Enrique Eskenazi fue un filósofo y astrólogo que nos dejó un legado intelectual muy nutritivo. Se licenció en Filosofía con Medalla de Oro y Matrícula de Honor al mejor egresado en 1971. Posteriormente impartió clases como profesor de Lógica, Filosofía de la Ciencia e Historia de la Filosofía en la Universidad Nacional de Río Cuarto (Córdoba, Argentina) y como profesor de Filosofía, Lógica y Sociología en el Instituto Superior de Ciencias de Río Cuarto. Falleció en el 2011.
No estaremos de acuerdo con él en algunos puntos importantes pero su visionado y lectura merecen todo nuestro tiempo y reflexión.
El vídeo -dividido en dos partes- es el resultado de un encuentro entre Enrique Esquenazi, José María Moreno y Lluís Gisbert (y una mujer que no he reconocido).
Me he permitido replicarle más abajo, a ultratumba, para desafiar alguno de los ataques intelectuales más agudos que la Astrología ha recibido nunca. Son las reflexiones de un astrólogo escéptico con la Astrología, un genio y figura.
1a parte del vídeo
Comentarios
«Todos los astrólogos deberían saber filosofía para comprender el marco de la astrología»
Coincido con Enrique. No concibo la Astrología sin Júpiter, sin comprenderla en toda su amplitud y grandilocuencia intelectual.
«La astrología permite ayudar a las personas. No es tomar un té y distraerse»
De acuerdo.
«Es como hacerse el tarot, es una forma de plantearse las cosas y ver problemas desde diferentes ángulos»
Si la Astrología fuera una quimera en sus declaraciones sobre las correlaciones entre cielo y tierra, su código simbólico seguiría siendo una joya gnoseológica, herencia del pensamiento planetario y, efectivamente, sería una buena herramienta mayéutica.
«Todos los astrólogos en consulta nos hemos encontrado con el «no», «no reconozco lo que me dices» y le hemos hecho ver que detrás de ese «no» podría haber el «sí»»
Ciertamente, existen muchas personas que ponen su confianza en la sabiduría y conocimiento técnico del astrólogo y eso, tal como el Efecto Forer predice, facilita el que digamos «sí» a lo que nos dicen. La abstracción del símbolo astrológico facilita la ambigüedad y es la pareidolia la que estimula un sesgo cognitivo lo suficientemente distorsionado y ruidoso para ser capaces de reconocer todo tipo de patrones, incluso cuando no los hay.
La astrología dispara/activa los programas cognitivos más ricos y omniabarcantes. Su amplitud de miras es, con toda probabilidad, el mayor beneficio que aporta en la práctica.
¿Pero ya está?
Su interlocutor le pregunta «¿Pero hay un relación entre el cielo y la tierra o no».
Y Enrique contesta «Es que ya no creo en generalidades como Arriba y Abajo, ¿Qué es objetivamente Arriba y Abajo?»
Interlocutor responde «Saturno está a 3º de Libra, tu padre tiene Saturno ahí y fallece»
Enrique: Pero hay muchos que tienen eso y no mueren.
Estamos hablando de estadística. Es cierto que llevar la Astrología a la estadística es un problema (entre otros temas, requiere definir variables y hacer análisis multifactoriales). Hay trabajos concretos y me gustaría conocer sus críticas al respecto (Geoffrey Dean sería un referente en este aspecto).
«Tienes Saturno en Casa 10, pero, según qué sistema de casas uses. Este es un tema que los astrólogos tratan de eludir»
Y es una pena. Existen más de 60 sistemas de casas y, exceptuando los puntos cardinales (AC, DC, MC, IC), las cúspides de las casas pueden fluctuar. Según el sistema de representación hay variaciones, y es que cualquier realidad 3D que se quiera plasmarse en 2D sufrirá distorsiones, igual le ocurre a los cartógrafos en su intento de representar el mapa del mundo.
Aquí es probablemente donde más investigación se podría hacer para reformular algunos constructos teóricos, esperemos que hayan trabajos serios para desentramar las diferencias entre los diferentes sistemas de casas.
