Crítica constructiva a la Astrología

Mi principal objetivo es hacer una crítica constructiva a nuestra disciplina y reivindicar una forma de acercarse a la astrología que ha dejado de estar vigente después de un boom en la década de los 90: el acercamiento científico. Creo que este acercamiento podría aportar mucho a nuestro campo pues veo el método científico como una oportunidad. Igual que la ciencia está revisando su materialismo excesivo, ¿por qué no podemos nosotros revisar nuestra disciplina a la luz de un materialismo moderado?

Como decía el astrónomo Carl Sagan: “La ciencia es una forma de pensar, mucho más que un corpus de conocimiento”, y entiendo que la astrología se beneficiaría de dicha forma de pensar, como lo hizo en su momento la psicología.

No obstante, mi planteamiento no es reduccionista, no creo que todo lo que es real debe ser medible, ni creo que todo lo astrológico es medible.

El enfoque científico en astrología

Una de las aportaciones que hace el enfoque científico a la astrología es la posibilidad de abordarla desde una estrategia cuantitativa. Esta estrategia, cuyas raíces remontan al positivismo de Comte en 1830, se basa en la posibilidad de observar, explicar y predecir una realidad única y concreta, realidad susceptible de encontrar en ella regularidades, donde el científico puede mantenerse neutral y objetivo, lo cual implica tomar todo tipo de precauciones en la metodología y en el análisis e interpretación de datos.

Este es el enfoque utilizado en esta ponencia. Mencionar que existe otro enfoque no cuantitativo que es el cualitativo y que ofrece posibilidades muy interesantes para la investigación astrológica. Este enfoque se enraíza en el constructivismo y la fenomenología, perspectivas filosóficas que defienden que la realidad no es algo objetivo sino que depende del sujeto. Es decir, se trata de una estrategia de investigación en la que se asume que no podemos separarnos de nuestro objeto de estudio, por lo que no existe una verdad única, sino una realidad de la que se desprenden diferentes significados. En este sentido, significante y significado son dos caras de una misma moneda.

¿Para qué un enfoque científico en astrología?

Básicamente, para hallar calidad y consistencia en el conocimiento astrológico.  Este enfoque nos permite mirar atrás y ver qué de lo que hemos hecho hasta ahora, es consistente.

Diapositiva13¿Pero no es un enfoque que no se puede aplicar a la astrología porque la astrología no se puede medir? Yo creo que todo lo contrario, el enfoque científico no es más que una radical sofisticación del proceso que los astrólogos hacemos de forma intuitiva. El enfoque científico, así pues, supondría explicitar y aplicar de forma rigurosa, un proceso que hacemos sin querer.

Y es que tanto astrólogos como científicos hacemos algunas cosas en común aunque de forma muy diferente:

1) ambos observamos y describimos la realidad tal como es,

2) ambos generamos teorías (generalizamos) a partir de lo observado,

3) ambos explicamos o predecimos sucesos concretos gracias a las teorías en las que nos apoyamos.

Un ejemplo clásico para entender esto es imaginar que queremos estudiar a los cuervos. Un primer paso sería la observación pura de los cuervos. Veremos que astrólogos y científicos lo haríamos diferente. Los astrólogos observaríamos los cuervos, no muchos cuervos ni durante mucho tiempo, ni mirando cómo son los cuervos según el clima, alimentación y otros factores. En cambio, los científicos, buscarían la manera de mirar millones de cuervos, y observarlos en diferentes países, diferentes momentos del año, estudiando su etología y taxonomía particular, etc. Veámoslo en particular:

1) ambos observamos y describimos la realidad tal como es,

¿Y cómo lo hacemos la mayoría de astrólogos?

Cuando los astrólogos observamos y describimos la realidad lo hacemos a través de la observación de nuestra carta, amigos, familiares, consultantes, el estudio de cartas de personas populares o por los fenómenos sociales. La observación sería, simplemente, limitarnos a observar las diferentes cartas astrales y, además, sería limitarnos a mirar la conducta de los nativos. Y ya está, en esta etapa de observación, no se tomarían conclusiones.

Por ejemplo, observamos las cartas astrológicas de nuestros consultantes y observamos específicamente sus Venus sobre la carta. A la vez, intentamos observar sin demasiado rigor las características de sus ojos. Así, poco a poco, vamos acumulando experiencia.

¿Y en el caso de los científicos?

