos trabajan en un mundo similar de simbolismo y “esquemas de imágenes”, donde todo interactúa con todo lo demás y tiene que interpretarse para que tenga sentido. En lugar de la danza frenética, el tamborileo y la ingesta de hongos utilizados por los chamanes para alcanzar la “consciencia chamánica”, hay una concentración en la carta astral y su simbolismo profundamente complejo basado en la analogía, la mitología, la numerología, la comprensión y las ideas antiguas en general, y cada símbolo es aplicable en diferentes niveles como el interior, exterior y el físico, que a su vez dependerán de la edad, madurez, género y así sucesivamente. La complejidad de la carta astral, por lo tanto, casi no tiene límite, razón por la cual se dice que las mejores lecturas necesitan la ayuda del factor psi para poner en orden la confusión. Para muchos astrólogos la lectura de una carta no implica nada más que una concentración normal, así que la “consciencia chamánica” apenas les incumbe. Pero para otros es diferente. Consideremos lo que el psicólogo clínico americano Ralph Metzner (1971), antiguo editor de Psychedelic Review, dice en su libro Maps of Consciousness. Durante seis años exploró “los extraordinarios mundos interiores que me abrieron los psicodélicos” (estos mundos son similares a las experiencias chamánicas), después de lo cual empezó a ver cómo la astrología y otros sistemas adivinatorios “estaban originalmente destinados a usarse como mapas para el camino del desarrollo evolutivo de la consciencia” (p. vii). Es cuidadoso con la distinción entre un modelo (simula cómo te comportas) y un mapa (pruébalo y ve cómo te sientes) (p.10). Más concretamente:
Al igual que … otros métodos proféticos [adivinatorios], la lectura astrológica del horóscopo es en cierto modo un marco para la percepción intuitiva. Conozco a una astróloga clarividente que simplemente mira el diagrama del horóscopo propiamente dicho [carta astral] y entonces empieza a “ver” la vida interior, las formas de pensamiento, y los patrones emocionales de su cliente, casi como si estuviese mirando en una bola de cristal (p. 111).
Consideremos también cómo describe la astróloga americana Jane Evans (1979) la lectura de la carta astral como “un ritual que conlleva una dimensión mágica”, con claros paralelismos chamánicos:
Cuando el astrólogo trabaja con la simbología ancestral dándole una interpretación más apropiada para esta época, se convierte en una entrada activa, en una profunda participación con esos símbolos y la personalidad-ego del [dueño del horóscopo] … Cuando se alcanza esa participación hay un avance. El astrólogo puede ser llevado … hasta el interior en introspección. Como un relámpago que muestra todo un panorama anteriormente en la oscuridad, la nueva percepción ilumina repentinamente el horóscopo dando un patrón y un significado a lo que hasta ahora era simplemente una colección de símbolos… Se abre una puerta a la comunicación con el Yo Interior, sea el tuyo propio o el de la persona cuyo horóscopo se está estudiando (p. 5).
Lo mismo sucede con esta descripción de lectura de la carta astral de la astróloga británica Rose Elliot (1974):
En primer lugar, me gusta absorber la carta completamente; como observándola, no analizándola, sino dejando que los diferentes factores se hundan en mi subconsciente. Cuando realmente llega el momento de interpretar la carta, me concentro en el centro de la carta, que aparece como una especie de esfera dorada; concentrándome en este punto de la carta, siento como si estuviese dentro de la carta, situada en el centro, con todas las fuerzas planetarias alrededor de la carta jugando conmigo como los rayos del sol … En un determinado momento la esfera dorada que he descrito se abre, y me encuentro de pie en una especie de pasillo. Este pasillo representa el tiempo … Puedo volver la vista atrás en este pasillo hacia el pasado, y adelante hacia el futuro. Mientras lo hago, algunas “habitaciones” que dan al pasillo se iluminan y miro en su interior y veo una imagen, como un cine … Éstas siempre tienen una relación con la carta (pp. 12-13).
Elliot no sería tu astróloga normal cotidiana. Naturalmente sus experiencias podrían surgir no del éxtasis chamánico, sino simplemente de una personalidad propensa a la fantasía (una que fantasea vivamente durante gran parte de su vida consciente). Pero la propensión a la fantasía parece ser un ingrediente esencial del chamanismo (Krippner, 2000, p. 96), así que podría no importar para nuestro objetivo. La cuestión es que los dos grupos (chamanes y astrólogos) relacionan la consciencia con una realidad trascendente que, si es verdadera o incluso parcialmente verdadera, podría necesitar una nueva valoración de las actuales teorías biológicas del conocimiento. Al igual que se puede considerar el chamanismo como relevante para la consciencia, también se puede decir de la astrología, especialmente porque nuestra principal preocupación aquí es la validez, lo cual los estudios chamánicos parecen tener poco en cuenta.
Es más, Freeman y Núñez (1999, p. xi) señalan que la separación mente-cuerpo parte de la separación magia-ciencia, según la visión del mundo, caracterizada por la astrología por un lado y por la física newtoniana por el otro. Así que la astrología podría llevarnos a nuevas percepciones útiles previas a la separación. Punto en el que pasamos a considerar el factor psi.
Astrología y el factor psi
El parapsicólogo John Beloff (1994) afirma que la existencia del factor psi sugiere que la mente puede “extraer información de objetos además de su propio cerebro”. Igualmente, si los cielos realmente tienen correlación con el comportamiento humano, o son simplemente un medio para alcanzar el estado mental adecuado, tal como aseguran de diversas maneras los astrólogos, sugiere que las mentes podrían verse afectadas por cosas además de los cerebros (y viceversa). También podría ser evidencia de fenómenos paranormales que podrían estar relacionados con el factor psi.
Como un valor añadido, la astrología aporta ventajas en común con la parapsicología: verificabilidad (al menos en principio), promesa de nuevos conocimientos y (según los astrólogos) resultados positivos. Ambos tienen en común muchos problemas metodológicos y conceptuales, por ejemplo, comparad los artículos de evaluación del factor psi y los comentarios en Behavioural and Brain Sciences (1987) con su equivalente astrológico en Correlation (1994-8).
El valor añadido sería aún mejor si los astrólogos tuviesen una capacidad psíquica genuina, que ven como un regalo sinónimo de intuición, que misteriosamente hace surgir cosas en sus mentes. Saben sin saber cómo saben (y sin saber que podrían muy bien estar equivocados). Sin embargo, sólo la capacidad psíquica, si existe, carece de explicación científica, mientras que la intuición puede deberse al proceso subconsciente de la experiencia previa (Eysenck, 1995, pp. 170-201; Myers, 2002). Pero aquí la distinción es menos importante que determinar si está ocurriendo algo inusual.
¿Tienen los astrólogos capacidad psíquica?
Sigmund Freud fue miembro correspondiente de la Sociedad para la Investigación Psíquica desde 1911 hasta su muerte en 1939. En 1921 explicó cómo uno de sus pacientes le había dado una fecha de nacimiento a una astróloga reconocida de Múnich, que predijo que en unos pocos meses la persona moriría por intoxicación de cangrejo u ostra. En realidad, la predicción estaba equivocada, aunque la persona casi se había muerto por intoxicación de cangrejo en ese mismo periodo un año antes (lo que podría no tener nada de especial si la persona comía cangrejos con frecuencia). Según muestra la siguiente cita, Freud dice que tiene dudas sobre si la astrología podría descubrir algo tan específico como una intoxicación de cangrejo:
No olvidemos cuánta gente nace el mismo día. ¿Es concebible que … la fecha de nacimiento incluya tales detalles?… Por otra parte, su cliente sí que poseía esta información. El suceso se puede explicar completamente si estamos dispuestos a asumir que … existe la transferencia del pensamiento … el objetivo del trabajo de la astróloga era desviar sus propias fuerzas intrapsíquicas, y ocuparlas de forma inocua. Esto hizo que le fuera posible volverse receptiva y permeable al impacto del pensamiento de otros (Freud, 1921/1955, pp. 181-3).
Cincuenta años más tarde, el investigador psíquico Alan Vaughan (1973) propuso casi el mismo punto de vista, quien comenta “Mi propia pequeña experiencia con los astrólogos me ha dado la impresión de que sus mejores aciertos son más bien psíquicos que astrológicos, aunque en realidad es muy difícil separar los unos de los otros” (p. 103).