«Interlocutor: ¿Cuál es tu objetivo como astrólogo en la consulta?»
Enrique: Para mí, ganarme la vida, es un motivo importante. Si encontrara otra cosa satisfactoria seguramente dejaría de trabajar como astrólogo. Por otro lado, a los consultantes les digo que van a mirar sus problemas desde una mirada renacentista. Y va a ser una herramienta para sugerirle cosas. Usaré algo obsoleto pero evocativo para su bien.»
Ken Wilber coincidiría con Enrique, ambos ven la Astrología como algo pasado de moda, un paradigma que debería ser olvidado por no ser más que un eco producido por algo ya inexistente, un eco condenado a perderse.
Rechazo pensar que lo de ahora es mejor y es lo único que hay y debe haber. Creo que es un hecho que las estructuras antiguas están presentes, la evolución funciona holárquicamente (concepto de Wilber), mantenemos un cerebro primitivo en el 90%. El pensamiento simbólico e imaginativo nació de las profundidades de un Universo que no se pensaba a sí mismo. Probablemente sea el tipo de conocimiento más cercano a lo divino en cuanto a su poder representativo. En las antípodas estaría la aritmética o la mineralogía, ciencias mucho más preocupadas de la cuantificación precisa y objetiva y, por lo tanto, usuarias de conceptos sin ambigüedad.
Bajo el supuesto teórico de que la Astrología fuera cierta, su lenguaje tendría que ser lo suficientemente flexible -y el pensamiento simbólico lo es- para que el significado de las diferentes configuraciones astrológicas pudieran ser conectadas/interrelacionadas/correspondidas con factores tan mundanos y diferentes como el liderazgo, la ansiedad, el alcoholismo, los dotes para el ajedrez, la violencia, el éxito profesional, etc. Por no mencionar que un arquetipo puede adaptarse a diferentes momentos, lugares y situaciones históricas. La astrología requiere una lógica transversal, analógica, fractal, es decir, requiere la capacidad de ver los mismos patrones en escenarios muy diferentes (y la astrología permitiría adaptarse mejor a esos diferentes escenarios).
La ambigüedad, así pues, representa una condición necesaria a priori.
Citando a Jung, Enrique recuerda la idea de que a una fantasía al introducirle conceptos de otros sistemas (o fantasías) destruye la fantasía como aquello que contiene todo lo necesario. Hay que tener fe en la fantasía, no sobreponerle nada preconfigurado.
El pensamiento es lenguaje y el lenguaje se constituye a partir de códigos simbólicos. Es imposible no mezclar niveles de universalidad-relatividad del símbolo. Cuando alguien, en contexto terapéutico sobretodo, explora un símbolo, proyectan emisor y receptor todo su bagaje intelectual-emocional. Y es que relacionamos los objetos del mundo así como las ideas sobre estos objetos, y eso forma parte ineludible de nuestro yo como gran constructo.
La Astrología entró en conflicto con la aparición del pensamiento racional y científico. La astrología se resiste a todo intento de validación bajo el método científico porque no se deja atrapar.
(Que conste que al citar no estoy siendo nada literal. El vídeo es imprescindible.)
Nuevamente Enrique vuelve a mostrar absoluto desconocimiento por los trabajos de presunción científica. Sería interesante conocer sus argumentos para no mencionar/valorar esos trabajos (p.e. los de Gauquelin).
La reducción de lo astrológico a lo analógico no la comparto, pues la analogía no tiene porque excluir la correlación. La idea que yo defiendo es que diferentes niveles (con)viven siempre y no sólo su paradigma más trascendente. El pensamiento analógico es una capacidad propia de un nivel anterior, pero puede convivir con el pensamiento racional. Lo mágico no tiene porque ser inconmensurable. El misterio puede ser afrontado con sentido estricto, no es ningún trance oracular, igual que podemos afrontar la sexualidad con racionalidad, así podemos encarar la inmensidad, con racionalidad (no con sexualidad…).
Muy recomendable la reflexión (min. 17) sobre la ruptura de límites que anuncia Giordano Bruno, sobre el cambio de concepción de un universo cerrado a uno sin centro, infinito.
