En el siguiente artículo, que es la transcripción de una conferencia realizada en 1996 por Peter Niehenke, el autor reflexiona críticamente sobre la falta de comprensión detrás de toda investigación astrológica, las condiciones para la efectividad de la consulta astrológica y el problema que entraña el concepto de ‘similitud’ a la hora de entender los mecanismos de significación.
Para aquellos interesados en este tipo de cuestiones, existen en nuestra página web dos publicaciones que tratan esta cuestión: aquí y aquí. Sin más preámbulo, el artículo:
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Ed.: Conferencia celebrada en el 10º Congreso de Investigación Internacional de Astrología (International Research Conference on Astrology) por The Astrological Association y Urania Trust, Londres (9 y 10 de Noviembre de 1996). Este articulo está publicado en el sitio Web de Peter Niehenke, The Freiburger Ausbildungszentrum des Deutschen Astrologen-Berbandes.
El proceso de investigación en astrología está estancado: porque los astrólogos parecen fallar incluso cuando han tenido una influencia considerable en el diseño de un estudio, como fue en el caso del reciente “Astro-Test” de Rob Nanning. La mayoría de las numerosas tesinas de máster y documentos de tesis que tratan de alguna investigación empírica de afirmaciones astrológicas, una y otra vez conducen al mismo resultado: no apoyan las hipótesis astrológicas. El monumento denominado Mars effect tal como fue descubierto por los Gauquelin, resultó agrietado, incluso empieza a sacudirse.
Pero algo permanece igual: en nuestro trabajo diario como astrólogos de asesoramiento seguimos teniendo éxito. Nuestros clientes confirman, a menudo para su consternación, que la carta revela percepciones profundas sobre su alma o psique.
Durante más de diez años ahora he estado preocupado con la pregunta de cómo encaja que nosotros, en la sesión de asesoramiento, seamos capaces de impresionar a nuestros clientes una y otra vez, que una y otra vez tenga este sentimiento profundo de evidencia al leer una carta, pero que cada prueba para probar objetivamente la corrección de las interpretaciones en la carta en estudios científicos fallen al final. Mi propia tesis hace diez años fue tal “grandioso” fracaso. Disculpas por la palabra “grandioso” pero, después de todo, envié por correo 12.000 cuestionarios de dieciséis páginas cada uno con más de quinientos puntos y mi estudio era uno de los mayores estudios nunca hechos en el Instituto Psicológico de la Universidad de Freiburg/Alemania (por cierto, también necesitó el mayor tiempo asignado de UCP jamás necesitado para un estudio psicológico en el centro de computación de la universidad). Pero no tuve éxito en demostrar que las personas con dominante en Aries o Tauro, se sienten ellos mismos como deberían sentirse como Aries o Tauro – al menos, no respondieron de esta manera.
Colegas [astrólogos] rápidamente tuvieron algunas explicaciones preparadas, como las tienen hoy en día para el continuo fracaso de los nuevos estudios: los métodos científicos en general y los métodos estadísticos en particular, realmente son inapropiados para probar la verdad de la astrología. Estos colegas aparentemente no reconocen estas inconsistencias de las que forman parte, y en las siguientes lecciones básicas sobre astrología ellos probablemente volverán a explicar que las personas de agua suelen ser más sensibles que las personas de aire. Probablemente ellos no reconocen que con esta explicación dicen algo sobre las frecuencias porque ellos dicen que entre las personas de agua encontrarás más personas sensibles de las que encontrarás entre las personas de aire. Y esto es una declaración estadística que es verdadera o no verdadera. Si uno decide entrar al patio de juego de la estadística con este tipo de declaraciones ¡uno tiene que aceptar y apoyar sus reglas!
En otras palabras, podría ser que los métodos científicos en general, y los métodos estadísticos en particular, no sean apropiados para probar la astrología en su conjunto pero en realidad son apropiados para probar declaraciones hechas en los libros de texto de astrología y las proclamadas en los cursos de astrología. No es muy útil dar explicación a estos hechos o negar su existencia. Todos nosotros demasiado a menudo nos escabullimos de nuestros problemas con varias justificaciones, restando importancia a nuestro fracaso, buscando miles de explicaciones después del evento – en vez de obtener un conocimiento más profundo sobre la astrología aceptando estos hechos.