La mayoría de astrólogos no estaría en desacuerdo con este punto de vista. Una carta es tan compleja que la astróloga americana Doris Chase Doane (1956) dice “es casi imposible leer una carta astral … sin ejercitar en cierta medida la Percepción Extrasensorial” (p. 3). Según Moore y Douglas (1971) “algunos astrólogos tienen el don de la clarividencia. Usando el horóscopo como una herramienta psicométrica, pueden ser espectacularmente competentes a la hora de describir los detalles específicos de la vida de una persona” (p. 8). Cornelius argumenta que hay algún elemento desconocido “involucrado en la interpretación astrológica … [y] tanto los astrólogos como los investigadores lo describen en general, pero sistemáticamente, como Percepción Extrasensorial (ESP en inglés) o intuición” (p. 70). Una encuesta entre 250 astrólogos, la mayoría americanos, reveló que más de la mitad afirmaban utilizar la capacidad psíquica en sus lecturas de cartas (Moore, 1960, p. 127). Al igual que Freud, Dal Lee (1964) concluye que los significados astrológicos son demasiado amplios para permitir afirmaciones concretas a menos que se utilice alguna facultad de Percepción Extrasensorial, y que algunos astrólogos tienen Percepción Extrasensorial al menos algunas veces, a menudo consiguiendo un acierto perfecto, pero sin saber apenas de dónde viene. Observemos más de cerca.
Persuasores ocultos
Ejemplos de lo que parecen ser aciertos perfectos son: ver abusos a la edad de trece años, ver la localización de un chal extraviado en un restaurante francés (Phillipson, 2000, pp. 64, 71) y adivinar los signos solares correctamente. Dichos aciertos llevan a la afirmación que hacen los astrólogos orgullosa y repetidamente, de que la astrología es incuestionable, porque se basa en la experiencia, lo que hace eco de nuestra cita inicial de Charles Carter. Pero la afirmación es insostenible, porque los astrólogos desconocen en general los muchos persuasores ocultos que pueden hacerles ver aciertos donde no existen (Dean, Mather y Kelly, 1996, pp. 89-93). Ejemplos son: el efecto Barnum (leer especificidades en generalidades), la disonancia cognitiva (ver lo que crees), la lectura en frío (dejar que el lenguaje corporal sea tu guía), la no-falsabilidad (nada puede ir en detrimento de tu idea) y el condicionamiento operante (cara, ganas, cruz, es irrelevante). Hay muchas más. Técnicamente, estos persuasores ocultos se pueden describir como “artefactos estadísticos y sesgos inferenciales”.
Cuando se previenen los persuasores ocultos, desaparecen en general los aciertos, como un astrólogo americano que desafió públicamente a los escépticos para probar sus predicciones de apariencia (Ianna y Tolbert, 1984), un astrólogo francés que afirmaba diagnosticar condiciones médicas (Gauquelin, 1987), y cuando al adivinar signos solares se descubrió que dependía del lenguaje no verbal (Dean, 1983). El ofrecer premios en metálico de hasta 5.000 dólares no mejoró el índice de aciertos (Dean, Mather y Kelly, 1996, p. 71). Como ejemplo, en 1927 miles de astrólogos intentaron ganar 1.000 dólares (en ese momento aproximadamente el salario anual medio) mediante la descripción correcta de tres personas a partir de su fecha de nacimiento, pero el resultado fue un evidente desacuerdo – “no sólo se contradijeron a sí mismos, sino que fracasaron unánimemente al describir a las tres personas” (Miller, 2002). Dicha situación le será familiar a cualquier investigador de afirmaciones paranormales. (1)
Por supuesto, esto no niega la posibilidad de que los astrólogos puedan tener una capacidad psíquica genuina. De hecho, la mayoría de astrólogos ignoran enérgicamente esos problemas en aras de ver la astrología menos como un conjunto de normas y más como algo parecido a la adivinación, donde “su fiabilidad depende de la calidad de la intuición del astrólogo” (Phillipson, 2000, p. 167). Algunos incluso ven la astrología como un vínculo con el mundo espiritual, un enfoque que exploramos ahora.
Ayuda de guías espirituales
Algunos astrólogos afirman que les ayudan guías espirituales, por ejemplo, se sentirán de algún modo “dirigidos” a centrarse en determinados factores de la carta, o de repente les llamará la atención algo de una carta astral. El astrólogo americano Gary Keen (1988) describe el efecto de dicha guía sobre el astrólogo:
Sabe que ha penetrado un abismo que separa el mundo material del mental o desconocido [espiritual] … Intentará desarrollar algún tipo de asociación con este poder mágico oculto que reside dentro, alrededor y por encima del horóscopo que sujeta en su mano (pp. 19-20).
Dichos efectos explican por qué algunos astrólogos ven la carta astral como un mandala o diagrama mágico, un medio para contactar con poderes espirituales que guían y dirigen a una persona.
Observe de nuevo el paralelismo con el chamanismo, donde los “practicantes alteran o acentúan deliberadamente su percepción consciente para entrar en el así llamado “mundo espiritual”, accediendo a material que utilizan para ayudar y sanar a los miembros del grupo social que ha reconocido su estatus chamánico” (Krippner, 2000, p. 98). De hecho, la astróloga americana Barbara Clow (1988) destaca el “deber chamánistico” del astrólogo de poner al cliente en contacto con las fuerzas espirituales, haciendo, por lo tanto, que la carta sea “un campo de energía unificado de consciencia” (p. xv).
Según Burgoyne (1889/1982, p. 84), astrólogo y médium, para aprender realmente la astrología hay que ser capaz de contactar con los espíritus y así recibir el conocimiento oculto. De nueve conferenciantes seleccionados al azar en una convención americana importante de astrología, siete afirmaron tener guías espirituales o eran espiritistas, y otro estaba interesado en la literatura espiritista (Ankerberg y Weldon, 1989, p. 219). Algunos libros sobre astrología han estado supuestamente dictados por guías espirituales, y algunos están dedicados a los guías espirituales, por ejemplo, Reincarnation Through the Zodiac [Reencarnación a través del zodiaco] (1978), de Joan Hodgson, está dedicado “con un profundo amor y agradecimiento” a su guía espiritual, Águila Blanca. Cuando al vidente Edgar Cayce le preguntaron si era apropiado estudiar astrología, su guía espiritual contestó: “Si se estudia correctamente, sí que lo es, mucho, mucho, mucho” (Gammon, 1973, p. 15). Incluso John Addey, el principal astrólogo británico e investigador empírico de su época, era de la opinión de que los planetas “son existencias o sustancias espirituales y su influencia es universal” (Addey, 1996, p. 9). (2)
En resumen, dichos puntos de vista sostienen que los espíritus son la base real de la astrología, y que las “energías” planetarias son realmente energías espirituales, lo que quiera que eso signifique. Por supuesto, los espíritus pueden ser un factor psi disfrazado, lo que les haría abiertos a las mismas objeciones, por ejemplo, la ausencia de criterios para decidir si el factor psi está presente o ausente (Alcok, 1987, 1990), y la fuerte incompatibilidad del factor psi con los descubrimientos de la neurociencia (Beyerstein, 1987; Kirkland, 2000). En la práctica, reemplazan un misterio con otro y por lo tanto, hacen que la situación empeore para la astrología, más que mejorarla.
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Resumiendo, hemos visto cómo diferentes astrólogos afirman que la consciencia, el factor psi y los guías espirituales son relevantes para la astrología. En general, no aportan pruebas para dichas afirmaciones, solo especulación, y desconocen que sus afirmaciones están confundidas por los persuasores ocultos y la personalidad propensa a la fantasía. No obstante, aceptemos que los astrólogos puedan usar algún tipo de intuición o capacidad psíquica cuando leen una carta astral.
También, porque la incidencia de astrólogos y estudiantes serios de astrología es de aproximadamente 1 entre 10.000 de la población en general (Dean, Mather y Kelly, 1996 p. 60), no es inconcebible que los astrólogos puedan formar algún tipo de “élite psíquica” donde la probabilidad de detectar el factor psi y estados anómalos de consciencia aumenta proporcionalmente – una oportunidad que no se ha de tomar a la ligera. Pero antes de observar la prueba empírica, debemos preguntar por qué los investigadores del factor psi han ignorado en general la astrología, incluso los que no confunden la astrología con los signos solares.
¿Por qué los investigadores del factor psi han ignorado la astrología?