Primero, el método científico se ocupa de experimentar el mundo de forma muy controlada y de recoger suficientes enunciados observacionales.

Necesitaremos: 1) una cantidad suficiente de enunciados observacionales que necesitamos, 2) control de variables, 3) la variedad de condiciones de nuestras observaciones con tal de asegurar haber aislado lo que nos interesa.

Además, está observación y medición se analizan estadísticamente.

Diapositiva23Así que al comparar ambos funcionamientos nos encontramos con lo siguiente: los astrólogos observamos poco en comparación con los científicos, controlamos poco la forma de observar, y los datos los analizamos sin rigor.

Con esto tendríamos la forma de observar y experimentar el mundo. Así que volviendo al ejemplo de los cuervos, hemos visto que tanto astrólogos como científicos parecen valorar la observación aunque lo hacían de formas diferentes. Unos observando poco y con poco control, otros observando mucho y con control. Ahora, en el caso de la inducción, vamos  a ver sus diferencias. La inducción, en términos generales, supone ir de la experiencia, de lo observado a una teoría general.Esto sería que después de observar muchos cuervos negros, luego podré inducir la regla general de que todos los cuervos son negros. ¿Cómo creo que harían esto astrólogos y científicos? Pues bien, los astrólogos, después de observar los cuervos durante unos días, no muchas veces, y sin controlar variable y observar en una variedad de condiciones, que es lo que habíamos visto en el paso anterior, concluiríamos precipitadamente que todos los cuervos son negros. En el caso de los científicos, la base observacional de calidad les permitiría hacer la generalización de forma mucho más moderada y exacta.

La inducción es lo que hacemos al decir “he comprobado”, “lo he visto muchas veces” o “a mí me funciona”. Parece que con estos comentarios podríamos evadir el abordaje científico, pero creo que es todo lo contrario, estos comentarios lo posibilita, posibilita el abordaje científico, pues con estos comentarios estamos haciendo referencia a la importancia de lo observado como base para nuestro conocimiento.

2) ambos generamos teorías (generalizamos) a partir de lo observado. A esto se le llama inducir.

Vamos a ver cómo lo hacen los astrólogos:

Observamos y describimos lo que vemos, e inmediatamente después generamos teorías a partir de lo observado. Por ejemplo, después de observar a Venus, no muchas veces y sin control de las variables y condiciones de observación… inducimos que Venus, después de haberlo observado con una mirada astrológica, es un planeta que representa la belleza y la armonía. Cuando hablamos así es porque se supone que hemos observado personas con cartas astrales con un Venus activo – y cuando digo activo hablo de que se esté manifestando. Es decir, se supone que para afirmar la relación entre Venus y la belleza/armonía se ha constatado que se da belleza y armonía cada vez (o una cantidad significativa de casos) que en una carta astral Venus está configurado de una determinada forma. 

La cuestión de fondo aquí es que cuando hablamos con tanta seguridad es porque nosotros lo hemos observado un número suficiente de casos, o al menos porque otra persona lo ha observado con rigor en el pasado. Eso sería lo esperable para poder mostrarnos tan seguros. El problema es que en muy pocas ocasiones se ha llegado a estas generalizaciones a través de un «número suficiente de casos». Es decir, los casos observados normalmente han sido demasiado poco numerosos para poder hacer una generalización de validez universal. Por lo tanto, nos encontramos con que una pobre experiencia ha sido la base para afirmar con esa contundencia algo tan general.

¿Y los científicos?

Una vez hecha las observación con el rigor que hablábamos, con ello estaríamos en posición de obtener los enunciados Diapositiva29generales que constituyen las leyes y teorías, los elementos operativos en nuestra relación con el mundo. Estos enunciados deben ser lo más precisos y claros posibles. Además, deben ser falsables, es decir, que podamos encontrar un enunciado observacional (o un conjunto de ellos) que sea incompatible con el enunciado general.


Así pues, comparando ambos funcionamientos observamos que los astrólogos inducimos a partir de una pobre base observacional donde las teorías son ambiguas y no falsables.

3) ambos explicamos o predecimos sucesos concretos gracias a las teorías en las que nos apoyamos. Esto lo hacemos mediante el método deductivo. Antes decíamos que el método inductivo consistía en observar muchos cuervos negros para finalmente generalizar que todos los cuervos son negros. Empezábamos en la experiencia para terminar en la teoría. En el método deductivo es justo al revés, nos basamos en una regla general, por ejemplo que todos los cuervos son negros, y luego explicamos o predecimos que el siguiente cuervo que encontremos sea negro.