El problema es que muchos astrólogos pese a sus protestas, se acercan a la astrología con prejuicios similares como hacen los científicos cuando critican la astrología. El punto crucial es, qué tipo de información uno puede obtener usando métodos astrológicos. Aún la mayoría de los astrólogos aceptan incondicionalmente la regla lógica de “tertium non datur” que sea siempre verdadera: una declaración es verdadera o no es verdadera. No hay una tercera posibilidad. Pero para las reglas en los libros de texto de astrología es verdad que no son ni verdaderas ni falsas. En realidad, son también parcialmente no verdaderas, dado que dicha declaración podría ser mal interpretada. Son verdaderas si se entienden adecuadamente. Esta declaración necesita una explicación.
De acuerdo a un sentido primitivo de la realidad y a un punto de vista anticuado de la ciencia, tanto científicos como astrólogos normalmente comparten una noción del término “verdad” de manera que se ha convertido en obsoleta incluso en ciencias naturales. El desarrollo de la teoría de sistemas demuestra claramente que cuando se describen sistemas auto-organizados complejos, tenemos que lidiar con definiciones que se encuentran lejos del ideal matemático y científico de no-ambigüedad. Las “leyes de sistemas” tal como fueron descubiertas por el biólogo Bertalanffy, el fundador de la teoría de sistemas, de cualquier forma comparten más con analogías que con las ecuaciones diferenciales de la física. Debido a este hecho, el ideal científico de la objetividad se hace más y más obsoleto en sí mismo.
Todavía no somos capaces en la ciencia de manejar la dimensión de “similitud” de la misma manera en la que somos igualmente incapaces de manejar la dimensión de “significado”. El significado no es algo que tenga un símbolo (sea en un sentido lingüístico o general) sino que el significado es algo que un ser vivo atribuye a un símbolo, situación o acción. Por eso, no hay posibilidad de medir objetivamente el significado de la información. Por supuesto, somos capaces de aprender que la mayoría de los usuarios de las carreteras paran cuando el semáforo está en rojo pero en un sentido objetivo esto no significa que la luz roja tenga algo que ver con la acción de parar.
Permitidme explicarlo mediante un ejemplo para conectarlo con la astrología y con la demostración científica de las reglas astrológicas: si miro a las nubes en el cielo y de repente veo un animal en una nube en particular no hay posibilidad en absoluto de probar que la similitud de la forma de la nube con la de la forma de un cierto animal existe (objetivamente). Si quieres probar algo necesitas igualdad (identidad); una prueba significa que algo es inequívocamente verdadero. Pero esta igualdad no es verdadera en el caso de la similitud.
Si se trata de formas visuales, con el desarrollo de las computadoras, ahora sería posible calcular un tipo de coeficiente de similitud entre la forma de la nube y la forma de un animal de acuerdo a fotografías. Pero la decisión de qué mínimo coeficiente es necesario para hablar legítimamente de “similitud” es cuestión de gustos.
Así que no puedo forzar a alguien más que esté viendo las nubes conmigo, a aceptar la similitud con un cierto animal como lo podría hacer en un caso de prueba (por ejemplo mediante un experimento científico). El colega de al lado tiene que estar dispuesto a aceptar mi visión, a ver a través de mis gafas por decirlo así, si quiere ser capaz de ver la similitud. De hecho, realmente tiene que ser en cierto modo “no crítico” si quiere ver lo que yo puedo ver. No obstante, la similitud no es solo ilusión pues se puede considerar el coeficiente de similitud que puede ser calculado mediante un ordenador.
Pero si dejamos la esfera de las formas visuales: ¿qué hay de la similitud entre piezas de música, estilos de construcción o culturas? No tenemos ni siquiera una noción de cómo podría medirse la similitud en estos casos. Incluso si la tuviéramos: la similitud se incrementa y disminuye gradualmente. No hay manera de decir que algo es similar a algo más o no, porque siempre es una cuestión de nivel. En este mundo todas las cosas son similares hasta cierto nivel, sea esta similitud solo el hecho de que todas pertenecen a este mismo mundo.