La respuesta parece bastante sencilla. La astrología se basa en el insostenible Principio de Correspondencias, así que no merece la pena molestarse. (3) Es como creer en las hadas. También está la cuestión de la evidencia. En su discurso presidencial en 1930 ante la Sociedad para la Investigación Psíquica, días antes de la aparición de los signos solares, el Dr. Walter Franklin Prince lo expresó del siguiente modo:
Yo mismo, a riesgo de parecer ridículo incluso para mis compañeros, he mantenido durante catorce años mis archivos abiertos a la evidencia astrológica, y he recopilado muchas pruebas de lo que supuestos expertos ofrecían como evidencia … [No conozco] ninguna evidencia que no sea el resultado, bien de una aplicación forzada de las reglas de las trayectorias humanas ya conocidas, o bien de una selección cuidadosa de “aciertos” de entre números preponderantes de “fallos”. No creo que ningún investigador psíquico en cuarenta años [desde que comenzó la SPR (Sociedad para la Investigación Psíquica) en 1882] haya prestado atención a las afirmaciones de la astrología y definitivamente no haya tirado la supuesta ciencia sobre una pila de polvo (Prince, 1930, p. 294).
Prince estaba ignorando bastante acertadamente las afirmaciones sin fundamento a favor de la investigación empírica. Para él la evidencia (de la que había “recopilado muchas pruebas”) era claramente negativa. Más recientemente, el parapsicólogo Carl Sargent (1986) ha hecho el mismo énfasis en la investigación empírica, pero con un nuevo giro:
Casi no se puede sacar nada en conclusión de esta [actual acumulación de] investigación [empírica], ya que hay una carencia total de réplicas independientes con procedimientos estandarizados. Para un programa de investigación serio, que haga justicia a la compleja y dinámica interacción de los factores del horóscopo que enfatizan los astrólogos tradicionales, sería necesario … sondear a los astrólogos sobre los que las variables predictoras pronosticarían mejor un rango limitado de variables de criterio (por ejemplo, extraversión, agresividad, ansiedad manifiesta) … y utilizar múltiples técnicas de regresión … Por el momento no se ha implementado tal programa de investigación (p. 348).
En otras palabras, el abandono de la astrología por parte de los investigadores del factor psi podría o no estar justificado, pero no se habían hecho las pruebas adecuadas. Eran principios de los años 80. Hoy en día, gracias a los avances de la investigación, ya no se produce dicha situación.
La revolución en la investigación astrológica
Existían muy pocos estudios empíricos de astrología antes de 1950. Sin embargo, para 1975 había más de cien estudios en revistas de astrología y de psicología, la mayoría de ellas poco conocidas. Así que Alan Vaughan (1973) podía decir que “me parece sorprendente que se hayan intentado tan pocos experimentos en astrología” (p. 104). Hoy en día, el número de estudios empíricos supera los quinientos. Han revolucionado nuestra comprensión de la astrología, pero como aproximadamente el 80% de los estudios no son accesibles a través de extractos informatizados como PsycINFO, todavía son en general desconocidos. (4)
Desgraciadamente, esta revolución del entendimiento ha tenido poco efecto sobre la práctica astrológica, simplemente porque los astrólogos se basan únicamente en la experiencia, o lo que los psicólogos llaman “validación personal”. Garry Phillipson (2000, p. 168), después de entrevistar a más de treinta astrólogos de primer orden, comprobó que muchos (no todos) consideraban los estudios científicos como equivocados. Como señala el astrólogo británico Roy Alexander (1983): “Doy por sentado que la astrología funciona, y que tenemos la suficiente experiencia acumulada como para saber que funciona, tanto si los estudios informáticos y los científicos están de acuerdo con nosotros o no” (p. xii). Igualmente, el parapsicólogo Dean Radin (1997) señala que “Los parapsicólogos han aprendido, sin duda, la insensatez de ignorar la experiencia humana, simplemente porque las teorías científicas actuales no pueden explicar de forma adecuada esas experiencias” (p. 179).
De hecho, según lo que descubrió el periodista Neil Spencer en su encuesta de astrología moderna, la experiencia es tan poderosa que los astrólogos siguen adelante a pesar de no tener “ninguna razón racional de por qué debería funcionar” (Spencer, 2000, p. 245). Pero la experiencia es precisamente donde operan los persuasores ocultos, cuya naturaleza oculta podría explicar la aparente ausencia de cualquier razón por la que la astrología debería funcionar, especialmente porque los astrólogos en general no son conscientes de que existen los persuasores ocultos. Lo que nos lleva de vuelta a los estudios empíricos.
Evaluación de la interpretación astrológica
Como ya hemos señalado, si los astrólogos pueden interpretar como afirman, podríamos estar sobre una pista. A continuación, evaluamos la interpretación en términos de tamaño de efecto, expresado como una correlación o medida similar, donde 0 significa sin efecto, 1 significa efecto perfecto, y -1 significa efecto inverso perfecto. También presentamos conjuntos de tamaños de efecto para el metaanálisis, lo que resta la variabilidad del muestreo y de la medición (algo que no es posible con un tamaño de efecto individual) para ver si hay un efecto residual genuino (Utts, 1991). La cuestión fundamental del metaanálisis es que saca mejores conclusiones que las que sacan los estudios individuales.
En astrología, un tamaño de efecto de, digamos 0,4, que es equivalente al 70% de aciertos cuando se espera el 50% por azar, significaría que las cartas astrales pueden decirnos algo útil sobre la gente, aunque no mucho. Del mismo modo, un tamaño de efecto de, digamos 0,05 o 0,1, equivalente al 51% o el 52% de aciertos cuando se espera el 50% por azar, significaría que las cartas astrales no tienen valor con la excepción, tal vez, como una prueba de manchas de tinta celestial, aunque aún podría ser evidencia de algo paranormal. (5) Los tamaños de efecto incluso más cercanos a cero (iremos viendo muchos de éstos) tienen un problema añadido porque el tamaño de la muestra requerido para medir de forma fiable un tamaño de efecto r varía en razón de 1/r², así que 1/10 del tamaño de efecto requiere cien veces el tamaño de la muestra. Es más, son sensibles al supuesto de que los tamaños de efecto cero y la aleatoriedad perfecta puedan existir en datos reales (supuesto que puede no estar justificado, véase Gilmore, 1987), y también son sensibles a los artefactos (algo falso que se parece a un efecto genuino).
Los artefactos en la astrología
Tal como muestran los otros artículos de esta publicación de JCS, la controversia sobre el factor psi es en gran medida sobre los artefactos, o si los fenómenos supuestamente paranormales podrían tener explicaciones no paranormales. Los artefactos en la astrología, al igual que en la parapsicología, pueden ser sorprendentemente sutiles y resistentes a la detección, con los que, en comparación, los persuasores ocultos cotidianos son un juego de niños. A continuación hay algunos ejemplos, algunos de los cuales se hicieron famosos en su día como la evidencia mejor sostenida para la astrología.
Una correlación sostenida entre posiciones planetarias y calidad de propagación de radio (Nelson, 1951) se debía a la reducida pero desigual distancia de los días del planeta, lo que significaba que las posiciones estaban destinadas a ocurrir cerca de días de radio desequilibrados (Meeus, 1982; Martens y Trachet, 1998, pp. 174-9). Surgió un apoyo aparente a la astrología en las cartas natales de parejas casadas (Jung, 1960), porque las cartas habían llegado de los archivos de un astrólogo cuyo consejo a las parejas había dado un empujón hacia la conformidad; el efecto no se reprodujo con información libre de artefactos (Dean, 1996). El éxito reivindicado de hacer corresponder cartas con casos prácticos (Clark, 1961) era coherente con el uso de pequeñas muestras, normalmente diez cartas astrales, cuyas variaciones de muestreo desproporcionadamente enormes se confundían con efectos genuinos (Eysenck y Nias, 1982, pp. 86-7), una cuestión confirmada por los posteriores estudios y el metaanálisis (Dean, 1986). Una aparente correlación entre los signos solares y la extraversión (Mayo, White y Eysenck, 1978; Smithers y Cooper, 1978) desapareció en estudios posteriores, cuando las materias no tenían conocimientos previos de astrología, lo que mostró que los conocimientos previos pueden dar un empujón a la imagen que tiene de sí misma una persona en dirección a la astrología (Eysenck y Nias, 1982, pp. 50-60; van Rooij, 1999). Un pequeño pero consistente exceso o falta de planetas en ascenso o culminación en el nacimiento de gente profesional destacada en el siglo XIX y principios del XX (Gauquelin, 1983) era coherente con los padres que ajustaban los datos de nacimiento para adecuarse a creencias populares, que en esos días se podía hacer fácilmente sin detectarse (Dean, 2002). Se podrían citar muchos más ejemplos.