Veamos lo que hacemos los astrólogos:

Partiendo de que nos apoyamos en teorías establecidas sin contrastar debidamente y que fueron generadas con una base observacional pobre, constantemente estamos deduciendo que alguien, por ejemplo, por tener Venus en Tauro cerca del Ascendente, destacará por su belleza. Lo que aquí está ocurriendo es que estamos deduciendo cómo será alguien a partir de las teorías astrológicas. La deducción, la cual no necesita apoyarse en lo empírico, es lo que los astrólogos utilizamos más. Otro ejemplo sería que damos por supuesto que como hay una relación natural de cuadratura entre signos de la misma triplicidad entonces estarán en conflicto; y con los signos del mismo elemento, como tienen una relación natural de trígono, entonces estarán en armonía. Deducimos que se llevarán mal o bien en función de la teoría, eso es deducir, en función de la experiencia sería inducir. Estudiamos teorías que no ponemos en tela de juicio y no nos interesamos por la observación empírica a pesar de que la calidad de nuestro conocimiento depende de la calidad de dicha observación.

Y ahora comparemos con los científicos.

El método científico se ocupa de aplicar debidamente la lógica deductiva que es la siguiente: si las premisas de una deducción lógicamente válida son verdaderas, entonces la conclusión debe ser verdadera. Para concluir la veracidad de la conclusión debemos operar con dos premisas: una compuesta de enunciados generales generados con calidad y otra compuesta de un conjunto de enunciados observacionales que pretendamos predecir o explicar.

Vemos aquí, pues, cómo la predicción y la explicación de enunciados observacionales es el producto de un largo recorrido que el conocimiento astrológico parece hacer con suma ligereza, recorrido que se iniciaba en la observación.

Diapositiva35A la hora de aplicar teorías mediante el método deductivo, algo que hacemos constantemente, nos encontramos con que nos basamos en teorías de baja calidad. Además, las conclusiones y predicciones que producimos son ambiguas y poco contrastables.

En resumen, los astrólogos observamos, inducimos y deducimos, aunque con poco rigor. Puede comprobarse que aunque tanto astrólogos como científicos producen y aplican el conocimiento de forma similar, los primeros no buscan maneras efectivas de garantizar la producción de conocimiento sólido y contrastado.

tabla resumen comparación astrología y ciencia

(…)

Análisis constructivo para futuras investigaciones

De los errores se aprende, igual que de los trabajos bien hechos. De cada una de las investigaciones aprendí muchas cosas y es por ello que, en este último apartado, querría alertar de las dificultades y retos con los que se topará cualquier investigador en astrología.

Para garantizar la calidad de una investigación necesitaríamos poder demostrar que nuestros resultados, además de apoyar una hipótesis previamente establecida y basada en la teoría astrológica, son fruto de un proceso controlado y un análisis estadístico adecuado. En el primer apartado analizábamos cómo se desarrolla una investigación científica, aunque dejábamos fuera otras etapas fundamentales en el método científico.

Conocer la literatura hecha hasta el momento.

Primero, es fundamental estudiar toda la literatura científica astrológica que hay disponible. Nombres como Michel Gauquelin, Peter Niehenke o Suitbert Ertel, deberían sonarnos.

Además, tener conocimiento de toda la gran cantidad de estudios disponibles no sólo es una forma de aprender de otros, sino de hacer entender, a partir del uso de bibliografía y citas, que nuestras investigaciones no aparecen de la nada.

Segundo, toda investigación debe tener muy presente la existencia de los sesgos subjetivos. Por ejemplo, existe una trampa mental llamada el efecto del sesgo del experimentador que explica que si yo fuera un astrólogo que quisiera demostrar que la casa 12 está relacionada con los enemigos ocultos, en mi búsqueda encontraría aquello que quiero demostrar. Dicho de otro modo, mis expectativas afectarían a los resultados. Sin darme cuenta, desecharía todo aquello que no encajara con lo que busco encontrar, lo que se conoce como el sesgo de confirmación. Y la cosa podría no acabar aquí, cuando encontrara información que contradijese mis creencias entonces me pondría muy crítico con esta información, cosa que no haría si encontrase información que confirmara mi hipótesis. Esto es conocido como el sesgo de disconformidad.