Además en la sesión de consulta como en el caso de un cliente (¡que esté dispuesto a entender!) leyendo un test ciego, nos enfrentamos a una situación similar como en el caso de dos personas observando las nubes y viendo un animal. La evidencia que el cliente pueda sentir no es concluyente, como sería en el caso de una conclusión lógica o en el caso de una prueba de un experimento como los astrólogos inexpertos creen, ni es arbitraria, aleatoria o pura ilusión tal y como los psicológicamente preparados críticos de la astrología hacen que la gente crea.
Por tanto, para ver similitudes se necesita empatía y disposición. Por esta razón, la interpretación de la carta no produce “información fiable” como la mayoría de astrólogos creen; no cuenta cosas sobre hechos que podrían ser probados objetivamente. Si veo un animal en una nube alguien más podría ver la similitud, también, pero lo mismo podría no verla. Que esa persona lo vea depende, además de los grados de similitud entre la nube y la forma del animal, en sus experiencias pasadas, su fantasía y su disposición [para ver]. Lo único que se puede probar objetivamente es el hecho de que hay una nube con cierta forma.
Y en el caso de una descripción de un rasgo de personalidad (la pregunta es por supuesto aplicable a todas las descripciones de rasgos de personalidad) basada en la astrología, ¿que hay del concepto de similitud en este campo?
La similitud entre una nube y la forma de un cierto animal se relaciona con la forma visual. Qué es entonces la similitud entre la descripción de los rasgos de una persona y la respectiva persona basada en los rasgos de personalidad (por ejemplo ser sensible), que por supuesto no son concebibles directamente como es la forma física. Inferimos la existencia de esos rasgos de cierto comportamiento. Es por eso que los denominamos construcciones psicológicas. Si en un estudio la “sensibilidad” se planea que sea una variable, no solo tenemos que ser capaces de medir esta variable (esto es, tenemos que ser capaces de asignar un número a cada persona representando hasta que grado esta persona es sensible), si queremos saber sobre la validez de nuestros resultados tenemos que conocer qué es lo que significa realmente esta variable. Pero de hecho, nuestro conocimiento sobre el significado del término “sensible” es bastante difuso. Esta es la razón por la que los psicólogos no explican o explícitamente definen qué quieren decir cuando hablan de sensibilidad, pero están contentos con una supuesta “definición operacional”; esto es, nos cuentan cómo esta variable será medida en el contexto de un estudio en particular. Por ejemplo, definen a una persona sensible si al menos el 75% de todos sus amigos y conocidos lo caracterizan como tal.
Por supuesto, no pueden decir si su medida es adecuada en captar el significado del término “sensible” porque ni siquiera saben si tal rasgo existe realmente (porque no saben qué puede significar que un rasgo exista). Todos los secretos de la naturaleza de las características humanas, todas las ambigüedades sobre el estado ontológico de estas características (¿es un rasgo realmente algo similar al color de la piel, al peso o a otro atributo físico? ¿podemos tratarlos de igual manera?) permanecen escondidas detrás de la cortina denominada “definición operacional”. Los psicólogos no resuelven estas preguntas claramente, no resuelven el problema de la relación entre una definición operacional en particular y el significado del término correspondiente – definen el problema de lejos. En todos los estudios más o menos apelan al lector a que la manera en que miden la variable se relaciona de alguna forma con el significado del término.
Durante muchos años, todo esto ha sido bien sabido por los psicólogos. Y es verdad que desde un punto de vista pragmático, estos problemas podían dejarse de lado (parecido a los físicos que eliminan de una ecuación ciertos términos que son desdeñables en un contexto en particular porque la cantidad que representan puede ser menor que el error de medición). Los métodos psicológicos han demostrado tener éxito en muchas áreas de la vida. Desde un punto de vista práctico, esto es una justificación para los métodos aplicados. Pero como en la física, donde el término relativista puede ser omitido normalmente en la mayoría de las ecuaciones para que las fórmulas de Newton se apliquen: si queremos tomar una decisión sobre la existencia o inexistencia de un fenómeno, no tiene sentido argumentar que un cierto método ha demostrado ser “práctico”. En tal situación tenemos que volver a las raíces de los métodos aplicados y hacer las preguntas básicas.