La existencia de artefactos no niega la posibilidad de efectos genuinos. Pero a menos que la investigación pueda confirmar dichos efectos cuando se controlan los artefactos (que, hasta ahora, no es el caso), tenemos buenas razones para suspender las creencias. Por supuesto, nunca podemos estar seguros sobre el hecho de no poder descubrir tamaños de efectos pequeños de aproximadamente 0,01, al igual que nunca podemos estar seguros sobre el hecho de no poder descubrir si hacer surf en Hawái afecta a las olas en Australia; pero podemos estar seguros sobre el hecho de no poder descubrir tamaños de efecto acordes con las afirmaciones astrológicas, digamos, no menores de 0,5, al igual que podemos estar seguros sobre el hecho de no poder encontrar un gato en una caja de zapatos. (6)
Los artefactos anteriores tienen tamaños de efecto de aproximadamente 0,04 a 0,1, lo que es comparable con los tamaños de efecto citados por la parapsicología, aunque con una actual controversia sobre su interpretación, por ejemplo, 0,02 para el lanzamiento de dados y adivinar números al azar, 0,06 para la influencia lejana de la conductividad de la piel, 0,08 para la Percepción Extrasensorial, y 0,11 para la telepatía en condiciones de privación sensorial (convertidos de los índices de aciertos de Radin, 1997, pp. 141, 134, 154, 106, 88). Así que es doblemente esencial evitar los artefactos en la astrología para que no sean vistos como posible evidencia para el factor psi. Los tamaños de efecto en áreas controvertidas que difieren significativamente de la expectativa (en este caso cero) deben siempre suscitar inquietud sobre los artefactos. A continuación observamos primero la interpretación de la astrología, para lo cual la prueba definitiva es los gemelos en el tiempo, y luego la interpretación de los astrólogos.
Gemelos en el tiempo, la prueba definitiva de la astrología
Supongamos que las condiciones celestiales están vinculadas con acontecimientos terrenales hasta el fuerte punto que afirman la mayoría de astrólogos (“no hay ningún área de la existencia humana en la que no se pueda aplicar la astrología”, según Parker y Parker, 1975, p. 60). En un momento dado los cielos significan que la gente nacida en ese momento tendrá un rasgo A, el momento siguiente es rasgo B, y así sucesivamente. Los gemelos en el tiempo (gente nacida en el mismo momento) deberían, por lo tanto, ser más parecidos de lo esperado por azar. Los gemelos en el tiempo son, pues, la prueba definitiva de la astrología, porque se evitan los errores o incertidumbres de la interpretación de la carta natal. ¿A qué distancia pueden estar los gemelos antes de dejar de ser gemelos en el tiempo? Según John Addey (1967), en la que quizás sea la encuesta más exhaustiva sobre gemelos en el tiempo hecha por un astrólogo, “uno esperaría encontrar similitudes realmente excepcionales [su énfasis] de vida y carácter sólo en los nacidos casi exactamente al mismo tiempo [con pocos minutos de diferencia] y en la misma localidad”, no obstante, “la tendencia de las similitudes a aparecer en las vidas de los nacidos el mismo día debe seguir siendo fuerte y debe valer bien la pena investigarla” (p. 14). Así que los nacimientos con una diferencia de más de un día podrían no cumplir los requisitos.
Los gemelos en el tiempo son sorprendentemente numerosos. El espaciamiento de los nacimientos humanos en una gran población está descrito en una distribución de Poisson, que muestra que cada año, en una ciudad de un millón de personas, aproximadamente 4.000 pares de gemelos en el tiempo nacen con una diferencia de 5 minutos o menos. El número aumenta muy rápidamente a medida que aumenta el tamaño de la ciudad o el intervalo de tiempo; en una población de diez millones, el número anual de pares es de aproximadamente 100.000, igual que el número de nacidos con una diferencia de 60 minutos o menos en una población de un millón. Aumentar el intervalo a 24 horas empuja el total a muchos millones, pero incluso esto es sólo una pequeña fracción de todos los pares de nacimiento posibles de cada año, lo que explica por qué la anterior encuesta de John Addey consiguió localizar sólo unas pocas docenas de pares de gemelos en el tiempo. Los gemelos en el tiempo son como agujas en un pajar (hay muchas agujas, pero es un pajar enorme).
Así que los gemelos en el tiempo no son fáciles de encontrar. No obstante, el número de gemelos en el tiempo que existen sólo en la historia occidental es tan enorme (cientos de millones o incluso más, dependiendo de cómo se definen los gemelos en el tiempo) que habrá muchas similitudes sorprendentes en la personalidad y en los acontecimientos sólo por el azar. Históricamente, el caso más famoso es el del acomodado ferretero londinense Samuel Hemmings y el Rey Jorge III, de los que se dice que compartieron las mismas horas de nacimiento y muerte después de unas vidas que mostraron muchas similitudes, como haberse casado el mismo día. Pero el azar no es aquí la explicación – una comprobación de los registros contemporáneos mostró que sólo se pudo verificar la muerte simultánea, y que los otros acontecimientos muy probablemente fueron inventados por los astrólogos (Dean, 1994).
Pruebas de los gemelos en el tiempo
El primer estudio sistemático de gemelos en el tiempo fue presentado por los astrólogos británicos Peter Roberts y Helen Greengrass (1994). Con la ayuda de los medios de comunicación, consiguieron recopilar un total de 128 personas nacidas de media con poco más de una hora de diferencia en seis fechas durante 1934-1964, o el 1% de 13.000 personas entonces nacidas cada seis días en el Reino Unido. Después de entrevistar a 17 nacidos el mismo día (que dio 18 pares nacidos con una hora de diferencia o menos) descubrieron algo de evidencia de similitudes en intereses y profesión, por ejemplo, dos nacidos con 15 minutos de diferencia eran respectivamente un fagotista y un clarinetista, pero no había claras similitudes en apariencia, escritura, nombres o acontecimientos de la vida. Las fuertes similitudes predichas por la astrología simplemente no estaban allí. No obstante, los autores afirmaban que en la muestra total de 128 personas (que dio 1.400 pares nacidos con un día de diferencia o menos), la proporción de “parecidos cercanos” aumentaba a medida que el intervalo de nacimiento disminuía. Esto sugiere que sólo un pequeño porcentaje de gemelos en el tiempo son similares, lo que, no obstante, brindaría algo de apoyo a la astrología, aunque no como conciben en general los astrólogos. Sin embargo, un nuevo análisis independiente descubrió que el efecto se debía a artefactos procedimentales (French, Leadbetter y Dean, 1997). Cuando estos artefactos se controlaban, el efecto desaparecía, véase Tabla 1.
COMENTARIO TABLA: Análisis original y nuevo análisis de la muestra de Roberts y Greengrass (1994) de 128 gemelos en el tiempo, que dio 1.400 pares de gemelos en el tiempo nacidos con Izquierda: El supuesto efecto está en la cuarta línea – a medida que el intervalo medio entre nacimientos aumenta de 0,3 a 21,5 horas, la proporción de parecidos cercanos (los pares más parecidos*) desciende suavemente del 4,1% al 1,7% en la dirección prevista por la astrología. Pero los números por debajo del 4,1% y 1,7% son demasiado pequeños para consolarse, y (la última línea) el efecto se invierte para los próximos parecidos más cercanos, así que el resultado podría ser un artefacto estadístico. Derecha: Se confirma la sospecha. Cuando los 1.400 pares se analizan de nuevo con menos variables N, el efecto desaparece y (última línea) continúa así. French et al. descubrieron que no era mejor en el caso de resultados individuales (a, b, c o d) o en el caso de pruebas de correlación en serie.
* Parecidos cercanos, el 3% de 1.400 pares, son aquéllos con √ (a² +b² + c² + d²)<3, donde abcd son los resultados (cada uno de 12) para la extraversión, el neuroticismo (estabilidad emocional), el psicoticismo (duro-tierno), y la conformidad social en el formulario breve del Cuestionario de Personalidad de Eysenck (Eysenck, Eysenck y Barret, 1985). El próximo más cercano, el 15% de 1.400 pares, son 3 a 4,9. Para todos los 1.400 pares el promedio es 7,8, desviación estándar 2,9.