Más allá de apelar a la honradez intelectual, siempre que la investigación lo permita, es recomendable utilizar diseños experimentales con grupos de control, estrategias de doble ciego, réplicas de dicha investigación por equipos de investigadores independientes y ajenos a la comunidad astrológica, u otros mecanismos metodológicos que aseguren la objetividad.

Otra sesgo de este tipo es que como los seres humanos tenemos la capacidad de ser creativos entonces tenemos la tendencia a ver patrones donde realmente no existen.

Esto debería preocuparnos a los astrólogos hasta el punto de buscar contramedidas que evitasen esta ilusión llamada de serie o apofenia.

Y es que este fenómeno se hace increíblemente probable en la astrología pues cuanto más amplia, abstracta y abierta es la observación más fácil es encontrar conexiones y patrones en sucesos aleatorios. Recordemos que existe el efecto Forer y que refleja un hecho que ya analicé en el Congreso de Barcelona en Noviembre de 2012, donde desarrollé una ponencia sobre la naturaleza lingüística y epistemológica de los conceptos astrológicos. Intenté justificar que estos conceptos son superabstractos (por su multireferencialidad) y que ello implicaba algunos problemas como la ambigüedad. Para combatir este punto propuse la necesidad de establecer lo que yo llamé “el puente”.

Tercero, existe una gran cantidad de variables no astrológicas que están en juego en muchos de los fenómenos estudiados.

Una relación de pareja no depende sólo de las cartas astrales de los dos individuos que conforman la pareja. No debería hacer falta decirlo pero: una carta astral, así como todo el abanico de técnicas auxiliares y predictivas, no pueden explicarlo todo. El código genético, la familia, la cultura, la educación, el clima, el contexto socio-político, las personas que nos vamos cruzando en nuestra vida, etc., también son variables a ser consideradas en cualquier investigación.

Una investigación sobre relaciones de pareja como la que hoy nos ocupa debe tener en cuenta que el matrimonio y las relaciones no nacen sólo del amor por lo que sería incorrecto interpretar que los resultados presentados reflejan factores astrológicos íntimamente correlacionados con el éxito o fracaso del amor. Casarse o emparejarse es una decisión compleja que fácilmente involucra factores culturales, psicológicos o socio-económicos. Así pues, el estudio sociológico de las relaciones de pareja podría ayudarnos a detectar comportamientos a tener en cuenta a la hora de ajustar la frecuencia esperada. Por ejemplo, deberíamos calcular la diferencia de edad media entre los miembros de una pareja según en la cultura que nos encontremos.

Otro control que no se nos puede pasar por alto es hacer las pertinentes correcciones demográficas, puesto que dependiendo del año y lugar del mundo algunos meses tienen más nacimientos que otros.

Uno de los mayores enemigos de la investigación en astrología son los errores de registro. Estoy hablando de erratas (30 de Febrero) y de registros de fechas por desconocimiento o deliberada invención. Además, en algunos países los funcionaros asignan por sistema algunas fechas en concreto (1 de Enero) cuando se dan casos de personas extranjeras que desconocen su fecha de nacimiento (p.e. por utilizar otro tipo de calendario). Igual que el investigador debía hacer algunas correcciones demográficas, también deberá tener conocimiento de este tipo de sucesos burocráticos y buscar cómo corregirlo. Otro asunto parecido, son los redondeos –y errores- que se encuentran en las horas de nacimiento en muchas partidas de nacimiento, fenómeno que es fruto de la falta de consideración que padece la astrología.

Cuando observamos las frecuencias encontradas después de haber procesado una gran cantidad de casos de matrimonios, podemos encontrar sorprendente algunos resultados. No obstante, antes de gritar victoria, también deberíamos atender a algunos controles astronómicos pertinentes a la hora de calcular el valor esperado. Pondré un ejemplo muy obvio: encontraremos que los planetas más lentos están muy frecuentemente en conjunción (p.e. Neptuno-Neptuno). Otro ejemplo igual de obvio es que Mercurio y Venus no se alejan del Sol, visto desde la Tierra, más de 27 y 47 grados, respectivamente. Esto supondrá encontrar entre ellos una gran cantidad de conjunciones (0º) y semisextiles (30º), igual que debido al efecto de las retrogradaciones, encontraremos también que para algunas edades determinadas algunas áreas del zodíaco son especialmente frecuentes.