Mientras que la astronomía se enfoca en describir el Universo, la astrología indaga en su significación, en su vinculación íntima con los significadores: nosotros y nosotras.
Concebir los planetas como vivientes, con toda su profundidad mitológica y psicológica, es fundamental si se quiere dotar al frío hecho astronómico de espíritu y calor humano. Las correlaciones siguen pudiendo estar ahí. Es un salto de pensamiento frecuente en un conocimiento tan grandilocuente como el astrológico.
Símbolos y hechos reales pueden estar correlacionados, no solamente son dos códigos diferentes, dos idiomas sin traducción posible, una poesía a la matemática imposible de matematizar.
Y estamos en los dos, en el símbolo y en el hecho (o en la idea mensurable), aunque un lado tenga más dominancia, aunque la ciencia tenga fuerza.
Interpretar los datos objetivos sobre el universo es un reto. Algo pretencioso, ambicioso inevitablemente, lo sé. Es pensamiento a lo grande sin duda. De todos modos, actualmente, tenemos más datos que al principio, podemos ya subirnos a hombros de gigantes, sabemos muchas cosas aunque no haya consenso sobre bajo qué criterio valorarlo.
La mentalidad mágica -propia del imaginario antiguo y medievo- de creernos centro del Universo es útil para entendernos como seres habitantes del Sistema Solar y alrededores. No es una visión completamente obsoleta. La astrología más práctica, basada en la carta natal, parece involucrar en sus representaciones a no más que al Sistema Solar y su relación con el centro galáctico (donde está el agujero negro supermasivo Sagitarius A*).
Al final de la primera parte hay unas interferencias misteriosas y se acaba.
2a parte del vídeo
Astrología y Psicología ¿es algo nuevo la astrología que añade el desarrollo de la psicología?
Muy interesante. Yo creo que está muy bien reflexionado todo lo que se habla en este punto. La psicología nace y se desarrolla buscando relaciones entre lo humano y los hechos. Permite diagnósticos y tratamientos muy protocolarios. Y hay leyes que permiten hacer predicciones.
El retorno de lo igual
Los símbolos capturan lo igual, de eso se trata: siguen habiendo guerras, seducciones, enfermedades, éxitos, ilusiones, etc., no importa la civilización del momento. Pensar de forma estructural/general no significa que no puedan haber correlaciones con el pensamiento concreto. Las generalidades pueden someterse a prueba estadística si se sabe adaptar el método científico.
Habría que discutir ontológica y epistemológicamente los conceptos de lo diferente y lo similar. La diferencia y la similitud son ideas muy problemáticas de analizar.
La astrología interpreta después del hecho
Se pueden hacer predicciones. A estas alturas de la entrevista queda patente que la Astrología para Enrique son conceptos abstractos como el guerrero, el rojo, el fuego, etc., obviando todos los comportamientos concretos asociados (como el éxito deportivo, la agresión física o la hiperactividad).
El alegato a las mejoras de la medicina basada en evidencias respecto a la medicina de remedios y conocimiento casero, es excelente. La astrología, en su afán de ser usada para solucionar problemas (entre otros afanes), debe abrirse a las soluciones que hemos conquistado gracias a la medicina y la psicología, abrirse a los conocimientos interdisciplinares como la sociología, antropología y la biología, etc.
Atendamos a lo que no podemos elegir.
De esto trata la genética, la psicología, la astrología. Tratan de las variables que nos definen. Ser Tauro con Venus en Géminis y ser un atesorador de conocimientos como Enrique no es algo que pudiese elegir entre infinitas opciones.
Pero entonces una pregunta que podría haberme hecho Enrique sería: ¿Cómo cuantificar ser un atesorador de conocimientos?
Podríamos coger una muestra de ganadores de programas de TV dedicado a los conocimientos sobre todo (tipo «Saber y ganar» del geminiano Jordi Hurtado) y mirar su géminis o Mercurio bajo unas reglas sencillas.
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Y un extra:
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Más info sobre Enrique Eskenazi: http://artetarot.blogspot.com.es/2010/09/biografia-enrique-eskenazi.html