Fue posible hacer una prueba más potente con los datos de un estudio ajeno a la astrología (Dean, próximamente) que incluía 2.101 personas nacidas en Londres durante 3-9 de marzo de 1958. Habían nacido de media con 4,8 minutos de diferencia, así que eran éstos precisamente para los que Addey había pronosticado “similitudes realmente excepcionales de vida y carácter”. Las mediciones a las edades de 11, 16 y 23 habían proporcionado para cada persona 110 variables relevantes, incluyendo resultados de pruebas de cociente intelectual, lectura y aritmética; valoraciones de conducta de profesores y padres, como la ansiedad, la agresividad y la sociabilidad; datos físicos como la altura, peso, visión y audición; autoevaluaciones de habilidad como el arte, la música y los deportes; y algunas otras como la profesión, la propensión a los accidentes y el estado civil; se supone que todos ellos se muestran en la carta natal. Había dieciséis variables para la madre incluidas como control, como la edad, presión arterial y duración del parto; siete astrólogos destacados estaban unánimemente de acuerdo en que estas dieciséis variables no se mostrarían definitivamente en la carta natal del niño.
Aproximadamente un 92% de tiempos de nacimiento se habían registrado a los 5 minutos más próximos, el resto al minuto más próximo. Antes del análisis, se clasificaron los sujetos por orden cronológico de nacimiento. Esto dio 2.100 pares sucesivos de gemelos en el tiempo; el 73% habían nacido con 5 minutos de diferencia o menos, y sólo el 4% había nacido con una diferencia de más de 15 minutos. La similitud entre gemelos en el tiempo para cada variable se midió entonces como la correlación en serie entre pares sucesivos AB, BC, CD y así sucesivamente. Aquí la correlación en serie es una medida directa de tamaño de efecto y es extremadamente sensible debido al gran tamaño de muestra. A diferencia del enfoque de Roberts y Greengrass (contar cada gemelo en el tiempo frente a cualquier otro gemelo en el tiempo en un día, lo que habría generado casi 600.000 pares), la correlación en serie cuenta cada gemelo en el tiempo una vez solamente, por lo tanto, se minimiza el riesgo de artefactos. Así que las condiciones de la prueba difícilmente podrían haber sido más propicias para el éxito. Pero los resultados son uniformemente negativos, véase Tabla 2. El tamaño de efecto por la astrología es de 0,00 ± 0,03.
El resultado anterior es coherente con los estudios empíricos de los signos, aspectos, etc., que, cuando están libres de artefactos, han fracasado sistemáticamente a la hora de encontrar efectos acordes con las afirmaciones astrológicas (Eysenck y Nias, 1982; Culver y Ianna, 1984; Dean, Mather y Kelly, 1996; Martens y Trachet, 1998; Dean et al., 2002). Refuta la idea de los signos solares (2.101 Piscis evidentemente tenían pocas similitudes) y la idea de Jung de la sincronicidad. Aquí, sin embargo, dicho resultado en realidad son buenas noticias, porque si se considera que las pruebas libres de artefactos de los astrólogos dan resultados positivos, podría sugerirse la existencia de habilidades humanas de interés para los parapsicólogos.
COMENTARIO TABLA: Según la astrología, la correlación en serie en estos datos debería ser altamente positiva para variables de sujeto y cero para variables de madre. Pero los dos promedios originales son efectivamente cero. La diferencia (-0,004) está en la dirección equivocada y no es significativa (p = 0,56 por la prueba-t). Tampoco las 110 correlaciones en serie individuales (no mencionadas) muestran ningún apoyo a la astrología – 5 son significativas al nivel p = 0,05 vs. 5,5 esperado por azar. Los promedios aleatorizados y desviaciones estándar coinciden con los valores esperados -1/(s-1) y 1/√ (s+1) respectivamente, donde s es el número de sujetos, así que los datos se comportan bien. No hay nada aquí que pudiera negar la indicación previa. Es más, los promedios equiparados después de equiparar cada enésimo sujeto están en buena concordancia con el aumento esperado 1/n, lo que confirma que la prueba es sensible y funciona. Una correlación en serie de 0,001 es equivalente a obtener el 50,05% de aciertos cuando se espera el 50% por azar.
Pruebas de precisión astrológica y discriminación de clientes
Las pruebas de los astrólogos se pueden dividir en pruebas de precisión, discriminación, concordancia, intuición y confianza. En parapsicología, las pruebas de precisión (como en el recuento de aciertos) son en general demasiado insensibles para detectar de forma fiable los efectos débiles, al menos sin enormes tamaños de muestra, mientras que las pruebas de tiempo de reacción (como en reconocer palabras con y sin que alguien más piense en ellas) prometen más sensibilidad (Hines, Lang y Seroussi, 1987). Pero interpretar una carta natal no es lo mismo que reconocer palabras, así que las pruebas de tiempo de reacción parecen inaplicables en astrología, al menos como se practica actualmente.
Las pruebas de precisión en general implican que los astrólogos hacen corresponder las cartas natales con la información como los perfiles de personalidad o casos prácticos. Hasta la fecha, se han presentado más de cuarenta estudios, totalizando casi 700 astrólogos y 1.150 cartas natales. El metaanálisis da un tamaño de efecto medio de 0,051, una desviación estándar de 0,118, para lo que p = 0,66. Los gráficos visuales indican la existencia de un sesgo de publicación contra los resultados negativos, lo que probablemente representa la dirección positiva débil (Dean y Kelly, 2001, p. 198; Dean, Mather y Kelly, 1996, p. 76). Sin duda, aquí no hay nada que sugiera que los astrólogos puedan funcionar de manera provechosa mejor que el azar, una vez controlados los persuasores ocultos.
Las pruebas de discriminación implican que los sujetos toman sus propias interpretaciones de la carta normalmente de tres a otras cinco, y todas ellas tienen que estar libres de pistas delatoras, como fechas y posiciones planetarias. La selección puede estar sesgada por la generalización (la afirmación no puede fallar la correspondencia) y la deseabilidad social (nosotros somos generosos, ellos son extravagantes). Pero cuando cada interpretación se duplica como un control, como es habitual, dichos sesgos tienden a anularse. Hasta la fecha, se han presentado 10 estudios, totalizando casi 300 sujetos en donde las pistas delatoras, como las descripciones de los signos solares, estaban ausentes de forma fiable. El metaanálisis de las primeras opciones da un tamaño de efecto medio de 0,002, una desviación estándar de 0,038 (Dean, Mather y Kelly, 1996, pp. 74-5). Aquí no hay nada que sugiera que tu propia interpretación de la carta te encaje mejor que la de otro.
Pruebas de concordancia del astrólogo
El fracaso de los astrólogos para conseguir respuestas correctas al leer las cartas natales a ciegas podría, por supuesto, ser el resultado de hacer las preguntas equivocadas. (No podría deberse, como afirman algunos astrólogos, a alguna propiedad de la astrología que hace que sea inestable por la ciencia, porque esto negaría inmediatamente su experiencia de que la astrología funciona, al igual que se negaría nuestra experiencia de que un aparato de televisión funciona si no pudiésemos distinguir si funciona de no funciona). Sin embargo, la corrección es irrelevante cuando se prueba la concordancia entre astrólogos, al igual que es irrelevante usar pies o metros cuando se prueba la concordancia entre peritos. Porque se evitan los problemas de corrección, las pruebas de concordancia son más sencillas que las pruebas de precisión. Ésta es una valiosa ventaja.
Hasta la fecha, se han presentado 25 estudios, involucrando a un total de casi 500 astrólogos. El metaanálisis da una concordancia media (como un tamaño de efecto) de 0,101, una desviación estándar de 0,064 (Dean y Kelly, 2001, p. 200; Dean, Mather y Kelly, 1996, p. 78), lo que es básicamente ninguna concordancia en absoluto. Por el contrario, las pruebas dirigidas a aplicación a individuos, como lo es tradicionalmente la astrología, son en general desaprobadas por los psicólogos, a menos que la concordancia entre la prueba y la nueva prueba, o entre un profesional y otro, sea de 0,8 o mejor. Una concordancia perfecta sería, por supuesto, 1. Decimos más sobre la concordancia más adelante, en “Pruebas de la confianza del astrólogo”.