El último de los factores no astrológicos que quería mencionar son los relacionados a la biología y al clima. Actualmente encontramos muchas investigaciones donde se correlacionan, por ejemplo, desórdenes mentales con épocas del año. La temperatura, la luz solar, la estabilidad de las condiciones meteorológicas, el efecto de estos factores en la gestación del feto, etc. parecen tener una incidencia significativa en la vida humana.

Cuarto, la aplicación del método estadístico debe hacerse con sumo cuidado.

Para empezar, es necesario evitar errores de muestreo. Es fundamental buscar la manera de obtener una muestra que sea representativa de la población que estamos estudiando.

El teorema de Thomas dice lo siguiente: “si las personas definen las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias». Si estamos investigando si la astrología se refleja en la personalidad de una persona, y esta persona conoce y se cree su carta astral, entonces actuará en consecuencia, lo cual sesgará completamente lo que se pudiera medir sobre la correlación entre su carta astral y su personalidad. La solución a este problema es evidente: testeando sólo las personas sin conocimiento de las propiedades astrológicas que están siendo contrastadas.

Existen gran cantidad de pruebas estadísticas y es importante saber cuándo utilizar una prueba u otra. Antes de aplicar sin pensar la prueba de Chi-cuadrado, observemos qué tipo de variables tenemos entre las manos.

Uno de los retos del astrólogo investigador es controlar todas las variables extrañas que pudieran causar el llamado sesgo de confusión. Nos interesa poder demostrar que los resultados obtenidos reflejen la existencia de un hecho astrológico en concreto.

Cuando se observa la desviación entre el valor observado y el valor esperado, debemos medir la importancia de su magnitud, sea positiva o negativa. Es decir, debemos medir si la correlación es o no significativa en un intervalo de confianza que no suele ser mayor que 0,05 (lo que llamamos alpha). Para ello se formulan la hipótesis nula (como hipótesis inicial puesto que se parte de que no hay correlación) y, la que nos interesa, la hipótesis alternativa, la que supondría que las variables están correlacionadas, y a la que derivaríamos cuando consiguiéramos rechazar la hipótesis nula.

No obstante, el uso de la estadística debe acompañarse de un buen razonamiento. Al trabajar con grandes muestras, encontrar frecuencias positivas y estadísticamente significativas no significa que esto se deba a razones astrológicas. Además, debemos saber que cuando utilizamos grandes cantidades de datos encontraremos siempre variaciones, no importancia si agrupamos los datos según signos del zodiaco, días de la semana o días pares. Para muestras muy grandes, incluso el efecto más pequeño será estadísticamente significativo. Y es que pruebas no paramétricas como chi-cuadrado miden la importancia del efecto pero no su tamaño. Una solución sería demostrar que los resultados que defendemos son los que producen los resultados más significativos al compararlos con otras agrupaciones.

Últimas reflexiones

Para acabar, querría hacer algunas reflexiones para cerrar esta ponencia.

A raíz de investigaciones como las de Gauquelin, una de las conclusiones que pude sacar es que la astrología se contrasta mejor cuando utiliza muestras cuyos individuos son excelentes en lo que se está midiendo. Esto, por ejemplo en el deporte, es fácil de definir pues tan sólo deberíamos ir a los deportistas de élite. Ahora bien, ¿Cómo aplicar esta idea a la pareja? ¿Eligiendo sólo las parejas más satisfechas con su relación? ¿Eligiendo las parejas más duraderas?

Quiero resaltar aquí el carácter sistémico de la astrología, por lo que quiero dejar constancia de que investigar los aspectos entre planetas puede ser muy pobre. Intuyo que análisis multifactoriales que involucren gran cantidad de variables podrán aportar resultados mucho más interesantes, pues reproduciría los razonamientos inductivos y deductivos que hacemos inconscientemente. Y ello sin olvidar que siempre deberemos tener presente los factores no astrológicos, razón por la que confío en una futura astrología profundamente interdisciplinar y, sobretodo, crítica consigo misma.