Volviendo a la astrología y a la investigación astrológica: nosotros los astrólogos decimos que una cierta configuración de planetas en el cielo está relacionado con algo denominado rasgo humano, lo cual no podemos explicar qué es realmente. Relacionamos configuraciones con construcciones psicológicas y por lo tanto todas las incertidumbres relacionadas al uso y definiciones de estas construcciones se deslizan en los resultados de nuestro estudio. ¿Cómo podemos probar algo como una teoría relativista cuando los efectos que estamos buscando son menores que la señal-ruido-ratio de nuestras condiciones experimentales?
Para evitar tener que contestar la pregunta de con qué dimensiones de nuestra vida está relacionada la carta, muchos investigadores en el campo de la astrología sólo correlacionan un atributo claramente definible de las personas (por ejemplo su afiliación a alguna profesión) con la posición de unos planetas en concreto en el cielo. Si intentáramos probar de esta manera que una nube en el cielo es similar a un animal, por supuesto que fallaríamos porque en ningún sitio en tal diseño sucede el concepto de similitud.
El único apoyo que queda para nuestra convicción de que la astrología funciona es nuestro éxito en la situación de consulta, como señalé al principio de esta conferencia. Mientras los procesos que caracterizan esta situación de consulta no sean completamente entendidos, la investigación en astrología continuará estancándose. Mi principal interés como investigador por lo tanto es realmente resolver el problema de lo que es realmente eso denominado evidencia (en Alemán: Evidenz-Erlebnis) cuando se lee una carta y cuales son los factores en los que se basa. Una pregunta muy interesante en ese aspecto sería si esta evidencia es más fuerte cuando se usa la fecha correcta de nacimiento a diferencia de usar una fecha de nacimiento elegida arbitrariamente.
Porque la habilidad de “ver” la similitud depende de la empatía y la disposición, solamente deberían tenerse en cuenta situaciones reales de consulta: Si alguien sabe que está participando en un estudio, su acercamiento a la situación es completamente diferente a una situación de consulta real. Sería por ejemplo mas “crítico” manejando las interpretaciones y la mayoría probablemente no se abrirían al proceso. En otras palabras: no es posible aprender acerca de los procesos que suceden en una situación de consulta real investigando situaciones artificiales. Esta necesidad de situaciones de consulta reales por supuesto que evoca serios problemas éticos: Si quiero saber si las fechas de nacimiento incorrectas producen la misma evidencia que las correctas, ni el astrólogo ni el cliente deberían saber si la carta en cuestión está basada en el momento correcto o falso de nacimiento. Por el momento, no tengo ni idea de cómo puede resolverse este problema ético.
En esta corta conferencia solamente quería señalar a grandes rasgos la idea de que el fracaso de la investigación astrológica podría ser en parte debido a un mala interpretación del tipo de información que la carta revela. Al principio de esta conferencia decía que las reglas en los libros de texto de astrología no son ni correctas ni incorrectas – que son correctas si se entienden adecuadamente. ¿Qué significa esto? Por supuesto que habéis oído hablar de la “lógica difusa”. En la lógica difusa una regla no simplemente se aplica o no se aplica, sino que se aplica en un cierto grado y lo que es más importante, las reglas que son contradictorias en términos de lógica aristotélica pueden ser aplicadas en cierta medida al mismo tiempo. A pesar de que no creo que la lógica difusa solucionará todos nuestros problemas, los conceptos detrás de la lógica difusa son en todo caso una mejor analogía a la manera en la que funcionan las reglas astrológicas en comparación con la estadística. El éxito mismo de la lógica difusa en la vida diaria demuestra que nuestra noción de las leyes naturales, o en un sentido más general, de cómo funciona la naturaleza, tiene que ser modificada.
En relación a las reglas en los libros de texto: el único efecto que deberían tener es recordarme ciertos temas de nuestras vidas, evocar ciertas emociones, guiar nuestra intuición en una dirección en particular, evocando ciertas asociaciones. Realmente no sabemos cómo estas reglas están relacionadas con la evidencia que sentimos cuando leemos una carta. Tenemos que descubrir esto primero.