Pruebas de presunta intuición
Hasta la fecha, la investigación más sistemática de las variables del astrólogo, incluyendo el presunto uso de intuición es el de Dean (1985), que hizo que 45 astrólogos de Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Europa predijesen la dirección (+ o -) de E y N en 160 sujetos extremos, según la medición del Cuestionario de Personalidad de Eysenck (Eysenck y Eysenck, 1964). (7) Para hacer que cada dirección fuese clara, los sujetos eran los 15º superiores e inferiores de una muestra de 1.198 estudiantes y gente corriente clasificados por calificación E o N, que supera con creces el enfoque habitual de la psicología de coger los terceros superiores e inferiores. Su edad media era de 30 (rango 15-66), el 46% eran estudiantes universitarios, y el 72% eran mujeres. Cada extremo (E+, E-, N+, N-) tenía 40 sujetos, total 160, de los cuales 40 eran sólo E, 40 eran sólo N, y 80 eran tanto E como N, así que cada astrólogo tenía que hacer un total de 240 juicios. El resultado medio de los extremos (+) era normalmente 7 desviaciones estándar del resultado medio de los extremos (-), así que, en cada caso, la dirección (+ o -) era excepcionalmente clara. Al igual que en la prueba previa de gemelos en el tiempo, las condiciones difícilmente podían haber sido más propicias para el éxito. Algunos de los resultados no se presentaron en Dean (1985) y se publican aquí por primera vez.
De media, los 45 astrólogos tenían diez años de experiencia (rango 1-36 años), pasaron casi 5 minutos con cada valoración (rango 0,5-15), y en general confiaban en el éxito (sólo el 21% de las valoraciones se hicieron con poca confianza). Pero, a pesar de estos indicios alentadores, el tamaño de efecto medio de aciertos fue sólo de 0,01, menos del 0,14 sobre valoraciones hechas usando la edad del sujeto (basándose en el ligero descenso en E y N con la edad en aumento, concretamente “si superior a 35 años, entonces E- y N-, si no E+ y N+”); y menos incluso que el 0,02 sobre 45 controles que hacían las mismas valoraciones sin cartas natales, demostrando, en todo caso, que las valoraciones se hicieron peor mirando las cartas natales. El presunto uso de intuición (o lo que los astrólogos veían como intuición) no tenía efecto, ver Tabla 3.
COMENTARIO TABLA: La primera cifra en cada par es el tamaño de efecto medio para los aciertos, la segunda cifra es la concordancia media entre los astrólogos. Como se dice que tanto E como N son fácilmente discernibles en las cartas natales, esperamos aciertos válidos y concordancia. Pero ambas son insignificantes. La concordancia es ligeramente mejor para E, al concordar con su mayor calificación de discernibilidad, pero eso es todo. En la última fila, en contra de lo que podría predecir el uso de la intuición, los astrólogos que han conseguido resultados altos en la primera mitad de sus valoraciones no muestran tendencia a obtener resultados altos en la segunda mitad. Con o sin intuición, estos astrólogos no pudieron distinguir un extremo del otro. Un tamaño de efecto del 0,01 es equivalente a obtener el 50,5% de aciertos cuando se espera el 50% por azar.
Por supuesto, el supuesto uso de intuición no significa que la intuición o la capacidad psíquica estuviese realmente presente. No obstante, podría haber una presencia real muy probablemente donde las valoraciones muestran una buena concordancia. Pero cuando se clasificaron las valoraciones por concordancia, el tamaño de efecto para los aciertos E fue un insignificante 0,01 para el tercero superior (concordancia media 0,38), apenas diferente de -0,01 para el tercero inferior (concordancia media -0,01). Los tamaños de efecto para los aciertos N no fueron mejores. Tenga en cuenta que si la astrología (o cualquier cosa) es falsa, entonces no puede proporcionar información válida para el proceso inconsciente, así que cualquier éxito se debería, por definición, más a la capacidad psíquica que a la intuición.
Los resultados del Cuestionario de Personalidad de Eysenck estuvieron disponibles para 41 de los 45 astrólogos participantes. Los que informaban del uso de la intuición solían ser N+ (tamaño de efecto 0,33, p = 0,04) y P+ (0,31, p = 0,05), pero no especialmente E+ (0,02), mientras que los valores de 0,15-0,20 se suponen normalmente entre E+ y el aparente desempeño de la Percepción Extrasensorial (Utts, 1991, pp. 376-7). La correlación entre el tiempo utilizado y la dificultad percibida fue sorprendentemente baja (0,29, p = 0,07). En comparación con los 15 astrólogos masculinos, las 26 astrólogas tendían a ser más N+ (0,25) y más P- (0,14), lo que está en conformidad con las conclusiones anteriores de género (Eysenck y Eysenck, 1985). De acuerdo con el estereotipo popular, también comunicaron el uso de más intuición, aunque sólo ligeramente (0,12). Pero en el tamaño de efecto medio para aciertos, las mujeres (0,01) apenas se diferenciaban de los hombres (-0,00).
Pruebas de fiabilidad del astrólogo
Si tenemos una auténtica habilidad de valoración, psíquica o no psíquica, nuestra precisión debería aumentar a medida que aumenta nuestra fiabilidad basada en la experiencia. En el presente estudio, cada astrólogo había indicado su fiabilidad (alta, media, baja) para cada una de sus 240 valoraciones. Pero las valoraciones hechas con alta fiabilidad no fueron más precisas que las hechas con baja fiabilidad, véase Tabla 4. Las valoraciones de los 80 sujetos que eran extremos tanto en E como en N mostraron una correlación insignificante (0,02) entre los aciertos E y N, correlación que debería existir incluso si la astrología funcionase sólo para algunas personas, pero no si la astrología no funciona en absoluto. En cambio, la correlación entre la fiabilidad E y la fiabilidad N fue realmente significativa (0,34, p = 10-90), y persistió incluso cuando no se usaron las cartas natales (0,27, p = 10-55), sugiriendo que era más bien producto de la imaginación de los astrólogos que de nada de la carta natal.
COMENTARIO TABLA: Mismo estudio que la Tabla 3. Todos los tamaños de efecto son de nuevo insignificantes. Podríamos esperar que el tamaño de efecto aumentase con la fiabilidad, pero, si acaso, ocurre lo contrario, lo que es incompatible con que estos astrólogos tengan habilidades válidas de valoración, ya sean psíquicas o no psíquicas. En la última fila, la concordancia media sobre la fiabilidad es insignificante, incluso menor que la concordancia media insignificante sobre las valoraciones (que es 0,16 para E y 0,04 para N). Cuando variables tan fundamentales como E y N producen tamaños de efecto y concordancias sistemáticamente insignificantes, se sugiere que no hay posibilidad de variables más complejas, como las que llenan los libros de astrología.
Las pruebas anteriores de concordancia y fiabilidad superan cualquier preocupación sobre la validez de E y N para probar a los astrólogos. Incluso si E y N fuesen irrelevantes, no tiene importancia siempre y cuando E y N se consideren perceptibles en las cartas natales – y los astrólogos difícilmente habrían intervenido si fuese de otro modo. La cuestión es que podríamos justificar posiblemente los escasos tamaños de efecto para los aciertos, pero no la escasa concordancia o la inconsecuencia de la fiabilidad. Si los astrólogos no pueden ponerse de acuerdo sobre lo que indica una carta natal, o sobre su fiabilidad en esa indicación, entonces, ¿cuál es el precio de la astrología y de las supuestas intuiciones de los astrólogos? Cuando los astrólogos reciben todo lo que piden se obtuvo la misma inconsecuencia de la fiabilidad en pruebas de correspondencia donde los astrólogos recibieron todo lo que pedían. En una prueba americana recibieron sujetos de diversas procedencias, con tiempos de nacimiento certificados con una precisión de 5 minutos o menos, expedientes que incluían resultados de dos pruebas de personalidad, respuestas a su propio cuestionario de 61 puntos, que cubría todo, desde la altura y hobbies hasta los colores favoritos y fallecimientos familiares, y dos fotografías del sujeto. Seis astrólogos profesionales seleccionados por sus compañeros por competencia, hicieron corresponder el expediente con la carta natal en 23 sujetos, todos de edades entre los 30 y 32 años para evitar pistas de edad, lo que le llevó a cada astrólogo de 12 a 24 horas de trabajo. Su fiabilidad fue en general alta, pero el tamaño de efecto medio para los aciertos fue un insignificante 0,02 y la concordancia media entre los astrólogos fue un igualmente insignificante 0,03. Una persona que no era astrólogo intentó las correspondencias y consiguió tres aciertos, lo mismo que el mejor astrólogo (McGrew y McFall, 1990).