También querría mencionar que, más allá de que nuestra disciplina esté falta de investigaciones rigurosas, también está falta de trabajos estadísticos que se limiten a constatar sin pretensiones de contrastar ninguna hipótesis, sólo explorando lo que hay, haciéndolo desde diferentes prismas, aplicando diferentes sistemas como el heliocéntrico, abriéndonos a más variables como asteroides y otros planetas enanos. Todo ello para ver lo que hay, sin prejuicios, para ver sin necesidad de teorizar nada, por el gusto del observar. Además, este tipo de trabajos serían útiles para descontaminarnos de la influencia de la tradición, puesto que en una incipiente astrología experimental sería necesario saber poner entre paréntesis toda aquella información que no garantice suministrar información correcta.

Por último, y para cerrar toda mi exposición, para que la investigación con métodos cuantitativos dé un «salto cualitativo» es necesario que aprendamos a trabajar en equipo. Las grandes masas de datos que hay que reunir, el trabajo de darles un formato que pueda ser leído por un programa, la elaboración de un software específico que pueda procesar la información de manera adecuada y flexible, la aplicación de pruebas de significación estadística, etc., requiere una cantidad de horas, formación, sacrificio y esfuerzo que muy pocas personas se pueden permitir. Además, sin ningún tipo de financiación ni apoyo moral, llevar adelante una investigación de esta clase es poco menos que un milagro. Pero si el trabajo se reparte —algo muy común en el mundo anglosajón pero muy raro entre los hispanos— se puede lograr mucho más en mucho menos tiempo y el desánimo al que puede sucumbir el investigador aislado por la falta de apoyo, la incomprensión y el rechazo activo con el que va a encontrarse fuera y dentro de la misma comunidad de astrólogos puede ser superado por la fuerza del grupo. En esta dirección, Astrología Experimental está trabajando y está abierta a nuevos colaboradores.

Bibliografía y webgrafía

  • Astro Investigators, The Astro Investigators’ Marriage Synastry Research Project.  http://astroinvestigators.com/
  • Castille, Didier, “Mariages aux soleils”, http://www.astrologiaexperimental.com
  • Dean, Geoffrey Dean, “Love signs. Fail world’s largest tests”, www.astrology-and-science.com.
  • Furler, K., Gomez, V., & Grob, A. (2013). “Personality similarity and life satisfaction in couples”, Journal of Research in Personality, 47 (4), 369-375
  • García Vara, Julián, Cadencias microcósmicas: http://astrologia-viva.blogspot.com.es/
  • Guttman, Gail, Kosmos 1985, 14,2, 2-8.
  • H.Boning, W van Dam, R.M.M.Hepp, A.Kattenburg, C.Kuypers, and R.H.Smit Tijdschrift Astrologie 1978, 2.2, 2.
  • Huntington, Ellsworth, “Season of birth. It’s relation to human abilities”, John Wiley & Sons, Inc., 1938, New York.
  • Koen van Morteen, “Love at first sight”. http://www.astrovdm.com/
  • Kuypers,  Wetenschap & Astrologie 1983, 7.1&2, 16-17
  • McRitchie, Ken,  “The Good Science of Astrology: Separating Effects from Artifacts”, http://www.theoryofastrology.com/.
  • Mercadé, Aleix, “¿Por qué el lenguaje es un problema para los astrólogos y sus interlocutores?, http://www.astrologiaexperimental.com
  • Motluk, Alison, “Born under a bad sign”, New Scientist, 27 de enero de 2007.
  • Sachs, Gunter, “The astrology file: scientific proof of the link between star signs and human behaviour”, Rd. Orion, 1988, Londres.
  • Sternberg, Robert J. (1989). “El triángulo del amor: intimidad, pasión y compromiso”, Paidós, 1989. Barcelona.

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Ponencia completa escrita: https://wp.me/p2VPJv-3dk

El método científico en la Astrología por Aleix Mercadé en el XXXI Congreso Ibérico de Astrología que tuvo lugar en Palma de Mallorca, los días 6, 7 y 8 de junio de 2014.

 

6 Comentarios

  1. Hola.

    Se echa en falta un debate epistemológico de la astrología, que conduzca a una profunda revisión, no solo de ella misma, sino de nuestra propia constitución y naturaleza.

    Estamos en pleno boom frívolo-digital de la astrología, y aunque pueda parecer extraño, entrelazarla con la ciencia para darle mayor consistencia al unir fuerzas con el determinismo de esta última, conduce a la misma banalización. Esa dualidad astrología-ciencia, si la miramos atentamente, es un ejemplo más de la dualidad contradictoria que somos. No puede existir una sin la otra, pero se descalifican mutuamente desde su mismo origen común. Son caras de la misma moneda. Pero, ¿por qué fascinan más sus propuestas particulares, su relación de amor-odio, que la dualidad en sí misma? ¿Qué implicaciones tiene no prestarle atención a la dualidad subyacente, al lenguaje, al pensamiento, común a todo cuanto hemos construido?

    ¿Por qué la astrología se ciñe a una carta natal, como punto de partida de todo su despliegue? ¿Hay algo detrás de esa premisa aparentemente obvia (por cierto, también seductora, golosa)? ¿Qué es el individuo, la identidad por extensión? Si empezamos con una cazuela, todas las recetas que hagamos en ella estarán claramente enmarcadas en el sistema «cazuela». Pero si no se ve la cazuela, si no se comprende en profundidad o la inercia nos lleva a usarla de forma indiscriminada, los platos obtenidos nos estarán hablando de ella, subliminalmente, a la vez que mostrarán una máscara de características organolépticas confusas, contradictorias, incompletas, de alguna forma. En algunos lugares, a la paella hecha en la cazuela también le llaman «paella», pero ese arroz está hablando, ciertamente, de su origen, del recipiente de cocina empleado, aunque el cocinero lo catalogue como paella valenciana.

    ¿Es posible que lo que la astrología y la ciencia persiguen, desde hace milenios, sea su propia esencia, contemplar su propio crisol de origen?

  2. ¡Qué buenas reflexiones y preguntas, Jorge! Por regla general no suele haber demasiado interés en pensar filosófica y críticamente sobre todo ello y creo que hace mucha falta…

    Es como el eje Virgo-Piscis (ciencia-astrología): parecen contradictorias, hay tensiones pero pueden integrarse. Es una idea rara, supone una metafísica poco familiar…

    Yo soy partidario de analizar más allá de la carta natal pues tengo una mirada sistémica. No somos burbujas, hay otras personas, contextos… Esto lo puedes aplicar a otras cartas natales (de otras personas u otro tipo de cartas individuales) o a variables no astrológicas.

    Me ha encantado lo de la cazuela, cómo sugieres la necesidad de ir atrás y ver claramente de qué estamos hablando.

    ¡Gracias por tu comentario!

  3. Hola, Aleix. Gracias por tu respuesta.

    Sí, ver «lo que es», como decía el bueno de Krishnamurti, por ejemplo. No para juzgar intelectivamente que es mejor (o peor) una carta sin planetas, o una carta cuadrada, etc. (por poner ejemplos), sino por el mismo hecho de ver, sin ninguna pretensión.

    Últimamente me ronda esto: la astrología cuando más puede aportar es cuando deja de ser astrología, algo definido, hermético y diferenciado de otras facciones. La astrología siempre lucha por salir a la luz, para no estar a la sombra de la ciencia, quedándose atrapada, sin darse cuenta, en esa dualidad (la carta natal es dualidad, y su centro poca atención recibe…). Ahora, parece que ve su oportunidad de sacar la cabeza y, paradójicamente, en ello se trivializa. La gracia de la astrología es estar lejos del mundanal ruido, ofrecer una mirada desapegada de todo, pero justamente ahora está sumándose a la vorágine del mundo (pandemia, bitcoin, etc.), con un montón de soluciones rápidas y personalizadas (la cazuela está hablando a gritos en Youtube e Instagram…) y ahí pierde su esencia.

    Ser un conocimiento vivo, sin sedimentarse, génesis continua (dejar de lado la vieja justificación de los cinco milenios de antigüedad que la abalan). Vamos, ¿qué más acorde con la astrología que ese saber libre, acuariano? La era de Acuario debe englobar a la propia astrología, a todo, y en esa catarsis, unificar y revivificar todo, entrar en contacto con lo que es, con la verdad, que es lo que sucede ahora, sin dividir en absoluto, sin someterse al tiempo (la astrología es tiempo, porqué el Yo –la cazuela– mira y se separa espacio-temporalmente de lo que mira, y sabemos que eso siempre acaba limitando, «¿cuándo termina el tránsito? ¿qué pasará después? Espera, yo te lo cuento, cuando me pagues»…).

    Disculpa si me enrollo, es que hay mucho que contar y pocos espacios para compartir estas cosas, realmente.😊

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