En una prueba similar holandesa que incluía siete cartas natales, se ofrecieron 5.000 florines holandeses (aproximadamente 3.000 dólares americanos) a cualquier astrólogo que pudiese hacer corresponder con éxito todas las cartas con sus propietarios. De los 44 astrólogos que hicieron la prueba, al menos la mitad habían leído más de cien cartas y tenían mucha experiencia, mientras que a un tercio se les pagaba por sus servicios. La mitad esperaban el 100% de aciertos y sólo seis esperaban menos del 60%, así que, de nuevo, su fiabilidad era alta. Pero su tamaño de efecto medio fue de -0,04, ni siquiera en la dirección correcta, y la concordancia media entre los astrólogos fue de 0,01. El mejor astrólogo obtuvo tres aciertos, al igual que una persona que no era astrólogo (Nanninga, 1996). En ambas pruebas la fiabilidad de los astrólogos supuestamente incluía su confianza en la intuición o espíritus o capacidad psíquica, cuyo papel habrían maximizado con su método de trabajo. Así que los resultados no dejan ninguna razón para suponer que la astrología se aprovecha de o se centra en esas influencias, que (si existen) parecerían ser muy débiles o muy escasas. Esto no niega la posibilidad de que puedan existir superestrellas tipo chamán, según se cita en “Paralelismos con el chamanismo”, pero hasta que se sometan pruebas deberíamos mantener el escepticismo. (8)
El parapsicólogo holandés Hendricus Boerenkamp (1988) brindó apoyo a dicho punto de vista. Monitorizó un total de más de 130 lecturas por parte de doce de los mejores psíquicos de Holanda, y luego evaluó su precisión frente a grupos equivalentes de no psíquicos a los que les dieron la misma tarea que a los psíquicos. Normalmente cada lectura consistía en 60-90 declaraciones distribuidas en personalidad (35%), circunstancias generales, incluida la profesión (25%), relaciones (15%) y cuestiones físicas como la salud (25%), muy similares a las de la lectura típica de astrología. Se obtuvieron casi 10.000 declaraciones, de las cuales el 10% eran suficientemente específicas para probarse, de las cuales el 14% resultaron ser correctas; es decir, sólo el 1,4% de todas las declaraciones eran tanto específicas como correctas, y para cada declaración hubo seis que eran tanto específicas como incorrectas. Desconocida para los psíquicos, la misma persona a veces era el objetivo de dos lecturas sucesivas, pero ningún psíquico se dio cuenta, y a menudo la segunda lectura entraba en conflicto con la primera. Es más, no hubo ninguna diferencia apreciable en el índice de aciertos entre los psíquicos y los no psíquicos, lo que parecería negar que la capacidad psíquica (o al menos la capacidad psíquica reivindicada) pudiese desempeñar un papel en la astrología. Boerenkamp concluyó que la fiabilidad de los psíquicos no era mejor que la de los que no lo eran, pero su sensibilidad a los males humanos y su enorme experiencia (sus propias vidas eran a menudo traumáticas) les hacía útiles consejeros.
Conclusión
Nuestro interés en este artículo ha sido evaluar la actuación de la astrología y los astrólogos. Una prueba a gran escala de gemelos en el tiempo donde se incluyeron más de cien variables cognitivas, conductistas, psíquicas y otras, no encontró ningún indicio de apoyo a las afirmaciones de la astrología. Por consiguiente, si los astrólogos pudiesen funcionar mejor que el azar, esto daría apoyo a su afirmación de que leer los detalles de las cartas natales depende de la capacidad psíquica y una realidad trascendente relacionada con la consciencia. Pero unas pruebas incomparablemente más potentes que las disponibles para los antepasados no han logrado encontrar tamaños de efecto más allá de los propios de factores no astrológicos como los artefactos estadísticos y los sesgos deductivos. No se niega la posibilidad de que la astrología pudiese ser relevante para la consciencia y el factor psi, pero si existen en la astrología las influencias psíquicas o espirituales, parecerían ser muy débiles o muy escasas. Parece improbable el apoyo a las afirmaciones psíquicas.
Referencias
Los artículos marcados con un asterisco están disponibles en http://www.astrology-and-science.com/, bien como un resumen extendido (*) o como un artículo ampliado (**).
- Addey, J. (1967), ‘Astrological twins’, Astrological Journal, 9 (1), pp. 14–29.
- Addey, J.M. (1996), A New Study of Astrology (Londres: Urania Trust).
- Alcock, J.E. (1987), ‘Parapsychology: science of the anomalous or search for the soul?’, Behavioural and Brain Sciences, 10, pp. 553–65.
- Alcock, J.E. (1990), Science and Supernature: A Critical Appraisal of Parapsychology (Amherst, NY: Prometheus Books).
- Alexander, R. (1983), The Astrology of Choice (Nueva York: Weiser).
- Ankerberg, J. y Weldon, J. (1989), Astrology: Do the Heavens Rule Our Destiny? (Eugene, OR: Harvest House). Con 350 referencias. Excelente crítica de expertos en la Biblia que han hecho sus deberes.
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……..
[1] Los mismos persuasores ocultos explican cómo la frenología, antes más popular y mucho más influyente de lo que lo es hoy en día la astrología, podría aceptarse como completamente válida, aunque ahora se sabe que es completamente inválida (Dean, 1998). La cuestión es que los persuasores ocultos generalmente no se observan, aún así, pueden ser totalmente convincentes. Por ejemplo, Aphek y Tobin (1989), en una encuesta sobre técnicas de adivinación, citan un caso en el que una joven doctorada en psicología se sorprendió cuando un astrólogo le dijo cosas que el astrólogo “era imposible que hubiese sabido”. Pero al analizar la grabación en cinta se dio cuenta de que “en todos los casos ella misma había proporcionado las pistas que le permitían al vidente proceder” (p. 180). Curiosamente, no es extraño que los astrólogos le hagan una lectura aparentemente precisa a un cliente para descubrir más tarde que estaba basada en la carta astral equivocada. Por ejemplo, un astrólogo británico señala cómo le ha “ocurrido a muchos astrólogos. Algunas de las mejores lecturas han sido con las cartas equivocadas”. Pero ignora la conclusión lógica (que la astrología está dominada por persuasores ocultos, así que cualquier carta lo hará) añadiendo sólo: “Creo que mucho de lo que obtienes de la astrología es realmente capacidad psíquica” (en Phillipson, 2000, p. 118). El poder de los persuasores ocultos para desviarnos del camino lo ilustra el psicólogo americano Ray Hyman (2003, p. 22), que cuando era adolescente empezó a leer las manos para ganarse un dinero extra. Fue enormemente elogiado por su precisión, incluso en cuestiones específicas como la salud, y se convirtió en un ferviente creyente. Pero cuando hacía lecturas que eran lo contrario de lo que indicaba la mano, elogiaban enormemente su precisión como antes. Dean (1987) detectó lo mismo en el caso de lecturas opuestas de cartas astrales. Obviamente, ninguna persona sensata se planteará una explicación paranormal de los aciertos de astrología y quiromancia a menos que se hayan eliminado los persuasores ocultos. Para mayor información sobre cómo los videntes sacan provecho de los persuasores ocultos véase Hyman (1977) y Steiner (1989).
[2] Tener un guía espiritual podría parecer ser un asunto privado no revelado fácilmente, como la evasión de impuestos, así que hacer una estimación de la proporción de astrólogos con guías espirituales es un negocio arriesgado. Según nuestra experiencia no es elevada. No obstante, Ankerberg y Weldon (1989, pp. 201-55) dan muchos ejemplos de estos astrólogos, mientras que el anteriormente astrólogo Charles Strohmer (1988, p. 61), desconocedor de los persuasores ocultos, afirma que los espíritus malignos (no simplemente espíritus) están detrás de los aciertos en todos los sistemas de adivinación, incluyendo la astrología. Es más, la incidencia de una personalidad propensa a la fantasía en la población en general (aproximadamente el 4%) es mucho más alta que la incidencia de los astrólogos (aproximadamente el 0,01%). Así que, ¿quién sabe?
[3] El Principio de Correspondencias, antes ampliamente aceptado, fue desacreditado a partir del siglo XVII. Consiste en la argumentación por analogía, la suposición de que las cosas que son similares en algunos aspectos también lo son en otros. Por lo tanto, la Luna cambiante indica una persona cambiante, el número cuatro y el cuarto planeta tienen las mismas cualidades, y Aries indica una impulsividad semejante a la de un carnero. Dichas analogías tienen una gran flexibilidad, que los astrólogos ven como una fuerza, por ejemplo, el elemento astrológico Agua podría estar relacionado con el ámbar gris, los senos, los cangrejos, la fluctuación, los jardines, la tinta, la inseguridad, la Luna, la música, la navegación, Neptuno, las perlas, la poesía, las calabazas, la sensibilidad, los tridentes y la turquesa, por mencionar sólo algunos. Pero el Principio es insostenible. La altura de John Smith no nos dice nada sobre la altura de John Brown. Ya no creemos con Aristóteles que la muerte puede ocurrir sólo con la marea baja. Las comadronas ya no abren la puerta para aliviar un parto laborioso. Tampoco tenemos ninguna forma inmediata de elegir entre correspondencias opuestas. La Luna era masculina para los babilonios, pero femenina para los griegos. ¿Es Marte desafortunado porque el rojo = sangre (guerra) o afortunado porque el rojo = sangre (vida)? Con razón el Principio de Correspondencias sobrevive en la educación occidental sólo como ejemplo de razonamiento erróneo lleno de persuasores ocultos.
No deberíamos confundir el Principio de Correspondencias con las analogías físicas tan útiles en la ciencia, como cuando la analogía entre el comportamiento de la luz y el comportamiento de las ondas llevó al descubrimiento de la difracción y otros fenómenos ópticos. Pero confundirlos es fácil, porque el primero se experimenta desde la infancia, mientras que las analogías físicas no. Para un niño, puede ser la redondez del guijarro la que hace que se hunda, o la amarillez de la Luna la que evita que se caiga. En efecto, el Principio de Correspondencias es algo que tenemos que desaprender para darle sentido al mundo, lo que explica su atractivo: nos anima a hacer lo que en la niñez se presenta de forma natural, como creer en Santa Claus. Los remanentes pueden sobrevivir de formas imperceptibles. Si visitas Oriente Medio, ¿deberías estar más preocupado por morir en un ataque terrorista que por morir en general? ¿Es más probable el colapso social debido a los señores de la droga que el colapso social en general? La mayoría de la gente contesta que sí a ambas. Pero la segunda alternativa incluye la primera, así que la respuesta correcta es no. La adición de una correspondencia plausible ha confundido nuestro razonamiento. Otros remanentes son menos sutiles, como cuando el cabello rojo se considera de temperamento irascible, o cuando los dados se lanzan enérgicamente para sacar un número alto, o cuando las creencias orientales amenazan de extinción a los rinocerontes, véase Zusne y Jones (1989), Gilovitch y Savitsky (1996).
[4] Tampoco los encontrarás en la mayoría de libros de astrología. Incluso para los astrólogos, “cualquiera que esté acostumbrado a leer libros sobre nuestro tema tiene que tener una mente que añora positivamente el esfuerzo de mantenerla abierta: un lector desalentado por non sequitur, evidencia que no es evidencia en absoluto, la irracionalidad y la excentricidad no llegarán a medio camino de la primera estantería [de cualquier librería de astrología]” (Parker, 1991). Para obtener amplios estudios críticos de astrología, sus problemas e investigaciones científicas asociadas, incluyendo consideraciones no técnicas para el lector general, véanse las entradas comentadas en la lista de referencias o visite http://www.astrology-and-science.com/.
[5] No deberíamos confundir un pequeño efecto con un tamaño de efecto pequeño. Aunque la gravedad sólo tiene un pequeño efecto sobre la desviación de la luz, el tamaño de efecto es 1, es decir, si conocemos la gravedad podemos predecir exactamente la desviación. Tampoco deberíamos confundir los contextos. Un tamaño de efecto pequeño pero fiable equivalente al 2% de más aciertos que el 50% esperado no sirve de nada si queremos hacer una exposición precisa de la carta natal de un cliente, pero para un casino que factura millones de dólares al año podría significar la diferencia entre la rentabilidad y la ruina.
[6] Un tamaño de efecto acorde con las afirmaciones astrológicas se puede evaluar de dos formas. A través de las valoraciones de un astrólogo sobre la precisión de la carta, que se traducen en un promedio aproximado de 0,5 (Dean, 1986, p. 43), y a través de estudios de gente que evalúa conjuntos de datos, que muestran que las correlaciones tienen que sobrepasar aproximadamente 0,4 antes de que una persona normal las detecte (Jennings, Amabile y Ross, 1982; Oates, 1982). Incluso las correlaciones de aproximadamente 0,7, que los psicólogos consideran fuertes, se le escapan a una de cada cuatro personas. Sólo cuando las correlaciones alcanzan 0,85 las detectan casi todos. Los astrólogos afirman ver correlaciones en cada carta natal, así que un tamaño de efecto proporcional de no menos de 0,5 no parece irrealista. Los tamaños de efecto no aparecen, obviamente, en los escritos de los astrólogos.
[7] Esto responde a la convención entre los psicólogos. E es extraversión (sociabilidad) y N es neuroticismo (estabilidad emocional). N no es lo mismo que N (en cursiva), que es el tamaño de la muestra. Tanto E como N existen como una continuidad entre (+) y (-). E+ es sociable y extravertido, E- es tranquilo y reservado. N+ es emotivo y fácilmente molesto, N- es calmado y no fácilmente molesto. (También, más adelante, P es psicoticismo, donde P+ es duro y poco compasivo, P- es sensible y compasivo). Se eligieron E y N porque están entre los factores de personalidad conocidos más importantes y arraigados (Eysenck y Eysenck, 1985). De este modo, surgen de pruebas de personalidad y de laboratorio de todo tipo, incluso las que no tienen en cuenta E y N; y se encuentran en todas las culturas, incluso en las no occidentales. Es más, son apreciables en las descripciones de personalidad antiguas, como los cuatro humores (que se corresponden con los elementos astrológicos fuego, tierra, aire y agua), que las hace incluso más apropiadas para probar a la astrología. De hecho, en un estudio diferente, 86 astrólogos habían valorado E y N respectivamente como fácil y moderadamente fácil de discernir en las cartas natales (Dean, 1986, p. 20). Observe cómo esto encaja con el anterior “programa de investigación serio” de Carl Sargent, donde había sugerido la prueba de la ansiedad manifiesta (igual que N) y la extraversión (obviamente igual que E), y el sondeo de los astrólogos.
[8] ¿Hay una conexión sideral? Spottiswoode (1997) observó la localización y hora de comienzo de todas las visualizaciones remotas disponibles y las pruebas Ganzfeld. El tamaño de efecto mostró un pico cuádruple reproducible en un marco de dos horas, en un tiempo sideral local de 13,5 horas, que es aproximadamente cuando la constelación de Virgo (o el signo tropical de Libra) está encima. ¿Están provocando algo las emanaciones de Virgo/Libra, o su falta? (Un astrólogo podría preguntar por qué Libra y no Piscis, el signo normalmente conectado con la intuición y la capacidad psíquica). Pero si el efecto Spottiswoode es real, y si los astrólogos son psíquicos y están tan sintonizados con las estrellas como afirman, podríamos esperar que el efecto se hubiese introducido en la tradición astrológica, por así decirlo, como una regla que impulsa a los astrólogos a trabajar sólo cuando Virgo/Libra están encima. Pero no encontramos ningún indicio de tal regla en los libros de astrología. Por ejemplo, en su Christian Astrology [Astrología Cristiana], de 850 páginas, el renombrado astrólogo británico William Lilly (1659/1985) ofrece a los estudiantes un consejo detallado sobre la interpretación de la carta “y todo lo demás que deba saber el aprendiz antes de entablar un juicio”. Su consejo incluye la necesidad de estar mentalmente preparado: “sé humilde … forma tu mente de acuerdo a la imagen de la divinidad”, que, sin duda, podría simplemente reflejar su necesidad de escapar a la censura mostrando cómo la astrología era compatible con el cristianismo (de ahí su título). Pero no dice nada sobre el mejor momento para “entablar un juicio”, aunque su reconocido éxito en astrología horaria podría implicar una capacidad psíquica potencialmente abierta a los efectos de Spottiswoode. De hecho, su práctica habría sido demasiado intensa para permitir restringirla a las 2 o 3 horas de cada 24 cuando Virgo/Libra estaba encima.
……………..
Traducción: Cristina Sánchez
Revisión: AE
Wao.
Bueno, eso me hace pensar de que cuando uno lee una carta astral, el sujeto de esta intenta forzar su propia evocación de vida para hacer calzar lo descrito con lo que cree de sí mismo. De allí la «sorpresa» que genera y la fe que despiertó la astrología para muchos. Al final, uno puede modelar su propio destino.
Hay una dimensión subjetiva en la que el sujeto elabora una comprensión personal de la explicación del astrólogo/a. El debate aquí sería si limitamos o no la utilidad de astrología más allá de esto.
Gracias por comentar!